Un reciente estudio medioambiental encargado por la Gobernación al Centro de Investigación Minero y Ambiental (CIMA) encontró niveles de contaminación superiores a los permisibles en un par de hortalizas analizadas en cuatro comunidades pertenecientes a las riberas del río Pilcomayo.
Las hortalizas escogidas para el estudio, zanahoria y remolacha, cuya materia, según los cuadros proporcionados ayer por la Secretaría de Medio Ambiente de la Gobernación, contienen altos niveles de contaminación de metales pesados.
Las zanahorias: 5.32 de plomo. Lo permisible, según la Comisión Europea, es de apenas 0.3 30.31 de zinc. Lo permisible, según la FAO, es apenas de 5. Arsénico: 0.30. Lo permisible, según la Comisión Europea, es de 0.02.
Las remolachas también contienen algo de plomo (0.0005), pero lo que más resalta en ellas es el zinc, con 50.31, cuando lo permisible, una vez más, es apenas 5.
Se trata de dos productos analizados, pero que bien podrían servir para tener una idea de lo que está pasando con el resto de las hortalizas que se producen en las riberas del río Pilcomayo, según concluyó el jefe de Medioambiente de la Gobernación, Armando Orgaz.
El estudio data de septiembre de este año, y fue ejecutado en las comunidades de Tasapampa, Sotomayor, Taygata y Puente Arumá.
No todas son malas noticias, sin embargo. El mismo estudio reveló también que los niveles de contaminación en época seca en el río Pilcomayo registraron índices por debajo de los límites permisibles. La descarga de plomo, por ejemplo, alcanzó sólo a 0.0007. El límite permisible es de 0.05, según los datos de la Gobernación.
Zinc, cadmio, arsénico, antimonio, mercurio, fueron los otros metales tomados en cuenta para el análisis.
“El laboratorio que se ha utilizado es el mismo que se ha ido utilizando en estos últimos años para hacer un análisis comparativo. Los resultados indican que estos elementos contaminantes, metales pesados, están debajo de los límites permisibles”, dijo ayer Orgaz, para resaltar esos resultados.
El siguiente paso, sin embargo, es saber si el comportamiento de la contaminación es la misma en época de lluvias. Para saber eso, la próxima semana, el mismo equipo de investigadores viajará hasta los mismos lugares del estudio anterior para analizar ese comportamiento.
“Dicen que los ingenios, cuando hay lluvias, abren sus compuertas. Queremos comprobar eso. La siguiente semana está saliendo el grupo de análisis”, anticipó ayer Orgaz.
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