La agricultura familiar enfrenta una serie de limitaciones clave para poder participar de los mercados en América Latina y el Caribe, señaló la Oficina Regional de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
En el estudio, presentado en Santiago de Chile y difundido a través de su sitio web, se señala que las políticas públicas inadecuadas, sus bajos volúmenes de producción y competitividad, su falta de información y su débil infraestructura son algunas de las limitaciones que impiden que los pequeños productores participen adecuadamente en las cadenas productivas de la agricultura.
El Oficial de Políticas de la FAO, Fernando Soto Baquero, señaló que “las cadenas agroindustriales en América Latina y el Caribe están cada vez más globalizadas y concentradas, lo que impone barreras mayores para la inserción de la agricultura familiar,” señaló.
Según la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, los gobiernos de esta región deben jugar un rol más activo para reducir las asimetrías de poder entre los diversos actores y garantizar un mejor acceso a los mercados por parte de los pequeños productores.
La Oficial de Comercio y Mercados de la FAO, Ekaterina Krivonos, enfatizó que “con una participación activa en los procesos de comercialización en una manera asociativa y con visión del mercado, la agricultura familiar podría catalizar un desarrollo territorial rural sostenible y participativo”.
El tema del acceso a los mercados fue debatido en el seminario de expertos “Agricultura familiar y acceso a los mercados: Nueva evidencia”. De manera general, la inserción de agricultura familiar requiere un sistema agroindustrial más coordinado.
Entre los desafíos planteados por los participantes se mencionó que el apoyo público debiera enfocarse en áreas donde la agricultura familiar tiene ventajas comparativas y mayores oportunidades para competir.
Además, las normas (por ejemplo de inocuidad) no deben convertirse en barreras para su inserción en los mercados, deben ir acompañados por asistencia técnica y otros apoyos para asegurar que los productores puedan cumplir con ellas y competir.
Estudio. Al respecto, un estudio del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) concluyó que para apoyar la inserción de la agricultura familiar en los mercados se requiere un sistema agroindustrial más coordinado, “capaz de transmitir informaciones desde el consumidor al productor y viceversa, y capaz de responder de forma rápida frente a problemas sanitarios u otros cambios en las demandas de los consumidores”.
Pero estos cambios planteados requieren esfuerzos conjuntos y coordinados por parte de los agentes de la cadena productiva. Las organizaciones privadas, público-privadas, estatales y de ciencia y tecnología, entre otras, deben ser involucradas.
“Paraguay es el país más rural de Sudamérica, según el último censo de 2003, el 43% de la población es rural”, precisó Carlos Peixoto, investigador del Cinve, que presentó los casos de las cadenas agroindustriales de la mandioca y el azúcar en este país latinoamericano.
En Paraguay existen 280 mil fincas de la agricultura familiar, que representan el 83% de los establecimientos agropecuarios.
En el caso de Uruguay, según el censo de 2000, alrededor de 80% de los productores de frutos de hoja caduca podían considerarse de tipo familiar, y se considera que alrededor del 40% del valor de producción de la fruticultura está generado en explotaciones de tipo familiar.
Los factores culturales influyen
Entre las conclusiones del seminario “Agricultura familiar y acceso a los mercados: Nueva evidencia”, se advierte que dentro de los hogares que dependen de la agricultura familiar, el proceso de la toma de decisiones es distinto al de las empresas formales. Esto debido a que los factores culturales y sociales juegan un papel importante. Además, esta agricultura es afectada por otras tendencias fuera del ámbito comercial, como el envejecimiento de la población y la degradación de los recursos naturales.
También hay que tomar en cuenta que las relaciones de agricultores familiares con los proveedores y compradores se rigen por contratos sociales. El análisis de mercado tiene que considerar los aspectos humanos y el contexto cultural, por la complejidad de las relaciones y los arreglos entre los productores y los compradores.
Es importante tener acceso a la información de mercados y generar know-how (conocimiento) sobre el sector y el negocio que permitan a los agricultores mejorar su poder de negociación frente a otros actores en el mercado e impulsar integración vertical (cooperativas).
Los incentivos para participar en compras estatales y vinculación con la agroindustria deben profundizar en los beneficiarios.
Mercados internos más atendidos
Las conclusiones del seminario citado enfatizan en que los programas de los gobiernos deberían prestar particular atención al de- sarrollo de mercados internos y especialmente locales, priorizando la comercialización dentro de los territorios, por ejemplo a través de circuitos cortos.
Además, se debería hacer un acompañamiento a las empresas rurales con herramientas apropiadas para asesoría y seguimiento
Destacan que el principal apoyo del Estado “es generar un entorno propicio para la colaboración, creación de alianzas y negociaciones”.
En ese rumbo, el Estado tiene un rol importante en asegurar competencia justa en los mercados y disminuir las asimetrías de poder de negociación.La mejora de los servicios públicos rurales y las inversiones públicas en caminos, agua y electricidad son esenciales para disminuir los costos de transacción y comercialización.
Asimismo, es relevante un mayor acceso a las herramientas de TICs para acceder a la información de mercados y clima, mayor uso de telecomunicaciones, software para gestión de negocios, herramientas para trazabilidad, entre otros.
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