El cambio climático obliga a los científicos y las naciones a buscar nuevas alternativas para que la producción agrícola pueda abastecer de alimentos a la población, para ello se buscan métodos donde la utilización del agua sea moderada, aprovechar mejor el terreno que se tiene, entre otros aspectos. Ante esta situación que vive el planeta, se plantean algunos procesos novedosos como los cultivos hidropónicos y aeropónicos.
Algunos dirían que Bolivia estaría a años de esas innovaciones tecnológicas y que se tardarían algunos otros para implementarlos, pero la realidad es que algunos jóvenes emprendedores, con el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) u otro tipo de instituciones, ya van implementando algunas de estas técnicas de producción.
Reynaldo García, de profesión ingeniero agrónomo, tuvo la suerte de ser patrocinado por la fundación "Bray Job" y fue hasta Estados Unidos para capacitarse en el método de cultivos aeropónicos e hidropónicos, para luego implementar dicha tecnología en la ciudad de Oruro.
Desde hace algunos años la fundación y la iglesia Hosana, que forman parte de esta institución, tenían dos carpas solares donde se realizaban algunas prácticas de siembra y cosecha de algunos alimentos, pero con la llegada de Reynaldo García, se decidió implementar estos nuevos métodos, y uno de los viveros sirvió para implementar el cultivo de lechugas aeropónicas, donde las mismas crecen prácticamente en el aire y con muy poca cantidad de agua.
Cuando visitamos a la iglesia Hosana, y Reynaldo que mostró esta nueva alternativa, nos parecía poco creíble que algunas plantas realicen su desarrollo fuera de la tierra y que la misma fuese totalmente orgánica.
El ingeniero explicó que para producir este tipo de cultivos, en principio se necesita una inversión fuerte que sobrepasa los 15 mil dólares, esto sirve para instalar un tanque en el subsuelo, una motobomba para la irrigación, algunos equipos electrónicos para que el proceso de riego sea automatizado, además de algunos insumos orgánicos que sirven para rebajar el pH del agua y para alimentar a las plantas con los nutrientes necesarios.
En la parte de la carpa solar, se necesitan tubos PVC para que las plantas puedan desarrollarse, un toldo negro que protege a las lechugas del excesivo calor y regula la sombra al interior del vivero, esponjas que hacen de sustituto de la tierra y algunos otros insumos como semillas, mangueras donde se conduce el agua, entre otros.
Reynaldo García explica que todo el proceso del cultivo de lechugas aeropónicas, se cumple fuera de la tierra, es decir desde su germinación hasta la cosecha, el tiempo del proceso de crecimiento de las plantas se reduce prácticamente a la mitad, pues la producción tradicional sobre la tierra tarda alrededor de dos meses y medio, pero que con los cultivos aeropónicos esto se reduce a cuatro o cinco semanas.
Otra de las ventajas es el consumo reducido del líquido elemento, pues una producción de mil plantines de lechuga que crecen en la tierra, necesitan en todo su proceso de maduración alrededor de 7 mil a 8 mil litros de agua, pero que dentro de la carpa solar con los cultivos aeropónicos sólo usa 800 litros.
Explicó que el proceso comienza con la germinación de la semilla, que se realiza en pequeñas esponjas que están sumergidas sobre agua que tiene algunos nutrientes y elementos químicos, que reducen la cantidad del PH a 6.5, luego de dos semanas los brotes son trasplantados a través de pequeños canastillos individuales a cajas de plastoformo, que están en medio del líquido que contiene los elementos antes señalados.
En la tercera semana, ya los plantines están sobre los tubos de PVC, por donde diariamente se les dota de agua mezclada con algunos nutrientes y la reducción de PH, el horario en que reciben el recurso hídrico es a las seis de la mañana y a las seis de la tarde. El agua recorre todo un circuito donde no se desgasta y lo sobrante vuelve al tanque, cada semana se hace una limpieza del mismo y el líquido sobrante es utilizado para la irrigación de los jardines de la iglesia y el otro vivero, por lo que el líquido elemento no se gasta.
Luego de cuatro a cinco semanas, las lechugas ya están listas para ser comercializadas en distintos micromarkets que aprecian este producto, porque no tienen ni un solo gramo de tierra y no se necesita mucho lavado para su consumo, próximamente se ampliará el mercado con una empresa de comida rápida que esté deseosa de contar con este producto.
García afirmó que por cada temporada se sacan alrededor de mil ejemplares de lechuga, se tienen siete variedades de este alimento y los recursos obtenidos de su comercialización sirven para el mantenimiento del vivero y también para la labor social de la iglesia que ayuda a los niños de escasos recursos económicos, dotándoles de algunos insumos, material escolar y otros artículos que necesitan.
Expresó que existe mucho interés de algunas organizaciones para que este tipo de cultivos sean replicados, además ya se realizaron algunas exposiciones sobre este método en la Universidad Técnica de Oruro (UTO).
Mencionó que las autoridades deberían poner mayor interés en este tipo de procesos modernos, porque actualmente en el campo la producción se va reduciendo por diferentes factores como las lluvias atrasadas e intensas, la sequía, desertización de los terrenos, entre otras dificultades.
Los cultivos aeropónicos son propicios para las hortalizas de hoja, en tanto que para los cultivos de fruto, lo más recomendable es el método hidropónico, para ello la fundación tiene un proyecto de implementar esta técnica en el segundo vivero con el que cuentan, por lo que muy pronto se tendrán novedades sobre este sistema agregó.
El sistema aeropónico fue creado por las investigaciones de la NASA (Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio) de Estados Unidos, en el mundo son contados los países que utilizan este proceso, a nivel de Bolivia se tiene estas iniciativas en La Paz y ahora en Oruro, constituyéndose en una alternativa real para hacerle frente a los cambios climáticos.
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