Por las condiciones favorables de altura y su adecuado piso ecológico, Bolivia posee un café de alta calidad, pese a contar con un precario sistema de producción que le reporta apenas 200 kilos, cuando en condiciones óptimas debería superar los 1.200 kilogramos por hectárea. En el plano global no figuramos ni el uno por ciento de la producción mundial. Los países que lideran son Brasil y Vietnam. Ambos superan el 50% de todo el mundo.
Esta paradójica realidad fue motivo de reflexión, debate y conclusión en el seminario sobre "Café Express", organizado por la Universidad para el Desarrollo y la Innovación (UDI) y Cormaq, importadora de maquinarias para el proceso de molido y preparado de dicho producto.
"Este seminario del café express ha reunido a todas las fuerzas de toda la cadena del valor del café desde los productores, pasando por los tostadores y los actores del café express. Hemos venido para hablar de café y de nuestro país", señaló, Sergio Mengual, gerente de Área de Cormaq.
Una materia prima. Según el experto Mauricio Díez de Medina, el hecho de que Bolivia tenga uno de los mejores cafés del mundo se traduce por las bondades de su naturaleza.
"Hay muy pocos lugares del mundo donde se puede producir café. Los mejores cafés se producen a una altura superior a 2.400 metros, cuyas condiciones las poseemos. Pero no somos sostenibles. Nos falta poner énfasis en tecnología y más apoyo gubernamental", argumentó.
Según el experto, el ciclo de producción del café es de tres años a partir de la plantación de la primera semilla. Y ese trabajo reditúa durante por lo menos 20 años óptimas cosechas y con grandes rendimientos.
Baja calidad en consumo. En la misma dimensión, la cultura de consumo de café en Bolivia es de baja calidad, dice Johnny Tapia, experto "varista"(catador) de café que actualmente atiende un centro de expendio de este producto en la ciudad de Cochabamba.
Dice que hay una cultura de consumo, pero no de la calidad de café. "Normalmente nos venden un producto de cafés torrados, escondiendo la mala calidad con azúcar. No sabemos preparar bien el café. A nivel mundial hay millones de calidad. Es como el vino, ninguno es igual que otro. Se trata de que a uno le guste más", argumenta Díez de Medina.
Por su parte, Tapia cita al café express como una metodología más de preparar el café, siendo la base de todo el "varismo" clásico en la preparación del café para el consumo. "De a poco está creciendo la cultura del consumo. Aún estamos lejos de otros países, donde el café no solo es de consumo social, sino una cultura de élite", precisó.
Tecnología y producción. Mengual, de Cormaq, señala que en nuestro país en los últimos años se ha diversificado el gusto por el consumo de café. "Del café express salen otras bebidas como el cortado, machatto, capuccino, en fin", señaló. Además, destacó que invertir en tecnología de café express implica una inversión 8 mil bolivianos, incluido el molinillo. "Es un negocio que genera muchas ganancias", enfatizó.
Entrevista
Mauricio Díez de Medina
'La cultura del café es artesanal'
Díez de Medina es un experto en toda la cadena productiva del café y campéon del mundo 2009 con café Takesi, que después de competir entre 200 muestras logró dicho sitial con un puntaje de 93,36 clasificado como “café presidencial”. El café boliviano cotizó en 35,05 la libra de un lote de 1.300.
P. ¿Cómo está Bolivia?
M.D.: La caficultura en Bolivia es muy artesanal. Tenemos buenas condiciones naturales, tenemos en calidad uno de los mejores cafés del mundo. Pero en cantidad fallamos, ya que no tenemos producción tecnificada.
P. ¿Cuántos producen café?
M.D.: No hay una cifra exacta. En el país existen más o menos 20 mil productores. La mayoría posee cultivos viejos y casi abandonados. Y la cosecha es de forma recolectiva y sin metodología tecnificada.
P. ¿Qué hace falta?
M.D.: Lamentablemente no hay apoyo del Gobierno. El productor necesita tecnología y mayor incentivo.
P. ¿Dónde se produce más?
M.D.: En Caranavi, tiene el 90% de la producción de café. El resto se reparte en San Cruz, en la provincia Ichilo. Hay mucho por hacer todavía.
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