La Cámara Nacional de Industrias (CNI) considera irracional la determinación del Gobierno de prohibir la importación temporal de papa y todos sus derivados, inclusive en conserva, y espera que la determinación esté respaldada en un estudio técnico.
La papa es un producto genérico y en Bolivia hay más de 500 variedades, muchas de ellas con usos específicos y, por lo tanto, la prohibición no debería ser general, asegura la CNI.
“Las variedades de papa que hay en el país no son todas las existentes en el mundo y, por lo tanto, muchas de ellas no se producen” en territorio nacional, por lo cual sería irracional vetar esas importaciones, sostienen los industriales.
El miércoles 9, la ministra de Desarrollo Productivo, Teresa Morales, anunció que el gabinete ministerial aprobó un decreto para “aplicar salvaguardia excepcional y temporal para la importación de partidas arancelarias de papas frescas y refrigeradas, y papas preparadas o conservadas”.
La medida establece que hasta agosto no se autorizarán las importaciones del tubérculo procedentes de cualquier país, puesto que “la papa boliviana podrá abastecer el mercado interno”. La ministra Morales estima que hay un excedente en la producción.
Además, remarcó que la norma protegerá e incentivará a los productores agrícolas, pues son ellos quienes solicitaron que se aplicara la suspensión.
Según Morales, en 2011 la producción nacional fue “excelente”, porque llegó a 943.179 toneladas, aunque se importaron otras 48.000 toneladas.
Los industriales recomiendan que en el país se incentive la producción de variedades de papa para uso industrial. En vez de prohibir, “se debería importar semillas de papa de esas variedades específicas (que no existen en Bolivia) para atraer la inversión al país y generar fuentes de trabajo”, afirma la CNI.
El gremio señala que algunos procesos industriales, como la producción de papas fritas o congeladas, no usan variedades locales del tubérculo.
CIPCA pide apoyo a la producción
El director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), Lorenzo Soliz, califica como una medida acertada la prohibición de las importaciones de papa, pero considera que la suspensión debe estar acompañada con un aumento en la producción del tubérculo.
Sostiene que el agricultor subvenciona el costo del producto al consumidor final, lo cual hace que la economía del campesino que cultiva y cosecha el tubérculo no sea sostenible.
“Se deben mantener sus sistemas productivos (de los productores de papa), porque no se trata de sembrar ahora y mañana no, sin tener una certeza”, afirma.
Recomendó incentivar al campesino para que pueda producir más y colaborarlo para reducir sus costos.
Planteó un censo agrícola que establezca el volumen exacto de producción de papa, por regiones, porque, en su opinión, este subsector productivo está postergado desde hace seis años.
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