En los próximos cuatro a cinco años, el Gobierno prevé incrementar la cantidad de hectáreas de cultivo de tres millones a cuatro millones y aumentar la producción de 14 millones a 20 millones de toneladas, lo que le permitirá consolidar la soberanía alimentaria.
El viceministro de Desarrollo Rural, Víctor Hugo Vásquez, explicó que para lograr ese objetivo se deben encarar una serie de tareas, entre ellas mejorar la calidad de la semilla, incrementar la inversión en el sector, tanto de actores públicos como privados, aumentar la cantidad de centros de acopio y otorgar más incentivos a los pequeños y medianos productores, entre otros.
Actualmente, según datos de la autoridad, los gobiernos municipales destinan 5% de todo su presupuesto a la producción agropecuaria, lo que considera insuficiente.
Lo mismo ocurre en el área financiera, porque el 4,5% del total de los créditos va a ese sector. Recientemente, el Gobierno flexibilizó algunas normas para que el agro acceda a préstamos sin garantía.
Con el objetivo de fomentar la producción, el Ejecutivo también inició un proyecto para dotar de agua y riego a las comunidades del área rural a través del programa Mi Agua.
Actualmente, la superficie habilitada para cultivos es de 5,5 millones de hectáreas en todo el país, pero no toda la tierra es aprovechada por productores.
Entre los factores identificados para que no se haya llegado a utilizar todos los predios, se encuentran: el clima, la falta de inversión y el bajo precio en el mercado, entre otros. “Hemos empezado a hablar sobre todo de precio justo para que se garantice utilidad al sector agropecuario, pero esas utilidades no pueden ser exageradas y afectar al consumidor, tiene que ser un precio equilibrado que beneficie a todos”, sostuvo.
En ese sentido, Vásquez cree que se debe generar una conciencia nacional para impulsar una producción de alimentos rentable. “Hace algunos años la gente prefería irse a la ciudad a trabajar de albañil porque ese trabajo les daba mejores ganancias que producir alimentos, pero eso está cambiando, ahora tenemos que garantizarle al productor una utilidad que le permita vivir bien”, precisó.
Vásquez aseguró que en la medida en que se garantice una utilidad para el campesino o pequeño productor, éste seguirá sembrando y cosechando.
De superarse los obstáculos, en cuatro o cinco años se piensa aumentar la producción, un tiempo que el viceministro considera “prudente”.
El Gobierno impulsa la política de soberanía alimentaria porque con ella el país es el que decide qué, cómo, cuánto, cuándo y dónde producir. “A la seguridad alimentaria no le interesa la procedencia de los alimentos, el origen de los alimentos, la calidad de los alimentos, lo único que le interesa es llenar los estómagos aunque éstos sean dañinos para la salud humana. En ese marco, la soberanía alimentaria nos garantiza la vida, no sólo de nosotros sino de las futuras generaciones”, manifestó.
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