De acuerdo con los datos proporcionados por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), más del 80 por ciento de la producción de soya que se concentra en el departamento de Santa Cruz es transgénica (modificada genéticamente).
El dato fue revelado en el Foro Seguridad Alimentaria y Biotecnología, que fue organizado en La Paz por el IBCE ayer con la participación de los expertos Carlos Buzio, del Uruguay, y Jorge Attie, de Brasil.
El gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, señaló que la experiencia de estos dos países en el uso de la biotecnología para mejorar el rendimiento de la soya es un ejemplo que ya aplicó Bolivia desde hace más de dos años y le ha permitido “ser un Estado totalmente autosuficiente en la producción de oleaginosas y no sólo eso, sino que también exportar su producción”.
Citó que en 2009 se exportaron 700 millones de dólares en oleaginosas, principalmente a Venezuela.
En tanto que las ventas de oleaginosas y sus derivados, entre los meses de enero a agosto de este año, han significado ingresos por 383 millones de dólares.
CÓMO FUNCIONA
A la pregunta de ¿qué es la producción biotecnológica?, René Castedo, presidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA), explicó que mediante esta técnica se pone un gen de otra planta dentro de las variedades de soya para subir su productividad y hacerla más resistente contra los insectos.
Ya en 2003, la mayoría (73%) de cultivos de soya era modificada para la tolerancia a herbicidas, mientras que 18% para la resistencia a insectos y casi 8% para ambos rasgos.
“La biotecnología abre un mundo prácticamente infinito que puede servir al hombre para mejorar la vida, para proteger a la población y el medio ambiente”, afirmó Castedo, citando el último reporte de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que da cuenta de que hay más de 900 millones de personas que sufren de hambre a escala mundial y que la cifra tiende a incrementarse a futuro.
Por otra parte, Rodríguez desvirtuó que esta producción sea dañina, mientras que Castedo sugirió el diseño de una normativa que permita ampliar la producción de alimentos con la biotecnología.
LA EXPERIENCIA DE BRASIL
La producción biotecnológica en Brasil permitió mejorar la capacidad productiva de granos y los ingresos de las familias dedicadas a la producción de maíz, soya y algodón.
Desde 2003, el Gobierno brasileño autorizó la producción biotecnológica de 11 productos de maíz, seis de algodón y cuatro de soya, de acuerdo con Jorge Attie, de la firma de análisis Celeres.
Attie dijo que en la cosecha 2010-2011 cerca de 76% de los cultivos de soya, que abarcan 20 millones de hectáreas, será transgénica.
En el caso del algodón, de un millón de hectáreas, el 30% corresponderá a transgénicos y en el maíz el 56% de las 14 millones de hectáreas cultivadas.
Esta producción permitió a Brasil convertirse en uno de los más grandes exportadores de soya a escala mundial. Sus principales mercados son China y Japón. Mato Grosso es el mayor estado productor de soya.
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