Ganancias: En el país hay 90 especies de palmeras nativas, de éstas, cinco son endémicas y únicas en el mundo. 33 son productivas.
De las 90 especies de palmeras que tiene Bolivia, 33 son productivas y 57 tienen características ornamentales paisajísticas. Todas fueron documentadas en un estudio realizado este año por el Herbario Nacional de Bolivia.
La directora de esta institución, Mónica Moraes, explicó que cinco de estas 90 especies son endémicas, lo que significa que son únicas en el mundo y sólo se hallan en Bolivia.
Las 33 especies tienen una amplia gama de usos culturales por parte de grupos étnicos, campesinos y colonos.
“A través del uso en poblaciones y sus culturas, se ha documentado que estas especies pueden utilizarse para techar viviendas, en algunos casos con las hojas, en otros con los troncos; para hacer horcones o los mismos ejes de la casa”.
También es importante el aprovechamiento de los frutos para la alimentación. Por ejemplo, algunos son muy ricos en azúcar, aceites, vitamina A y antioxidantes. Por otra parte, la gente los usa para preparar refrescos, helados o chicha según la región.
Algunas palmeras y sus partes también han sido consideradas como medicinales. Algunas raíces se usan para controlar males de la garganta, contra el resfrío y la fiebre.
No faltan aquellas que sirven para la elaboración de utensilios domésticos, artesanías, abanicos, cestos y sombreros, entre muchos otros objetos.
Hay un importante interés comercial en las palmeras que contienen aceite. Por ejemplo, los frutos de algunas especies son ricos en aceite y triglicéridos o ácidos grasos, muy requeridos en el exterior. Las que existen en Bolivia son de tal calidad que pueden competir con la palmera africana, líder en el mercado mundial.
Una de estas especies es el motacú, una palmera que se reproduce abundantemente desde la amazonia hasta los Yungas de La Paz.
Una de sus ventajas, asegura Moraes, es que es capaz de crecer en poblaciones muy densas, donde la concentración del recurso hace que el esfuerzo humano para su cosecha sea menor, porque no es necesario buscarla en un bosque para aprovecharla.
Esta especie, además de producir el fruto del palmito, tiene hojas que sirven para el techado. Otra de sus aplicaciones son los cosméticos para el cabello, para reducir las canas y evitar su caída.
Sin embargo, una de las observaciones de Moraes reside en que la producción actual es muy artesanal, porque se muele la semilla y se la hierve hasta obtener el aceite, que es muy costoso.
Otra de las plameras importantes es el janchicoco, que crece en la provincia Zudáñez de Chuquisaca. Es una de las especies endémicas, únicas en el mundo.
El saó es otro tipo de palmera importante para la producción artesanal de las comunidades porque de ella se elaboran sombreros, carteras y accesorios.
Crece en el Chaco y es multicable, es decir que cada individuo tiene varios troncos desarrollados y también aprovechables, ya que de ellos se puede hacer estuches, cestos, canastos, entre otros objetos hechos a mano.
Otra especie es el marayaú, espinosa y cuyos frutos son negros y contienen un jugo ácido, perfecto para bebidas y helados porque los fermenta.
La chima o tendé es otra especie espinosa que crece en los Yungas y la amazonia. Sus frutos aceitosos, parecidos al zapallo, son vendidos en el Chapare. De ella también se extrae palmito.
Otra especie interesante para la producción artesanal es la palmera de ramos, que se la aprovecha para la fabricación de las palmas que se venden anualmente en la festividad católica del Domingo de Ramos. La región donde se desarrolla es los Yungas.
Palmera de ramos puede desaparecer
La existencia de palmera de ramos está en riesgo en Bolivia como consecuencia de la extracción y de que tarda mucho tiempo en crecer.
Las hojas más tiernas de esta palmera, que crece en la región paceña de Yungas, son arrancadas y tejidas para dar forma a cruces, anillos, palmas, canastas y otras figuras para el Domingo de Ramos. Esta explotación daña su punto principal de crecimiento, que son estas hojas jóvenes.
Sin embargo su explotación aún no es controlada y se vuelve masiva para esta festividad, lo que se suma a que tarda en crecer de 20 a 40 años.
Si bien estas palmeras pueden crecer en toda Bolivia, hay especies que están adaptadas a ciertas condiciones. Se ha comprobado que algunas pueden soportar el frío y la deficiencia de agua. Hay otras que incluso permanecen en ambientes totalmente inundados a lo largo del año. Se han hallado ejemplares que lograron alcanzar los 500 años de vida.
También se encontraron palmeras que han recibido la descarga de rayos, se han quemado y han rebrotado.
Para destacar
El janchicoco es una palmera que crece y alcanza su desarrollo pleno entre sus 20 y 40 años.
El motacú es depredado por algunos animales, como el chancho de monte, roedores e insectos.
Cuando el fruto cae y no se lo cosecha, germina una semilla y se reproduce un nuevo individuo.
Su tiempo de vida puede durar 500 años y se extiende naturalmente a través de semillas.
Las palmeras crecen principalmente en Beni, Santa Cruz, Cochabamba, los Yungas y en las sabanas del norte boliviano.
Cuando se arrancan las hojas tiernas de las palmeras, se afecta su principal punto de crecimiento y pueden morir.
El Herbario Nacional anunció el inicio de un censo de las palmera de ramos, que están en peligro de desaparecer.
Esta institución, dependiente de la Universidad Mayor de San Andrés, anunció el estudio para los meses próximos.
El Herbario posee en sus ambientes más de 500 especies de plantas catalogadas y estudiadas.
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