Las flores multicolores y los aromas que las envuelven son el producto final de una cadena de producción que incluye sacrificios y apuestas para continuar.
Los floricultores del Valle Bajo de Cochabamba batallan contra la falta de tecnificación y mecanización del riego, acceso a créditos, cambio climático, plagas y contaminación del agua.
La floricultura es la actividad dedicada al cultivo de flores. Los productores tienen plantaciones en invernaderos y también a campo abierto.
Los cinco factores son comunes en distintos municipios. Los principales productores de flores en el departamento, con alrededor de 500 asociados, son Sipe Sipe, Quillacollo, Tiquipaya y Vinto.
1. AGUA PARA RIEGO
Barriles y mangueras, entre las filas de plantas de rosas y liliums, se exponen en el invernadero. La mitad de los cultivos en esta empresa todavía se riega “por inundación”, es decir, el método tradicional que utiliza más agua.
Celso Carrillo es propietario del vivero Linda Flor, situado en Bella Vista, a siete kilómetros al norte del centro en Quillacollo.
Carrillo tiene 500 mil plantas, entre rosas, nardos, claveles, liliums, gladiolos, y más en dos hectáreas (20 mil metros cuadrados), además de media hectárea (5 mil metros) a campo abierto. Con inversión propia, solo pudo mecanizar el riego en la mitad, con un sistema por goteo que es “dirigido” y optimiza el uso de agua. El trabajo comienza, con estas tareas, a las cinco de la mañana.
Según Carrillo, es necesaria la participación de las instancias públicas en la cadena productiva, como en la preparación del suelo con apoyo técnico y mayor inversión, como en nuevos sistemas de riego.
“Hay menos agua y la mayoría tiene riego por inundación”.
El director de Desarrollo Productivo de la Alcaldía de Quillacollo, Milton Copa, recuerda que hace poco se presentó 12 proyectos para sistemas de riego tecnificado en el marco del programa nacional Mi Riego. Habrá una inversión de 42.6 millones de bolivianos e incluye como beneficiarios a los productores de flores.
En otros municipios, como Sipe Sipe, coinciden con estas demandas. El director de Desarrollo Productivo, Zelmar Flores, reconoció que éste es un tema “indispensable” y que, junto a otras demandas, están pendientes de una reunión para definir lineamientos y políticas municipales.
2. CRÉDITOS
Carrillo pide que se faciliten créditos blandos con ayuda del Gobierno, específicamente para este sector. Él acaba de invertir 20 mil dólares para el cambio de agrofil (el plástico que cubre los viveros).
Conforme al Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), las propiedades campesinas son “indivisibles, inembargables y no se pueden hipotecar”.
El propietario de Linda Flor describe que para cultivar en mil metros son necesarios alrededor de 15 mil dólares destinados al agrofil, infraestructura con madera y otros, pero acceder a créditos tiene sus dificultades.
“Las entidades financieras discriminan un poco al sector rural. Cada uno se busca modos y arriesga”.
Sostiene que hay “entidades amigas” que a veces confían en ellos, pero en otras ocasiones les condicionan con créditos de 20 a 25 por ciento de interés anual.
Sin embargo, la Alcaldía da algunas alternativas. Copa describe que existe un convenio con una institución que otorga créditos “sin intereses”.
En Sipe Sipe, plantean coordinar estos temas con los productores, para acceder a los préstamos y mejorar los sistemas de producción y obtener cosechas en menor tiempo.
3. CAMBIO CLIMÁTICO
Años atrás, los productores podían calcular la cosecha de flores para fechas pico como el Día del Amor, Día de la Madre y otras, porque la época de lluvia era tal, al igual que la época de vientos.
Hace pocos días, no fue posible cumplir a cabalidad con los cálculos para las flores del 27 de mayo, porque el cambio climático “desubica”.
El productor de Linda Flor dice que los vientos adelantaron el frío. Hace cuatro días recién se abrían las rosas rezagadas.
“El agricultor tiene que estar adivinando. A veces ya es la suerte”.
Advierte que este año será peor que otros. Nunca antes ocurrió que los caudales de agua reduzcan en junio y es lo que se ve esta gestión. Esto se daba en agosto y, junto a septiembre, era la época de estiaje hasta que en octubre llovía.
Con la modificación de los fenómenos naturales se prevé menos producción con más inversión.
4. PLAGAS
Al mover la hierba sale un polvillo, es la “mosca blanca”. Apareció recién hace un par de años y es una plaga que ataca a las plantas y no deja que desarrollen las flores.
Comprar insecticidas implica mayores costos y cuando no existe una orientación y manejo adecuados se puede dañar el medio ambiente. “A iniciativa propia algunos estamos utilizando agroquímicos moderados y esto debería ser tarea de los gobiernos municipales, centrales o departamentales”.
Copa recuerda que existe capacitación permanente con los floricultores en el riego, control de plagas y de malezas.
Flores agrega que los problemas de plagas son mayores en los cultivos a campo abierto.
5. CONTAMINACIÓN
En las faldas del Tunari, una de las ventajas es el agua de la cordillera que se utiliza para regar, como la cuenca del río Chocalla en Bella Vista. Sin embargo, a decir de Carrillo, las represas construidas en la zona se están contaminando.
“La gente viene a lavar ropa, vehículos y está utilizando lavandinas, detergentes (...). Con esa agua regamos y hay plantas que se están enfermando”.
Anuncia que como Asociación enviarán notas a la Alcaldía para que haga controles, sin necesidad de prohibir las visitas.
Desde la Alcaldía de Quillacollo se informa que la zona de Chocalla está bajo la administración de la comunidad del lugar. Pero la institución pública busca recuperar el manejo de la zona y tener control.
Copa compara la situación de contaminación con el río Rocha para reflejar que el caso no es grave.
Apuntes
Cadena Productiva
La cadena productiva en la floricultura tiene varios eslabones, desde la preparación del suelo hasta el cuidado de la planta, la cosecha, la postcosecha y la comercialización.
El potencial
El director del Servicio Departamental Agropecuario (SEDAG), Iván Camacho, explica que el potencial de la floricultura, con alrededor de 500 productores, está en los municipios de Quillacollo, Tiquipaya, Vinto y Sipe Sipe. Otras zonas en las que se desarrolla la actividad son Sacaba, Capinota, Tiraque y el trópico de Cochabamba. En estas zonas los mercados son locales.
Migración y empleo
La actividad de la floricultura mueve parte de la economía en el Valle Bajo, permite la generación de empleo para gente que, en buena parte, es migrante de la provincia Ayopaya, zona de las alturas.
En plantaciones de dos hectáreas trabajan hasta 15 personas que se dedican al riego, deshierbe y cosecha.
Las jornadas inician en la madrugada, a las cinco, y concluyen entre las cinco y seis de la tarde, dependiendo de la producción. Además, existe trabajo indirecto en áreas como el transporte.
El cierre de aerolíneas, burocracia y costos disminuyeron la exportación de las flores
Hasta hace 10 años había productores que exportaban flores a Estados Unidos y hasta hace cinco a Paraguay y Argentina, pero el cierre de aerolíneas, la burocracia y costos elevados disminuyeron la actividad.
La Cámara Departamental de Exportadores (Cadexco) informa que la exportación de flores cayó en los años recientes en un 80 por ciento . En 2014 el valor exportable era de 9.188 dólares y hasta 2016 bajó a 1.500.
El gerente de Cadexco, Víctor Hugo Villarroel, identifica que las principales causas son el incremento en los fletes de transporte, incapacidad del sector de cubrir la demanda internacional y la dificultad de contar con mano de obra calificada.
El productor Celso Carrillo recuerda que el cierre del Lloyd Aéreo Boliviano y luego AeroSur fueron afectando a sus colegas debido a la falta de transporte y los elevados costos de buscar otras alternativas.
Él enviaba sus cosechas a Paraguay y Argentina, pero expresa que los trámites con el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (Senasag) fueron mellando el emprendimiento.
“También, por ser Bolivia, piensan que el Gobierno no tiene políticas de exportación, de mercado, y nos cierran puertas”.
El director de Desarrollo Productivo de la Alcaldía de Quillacollo, Milton Copa, describe que trabajan en proyectos para darle sostenibilidad a los floricultores y a futuro retomar las exportaciones.
Explica que es necesario contar con infraestructura para instalar, por ejemplo, cámaras frías.
Los productores del Valle Bajo envían las flores a todo Bolivia, siendo Pando donde menos encargos tienen, por la lejanía.
Desde hace 15 años, Carrillo tiene como principal mercado a La Paz. La venta se realiza por paquetes. En el caso de las rosas, cada paquete tiene 25 unidades, “dos docenas y su yapa” que en esas fechas cuesta alrededor de 50 bolivianos, el monto puede duplicarse o costar cuatro veces más si no hay buena producción.
El Tunari abriga a las tierras fértiles
El verdor en las faldas del Tunari, al norte de Quillacollo, es la muestra de un buen clima y fertilidad para la actividad agrícola.
A una altura de 2.700 metros sobre el nivel del mar, el valle es protegido y tiene “como un abrigo” al Tunari.
Los productores de la zona describen las bondades en torno al comportamiento de los fenómenos naturales como los vientos fríos del norte, que chocan con la cordillera, se elevan y pasan “por encima” de Bella Vista, Potrero, Marquina y otras comunidades. Luego bajan a Quillacollo, Colcapirhua y Cochabamba.
En las mañanas, el frío casi no se siente. Las temperaturas mínimas invernales nunca llegaron por debajo de los tres grados Celsius y las máximas no pasan de los 27. La temperatura promedio en esta época es de entre 15 y 16 grados.
En Quillacollo, la floricultura se desarrolla principalmente en los distritos 8, 7 y 4 y parte del 9. Existe producción en invernaderos y a campo abierto. Como parte de un programa de apoyo, la Alcaldía tiene previsto entregar fertilizantes, por un valor de 96 mil bolivianos, en próximos días.
En Tiquipaya, la producción se realiza solo a campo abierto.
El director de Desarrollo Productivo de la Alcaldía, Javier Bustamante, sostiene que implementarán invernaderos con carpas solares en Montecillo Bajo donde hay alrededor de 35 productores y con malla en Molinos donde tienen unos 50 floricultores. También hay gente que se dedica al cultivo de flores en Cruzani y Chilimarca.
Mientras en Sipe Sipe hay dos asociaciones con unas 60 familias, con las cuales coordina la Municipalidad para coadyuvar en la producción de flores.
El director de Desarrollo Productivo Zelmar Flores expresa que prevén incrementar los recursos en el Plan Operativo Anual (POA) 2017 en función a la demanda de este sector, ya sea para capacitación, compra de semilla, bulbas.
El principal mercado de Sipe Sipe es local y Quillacollo.
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