En un inusitado evento que llegó a Bolivia en los últimos días, una plaga de langostas todavía desconocida en nuestro medio arrasó con más de 1500 hectáreas de cultivos de maíz, sorgo, maní, pasturas y soya en diversas regiones en el este de Santa Cruz en los municipios de Cabezas, El Torno y Cuatro cañadas y en la región del Chaco Chuquisaqueño en medio de un panorama incierto en cuanto a medidas de alerta temprana existentes, por cuanto agricultores develaron que nuestro país no está preparado para enfrentar este tipo de eventos y por ello se tuvo que recurrir a expertos internacionales, aunque se cuenta con profesionales e instituciones que trabajan en la investigación de plagas que afectan a la agricultura.
Se conoce que la última gran plaga de langosta declarada en el mundo duró del 2003 a 2005 y se propagó a millones de hectáreas, infestando 20 países de África obligando a emplear 13 millones de litros de plaguicidas, para controlarla e hicieron falta más de 500 millones de USD, y las pérdidas de cosechas superaron los 2.500 millones de USD. La plaga acabó cediendo pero a su paso, millones de personas perdieron alimentos y medios de vida, a lo cual se sumó el impacto ambiental que tuvieron los plaguicidas.
Así gracias a la labor de la Comisión de la FAO de Lucha contra la Langosta del Desierto en la Región Occidental CLCPRO se creó una estrategia de lucha preventiva que resultó sostenible.
Al respecto en nuestro medio, esta situación hizo que agricultores y profesionales planteen la necesidad de que en Bolivia se cuente con planes contra plagas, por cuanto la llegada de langostas desde Argentina tomó de sorpresa a los agricultores y puso en duda su capacidad para enfrentar este tipo de problemas que representan una amenaza para la seguridad alimentaria y son cada vez más frecuentes a causa del cambio climático.
La llegada de langostas desde Argentina tomó de sorpresa a los agricultores y puso en duda su capacidad para enfrentar este tipo de problemas que representan una amenaza para la seguridad alimentaria y son cada vez más frecuentes a causa del cambio climático.
Al recorrer los cultivos afectados se pudo corroborar que la plaga es de la misma especie de langosta “Schistocerca cancellata” que hay en la Argentina, su estado es adulto y se están reproduciendo en las regiones afectadas de Santa Cruz, Chuquisaca y Tarija, por lo que ello amerita tareas conjuntas de monitoreo y control de que se propague la plaga, que lo vienen realizando técnicos de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo Anapo, el SENASAG de Bolivia y del Programa Nacional de Langostas de la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal de Argentina SENASA, contando para ello con Héctor Medina experto en esta emergencia fitosanitaria.
El daño que causó a los cultivos en suelo cruceño la tercera semana de enero fue de al menos 1.000 hectáreas de cultivos de maíz, sorgo y pasto en los municipios de Cabezas, Charagua, El Torno y La Guardia, posteriormente esa cifra se sumó a más de 1.500 has y en los últimas días llegó a afectar al departamento de Chuquisaca, en regiones próximas a las cruceñas.
No obstante, un informe del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Santa Cruz develo que en Bolivia no existe experiencia del uso de agroquímicos para el manejo de la langosta por cuanto los primeros días del problema se habrían utilizado dosis muy elevadas de Fipronil (un insecticida), lo que según organizaciones ecologistas podría traer consecuencias nocivas para el ecosistema de la región.
Por ello técnicos y agricultores recurrieron al Senasa de la Argentina por cuanto ellos ya conocen la plaga y actualmente tienen los planes de contingencia y saben qué medidas aplicar en varias de sus provincias donde llegó la plaga y es endémica como Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán y Catamarca.
Al respecto la agrobiotecnológa Cecilia Gonzales sostuvo que nosotros estamos atrasados en combatir la plaga de langostas y no podemos responder porque no tenemos medidas bien planteadas, que controlen la migración de estos insectos del vecino país.
Los expertos bolivianos coincidieron que este tipo de plagas vienen apareciendo por el cambio climático y que los insectos se establecieron en Santa Cruz, por las altas temperaturas y suelos arenosos que son óptimos para su reproducción. Aproximadamente en 10 a 15 días de la postura de huevos empiezan a eclosionar y se convierten en ninfas que son devoradoras por excelencia.
Para evitar que la plague se propague el Gobierno, instituciones y productores conformaron un equipo de emergencia para trabajar de manera conjunta con el objetivo de acabar con la amenaza y con este objetivo cercaron a los insectos en un área de 17.000 hectáreas para fumigar por las noches masivamente, porque las langostas pueden avanzar hasta 100 kilómetros por día. Así varios equipos de fumigación trabajan para enfrentar el enjambre de langostas que está destruyendo cultivos de maíz, sorgo y pasto en cuatro municipios de Santa Cruz.
Mientras más alto vuelen, las distancias que recorren son más largas, como en el municipio de Cabezas donde se identificó que las alturas de vuelo llegan hasta de 65 metros.
Reynaldo Díaz, presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo, dijo que los agricultores actuaron de manera rápida e interinstitucional, pese a que las langostas voladoras son una plaga con la cual no están acostumbrados a lidiar y controlar la expansión de la plaga de langostas en Santa Cruz.
Se estima que entre 15 o 20 días serán clave para el manejo de la langosta y por ello se pidió que la Cámara Agropecuaria del Oriente CAO, el Senasag, los gobiernos municipales afectados y el gobierno departamental, consoliden el liderazgo para afrontar de manera efectiva el control y manejo de la langosta.
Por la gravedad el Gobierno central aprobó un decreto para destinar Bs 5,3 millones a la lucha contra la plaga y la norma autoriza también a los gobiernos autónomos de las zonas afectadas reasignar recursos para ese fin. El decreto permite asimismo la contratación directa de servicios e insumos para el plan definido contra el enjambre de langostas.
Marín Condori, ingeniero agrónomo sostuvo que hay que efectuar un control permanente en todos los estadios de desarrollo del insecto, desde el huevo hasta las ninfas, porque no solamente tenemos una etapa adulta y se acabó; porque hay otras generaciones por atrás y por ello que hay que monitorear constantemente en los campos de producción. . Las plagas llegan por el cambio climático, por la mano del hombre y porque también hay agricultores irresponsables que están exagerando y utilizando irracionalmente productos o venenos; aunque hay empresas agrícolas grandes que ya tienen un manejo integrado de algunas plagas y eso es positivo, resaltó.
Susano terceros, Vicepresidente de Anapo sostuvo que la plaga no deja de ser una enorme preocupación y “no queremos que se expanda a toda el área de producción de Santa Cruz. Ahora está por el sur, pero tenemos mucho miedo que se dirija más hacia el norte y por ello se armó un cordón par que no se expanda.
Julio Roda, Presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente CAO sostuvo que es un hecho que la plaga sólo podrá controlarse y no exterminarse hasta que se sepa cómo combatirla, por cuanto el “uso de químicos en el suelo, donde las langostas depositan sus huevos, podría generar un efecto adverso” a otros insectos o animales que aportan al crecimiento de los cultivos.
Según la Sociedad Boliviana de Entomología se identificó 2 especies de Schistocerca; la Cancellata y Peruviana. y ya hubo convenios internacionales contra La Langosta de las cuales Bolivia es signatario como la del año 1948 mediante el Convenio Latinoamericano de lucha contra la Langosta (19 de septiembre de 1946) y mediante decreto ley Nº 07306 de la Junta Militar de Gobierno de Barrientos-Ovando (02 de septiembre de 1965), que designó a miembros de Bolivia al Comité Interamericano Permanente contra langostas.
Sobre los insecticidas los entomólogos sostienen que los agroquímicos que ahora se busque, no son específicos para langostas sino que también son tóxicos a otros tipos de insectos e invertebrados terrestres y acuáticos así como a varias clases de peces e incluso algunos tipos de aves. La cipermetrina puede prevalecer hasta 5 meses sobre la superficie expuesta en Bolivia contra las langostas, como el friponil y la cipermetrina.
Las abejas (nativas e introducidas) son particularmente sensibles al friponil, tanto que el reciente problema mundial de colapso de colonias de abejas.
Los entomólogos sostienen que hay investigaciones en curso como el uso de entomopatógenos (patógenos de insectos) como alternativa de control. Así mismo sostienen que en la naturaleza existes especies de aves, pequeños mamíferos, arañas y avispas algunas especies de escarabajos, además de ácaros, nematodos y bacterias que son sus enemigos naturales y podrían llegar a ser sus controladores biológicos en su etapa de ninfa.
Este problema puede mantenerse en el tiempo de no hacer una apropiada labor por cuanto no se tiene experiencia de muchos años contra estos insectos y sería interesante que Bolivia tenga un programa de prevención para enfrentar esta situación.
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