El actual sistema alimentario mundial, ecológicamente es insostenible porque se basa en un modelo que destruye la biodiversidad, despilfarra bienes preciados como el agua y el suelo para producir alimentos y materias primas con un balance energético en muchos casos negativo y rentabilidades económicas muy bajas. También se caracteriza por tener un consumo energético elevado: envasado, conservación, venta y preparación de los alimentos.
En todos y cada uno de estos procesos se multiplica el consumo de unos recursos que, además de encarecer los productos finales, están en el origen de otros tantos problemas medioambientales, como el agotamiento de recursos escasos, el cambio climático o la acidificación de suelos. Este sistema alimentario antepone el lucro frente a la alimentación como el principal derecho humano. Las largas distancias recorridas por los alimentos y la amplia duración del proceso de distribución y comercialización obligan a mantenerlos en buen estado de conservación.
Esta necesidad, junto con la de cuidar la apariencia del producto, incluso es más importante que sus propiedades nutritivas, naturales, obligando a la utilización masiva de envases y embalajes. Un modelo que no remunera más que parcialmente el trabajo de los agricultores, cuyos ingresos decrecen de manera continuada. Las familias de agricultores perciben cada vez menos por el producto y cada vez son menos los que pueden vivir de la agricultura. Un modelo insostenible que no asegura el desempeño de las funciones ecológicas vitales para la sostenibilidad que tienen los agro ecosistemas.
En cambio la producción ecológica busca generar una alternativa de desarrollo socio-económico, cultural, político y productivo en base al rescate de prácticas ancestrales de producción agrícola de subsistencia, que contribuyen a disminuir los problemas sociales en el agro y elevar el nivel de vida rural; y buscar alternativas al desarrollo social y ambiental Permitiendo reproducir y regenerar la naturaleza (flora y fauna), aumentando la variedad de cultivos, minimizado riesgos y mejorando la producción de alimentos básicos, también mejora la base del agro ecosistema y la conservación del agua, suelo, controla la erosión y reforestación; es económicamente viable por minimizar los costos de producción, al aumentar el uso eficiente de los recursos disponibles y evitar la irracionalidad en su uso, con conciencia ecológica.
En esa segunda década del siglo XXI se puede afirmar que la Agricultura Ecológica dejó de ser vista en como la opción de algunos pocos románticos y soñadores para volverse una alternativa real que puede establecer el necesario puente entre la producción de alimentos y la preservación ambiental, agregando aun la mayor posibilidad de acceso a esos alimentos por parte de la población carente en términos nutricionales.
Para cumplir con ese rol, de producir limpio, manteniendo la vida en el planeta y alimentando a todos, los involucrados en el tema deben buscar mecanismos de masificar la producción y consumo de productos ecológicos. No es una tarea fácil. La mayor parte de las investigaciones, políticas de fomento y equipamientos de comercialización siguen privilegiando los monocultivos, con en el uso de fertilizantes de alta solubilidad, pesticidas sintéticos y organismos genéticamente modificadas.
Trabajar en ese cuadro, de urgente necesidad y poco apoyo exige creatividad y mirada estratégica. En esa óptica, los consumidores se vuelven en grande aliado de los productores ecológicos. Quien consume ya no quiere más alimentos contaminados, modificados genéticamente y con menos calidad biológica. Crece en Bolivia la demanda por productos ecológicos. Los consumidores se organizan de diferentes maneras buscando acceso a productos sanos y que aun provocan impactos positivos, del punto de vista económico, social y ambiental.
En esa perspectiva juegan un papel fundamental los mercados locales, las cadenas cortas de comercialización. Establecen la necesaria conexión entre producción y consumo con menos costos económicos y ambientales, cultivando aun alianzas entre los productores y de eses con los consumidores. Esas alianzas entre los productores y cuando posible agregando a los consumidores es la base dos llamados Sistemas Participativos de Garantía.
Los Sistemas Participativos de Garantía (SPGs) se han hecho una realidad en decenas de países en todo el mundo. Buscan generar credibilidad para el producto ecológico, a partir del mutuo aval de los productores organizados y siempre que posible de la participación de los consumidores. Los SPGs ya se encuentran reglamentados en diversos países, como Bolivia, Brasil, Uruguay, Nueva Zelanda y Sudáfrica.
En Bolivia, el desarrollo de la producción ecológica, ha sido promovido por la Asociación de Organizaciones de Productores Ecológicos de Bolivia (AOPEB), que desde 1991, hasta la fecha vienen apoyando el desarrollo de una forma de agricultura amigable con el medio ambiente y el aprovechamiento sostenible de la biodiversidad respetando normas internacionales y generando propuestas de normas nacionales. Así mismo, AOPEB promueve este tipo de producción respetando la sabiduría conservada por las culturas andino-amazónicas, donde los protagonistas son los productores campesinos e indígenas organizados.
Producto de la incidencia política de la AOPEB y otras instituciones el 21 de noviembre en acto público en Palacio de Gobierno el presidente constitucional de Bolivia, D. Evo Morales Ayma promulga la Ley 3525 de Regulación y Promoción de la Producción Agropecuaria y Forestal No Maderable Ecológica, con el objetivo Regular, promover y fortalecer sosteniblemente el desarrollo de la Producción Agropecuaria y Forestal no Maderable Ecológica en Bolivia.
La misma se basa en el principio que para la lucha contra el hambre en el mundo no solo basta producir más alimentos sino que estos sean de calidad, innocuos para la salud humana y biodiversidad, asimismo sean accesibles y estén al alcance de todos los seres humanos; y los procesos de producción, transformación, industrialización y comercialización no deberán causar impacto negativo o dañar el medio ambiente.Un factor preponderante en este proceso fue la creación del Consejo Nacional de Producción Ecológica (CNAPE), como instancia operativa, responsable de planificar, promover, normas, gestionar y apoyar la promoción y desarrollo de la producción ecológica, conformada por representantes del sector público y privado Ministerio de Desarrollo Rural, Ministerio de Desarrollo Productivo, de Planificación del Desarrollo, Salud y Deportes, la Cancillería, las universidades públicas, AOPEB, trabajadores campesinos, ‘Bartolinas’, comunidades interculturales, Confeagro, CIOEC-Bolivia y la Cámara de Exportadores. Producto de las acciones sinérgicas entre el CNAPE, e instituciones público privadas nacionales se trabajó con 18 municipios de siete departamentos de Bolivia, logrando que seis mil productores dejen la agricultura convencional (con agroquímicos) y comiencen a cultivar productos ecológicos, esencialmente hortalizas, verduras y tubérculo.
En este sentido, los ejes de trabajo de la institución, abarcan desde la generación de valor agregado de los productos ecológicos, apoyo a la comercialización a través de la organización de ferias municipales en las principales ciudades del país, incentivo a los agricultores mediante el lanzamiento de fondos concursables, intermediación en la venta de sus productos, apoyo a la garantía de alimentos de manera local, y otros.
Debido al crecimiento la producción ecológica a nivel mundial, pero principalmente en Latino América y el Caribe es necesario establecer espacios como el VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe de producción ecológica que permita articular al movimiento ecológico a nivel regional, que genere saberes, técnicas, políticas, difunda investigaciones y experiencias e incidan en políticas y estrategias nacionales y regionales para lograr el posicionamiento de la agricultura ecológica en todas sus dimensiones.
Los encuentros latinoamericanos y las ferias de productores en agricultura -ecológica, tienen sus orígenes en los Encuentros Mesoamericanos de Productores Experimentadores e Investigadores en Producción Orgánica realizados en Costa Rica (2003), Cuba (2004) y México (2005).
De esta forma en septiembre del 2006 se realizó en Nicaragua el Primer Encuentro y la Primera Feria Latinoamericana y del Caribe de Productores/as Experimentadores/as y de Investigadores/as en Agricultura Orgánica-ecológica.Como resultado del VI Encuentro en Santiago de Cali – Colombia, se eligió a Bolivia para la realización del VII Encuentro Latinoamericano y del Caribe de Agricultura Ecológica (ELAO), que se llevará a cabo del 20 al 23 de Noviembre en la ciudad de La Paz (Bolivia), para socializar y promocionar las diferentes experiencias de las Familias de productores ecológicos latinoamericanos y del Caribe, innovadores e investigadores nacionales e internacionales sobre la agricultura ecológica como base estratégica para la conservación de la agro biodiversidad, garantizar la soberanía alimentaria así como el mejoramiento económico y social.
En Bolivia se espera contar con al menos 300 participantes de América Latina y el Caribe, que analicen el rol de la producción ecológica como una alternativa de desarrollo sostenible para las familias campesinas pues a través de ésta se revalorizan los saberes y prácticas ancestrales agroecológicas, las cuales se fundamentan en el respeto por la vida, la madre tierra, el cosmos y las divinidades, todo en integralidad con la producción de alimentos sanos, recuperación y conservación de las semillas criollas, revalidación de nuestra historia, conservación del medio ambiente; permitiendo así el intercambio socio cultural a través de los encuentros de semillas, ferias y mercados locales, donde por medio de una relación de confianza del valor de la palabra, entre el consumidor y productor, se generan los Sistemas Participativos de Garantía (SGP), posicionando aún más la agroecología como una opción de vida para los pequeños productores de la región andina.
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