Hoy aportan a satisfacer el consumo de arroz en el departamento de La Paz, mas su actividad no es sostenible: amplían la frontera agrícola para tener más espacios para cultivar, pero sin sistemas de riego, cada cuatro años deben chaquear, dependen de las lluvias, la calidad afecta a los precios.
Logran cosechar de una a dos toneladas por hectárea si el clima es benigno, es decir que llueva entre septiembre y diciembre para ayudar a la siembra. Ése era su conocimiento de la naturaleza. Hoy, esperan los resultados del proyecto Panlap para tener la certeza de qué tipo de arroz es el más adecuado para cultivar en esas zonas, aledañas al parque nacional Madidi, en la Amazonía boliviana.
Los beneficios de la venta de una arroba de arroz con chala (cáscara) oscila entre Bs 20 y Bs 35 que les ofrecen las empresas peladoras de Caranavi, su principal mercado. Se estima que hay más de 1.400 hectáreas que producen unos 20 quintales de arroz por hectárea al año.
“Hace dos años perdimos todo (con la sequía)”, recordó el presidente del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (Cipta), que aglutina a 24 comunidades en La Paz y Pando, Jesús Leal. “Somos productores de arroz”.
“De las cinco hectáreas que tengo apenas saqué cinco bolsas de arroz que fueron para el consumo familiar. Y fue igual con el resto de productores”, acotó el secretario de Relaciones de la Federación Sindical de Productores Agropecuarios de la Provincia Abel Iturralde (Fespai), Arnol Mamani.
Y agrega que ahora “hay conciencia de cuidar el agua; por el lado de Ixiamas ha habido chaqueo y nuestros mismos compañeros han hecho daño a las fuentes de agua...Cuesta con nuestros hermanos y no entienden; dicen ‘si cuido, quién me va a pagar’. Hemos empezado a ver alternativas”.
Frente a esta situación y después de varios años de espera, en marzo del año pasado se inició el proyecto Agrícola forestal con valor agregado para elevar el nivel de vida de pequeños agricultores en el Norte de La Paz, conocido como Panlap. Tiene el apoyo técnico y financiero de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA) con un monto aproximado de tres millones de dólares.
La primera fase corresponde a la etapa de investigación en parcelas demostrativas; se busca definir una estrategia agrícola forestal a través del mejoramiento del sistema productivo de cultivos de arroz y de cacao, que aporte a dar seguridad alimentaria y más ingresos a los productores. En la segunda fase se conformará una estructura operativa funcional para concretizar la estrategia y fortalecer capacidades de las entidades participantes (gobiernos nacional y subregionales) y de los productores, señaló el jefe asesor del Panlap, Koji Yamaguchi.
El área objetivo son aproximadamente 40.000 kilómetros, de la provincia Abel Iturralde, que incluye a pueblos indígenas y campesinos de las comunidades interculturales (excolonizadores).
Se seleccionó a las comunidades Santa Rosita (en San Buenaventura) y Bella Altura (comunidad de la TCO Tacana) para implementar parcelas de investigación de arroz y cacao.
En el primer ciclo de producción se desarrollaron técnicas y mejores prácticas para la producción de siete tipos de arroz y la aplicación del concepto de parcela agroforestal y manejo de un vivero experimental para la producción de cacao, detalló Boris Rojas, agrónomo boliviano, técnico del Panlap.
Similar actividad se realiza en en el municipio de Ixiamas, en predios municipales.
La Razón visitó las parcelas de investigación y conversó con los representantes de Cipta y Fespai, quienes mostraron su interés porque el proyecto tiene resultados positivos en el primer año para mejorar sus cultivos.
Ambas entidades reconocen que es relevante la participación de los gobiernos municipales y de la Gobernación de La Paz. Esperan que cumplan con su contraparte: contratar técnicos que serán responsables de transmitir los conocimientos y aportar a consolidar la estrategia. Recién hace un mes, la gobernación contrató a uno de ellos.
Cipta y Fespai eligieron en sus comunidades a varios jóvenes que ahora son becarios de JICA. Se capacitan para retransmitir los conocimientos.
Construir sistemas de riego será el primer desafío para la futura estrategia. Los productores esperan resultados de otras 12 variedades para en un cultivo a riego, en menor espacio tener mayor rendimiento y cosechar hasta tres veces al año.
Entidades y objetivos del panlap
En octubre del 2006, Bolivia solicitó el apoyo del Gobierno del Japón. Después de todos los trámites, el Panlap se inició en marzo del 2010.
La participación boliviana cuenta con el INIAF, la Gobernación de La Paz y los gobernaciones de San Buenaventura e Ixiamas. JICA representa al Japón con el objetivo de reducir la pobreza de agricultores.
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