Graziano da Silva destacó el compromiso político de la región como el principal factor que permitirá el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Ciudad de México, 1 de marzo de 2016 – “El mundo ha entrado en una nueva era: la era de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, dijo el Director General de la FAO ante representantes de los gobiernos de América Latina y el Caribe reunidos en la Conferencia Regional de la FAO, en Ciudad de México.
José Graziano da Silva señaló que los dos primeros Objetivos de Desarrollo Sostenible –acabar con la pobreza y con el hambre al año 2030– son “los compromisos más ambiciosos e importantes en la historia de las Naciones Unidas”, y que América Latina y el Caribe puede ser la primera región en alcanzarlos.
En 1990 el 14,7% de la población de América Latina y el Caribe vivía con hambre y más de 66 millones de personas eran incapaces de obtener los alimentos necesarios para una vida sana.
“Hoy el panorama es diferente: el número total de hambrientos ha caído a 34 millones y el porcentaje se ha reducido a 5% de la población total, la que ha aumentado en 130 millones desde 1990”, explicó Graziano da Silva.
América Latina y el Caribe sube la apuesta
Según la FAO, América Latina y el Caribe es la única región en el mundo que alcanzó las metas de reducción del hambre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y de la Cumbre Mundial de la Alimentación.
En base a dicho éxito, los gobiernos han asumido el compromiso de acabar con el hambre al año 2025, cinco antes que lo propuesto por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Para lograrlo, los gobiernos están implementando grandes acuerdos regionales como la Iniciativa América Latina y el Caribe Sin Hambre y el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos, CELAC. Muchos gobiernos, además, implementan sus propios programas nacionales de lucha contra el hambre.
En su discurso ante la Conferencia Regional, Graziano da Silva destacó que la FAO seguirá apoyando firmemente a los países de la región en la implementación de los ODS, con especial énfasis en los tres que se refieren tanto a la erradicación de la pobreza como del hambre, y a la necesidad de adaptarse al cambio climático.
“Nuestra colaboración principal podrá darse en el terreno de las estadísticas, ya que es fundamental establecer los hitos de base desde lo que se parte en cada país, para facilitar el monitoreo posterior”, afirmó Graziano da Silva.
Disminuye el hambre pero aumenta la obesidad
Aunque el hambre y la pobreza han disminuido en la región, el sobrepeso afecta al 7,1% de los menores de 5 años y el 22% de los adultos de la región son obesos.
“La situación de las mujeres en la región es particularmente preocupante, ya que su tasa promedio de obesidad alcanza el 29%, en comparación al 18% para los hombres”, dijo Graziano da Silva.
El Director General de la FAO llamó a los países a generar círculos virtuosos que conecten una agricultura sostenible con una mejor nutrición, enlazando los programas de alimentación escolar y educación nutricional con la agricultura familiar mediante las compras públicas.
“El rescate de los productos originarios de la región permitirán fomentar mejores dietas y enfrentar las dos caras de la malnutrición”, dijo.
Un nuevo enfoque de desarrollo
Según Graziano da Silva, la estrecha relación entre la pobreza rural y la inseguridad alimentaria en la región demanda un nuevo enfoque para el desarrollo socioeconómico y ambiental.
“Para erradicar el hambre, no solo hay que fortalecer la agricultura familiar, sino desarrollar sistemas agroalimentarios inclusivos, eficientes y sostenibles”, explicó.
La clave para lograrlo es articular las políticas de desarrollo agropecuario con las de protección social, gestión de riesgos y empleo agrícola, dijo el Director General.
Este enfoque debe considerar también el acceso a los recursos y servicios productivos, las políticas de protección social y de empleo rural, principalmente para jóvenes, mujeres rurales y pueblos indígenas.
Cambio climático
“El clima está cambiando. No en el futuro, sino hoy mismo”, dijo Graziano da Silva, e hizo un llamado a los gobiernos a fomentar el uso sostenible de los recursos naturales, la gestión de riesgos de desastre y la adaptación al cambio climático.
El Director General señaló que el reciente Acuerdo de París es un hito histórico que la región debe adoptar como un marco para fomentar la resiliencia de los agricultores ante los impactos del cambio climático.
En la región, sólo el sector agrícola perdió 11 mil millones de dólares producto de desastres naturales entre 2003 y 2013, mientras que un tercio de la población vive en zonas de alto riesgo de desastres naturales.
Los agricultores familiares son particularmente vulnerables. “Sus medios de vida son altamente dependientes del clima y poseen una capacidad baja para recuperarse de los desastres naturales”, afirmó Graziano da Silva, por lo que es necesario abarcar la gestión de riesgo de desastres de manera integral.
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