“Para continuar exportando necesitamos capital y soporte en temas de logística. No hay mercados seguros, transporte aéreo y recursos para comprar los empaques especiales de enfriamiento, que antes eran abastecidos por la Fundación Valles (FDTA Valles)”, detalló el técnico de la Asociación de Fruticultores de Tarija (Afrutar), John Muggeridge.
Sin ese apoyo es imposible reunir la misma cantidad de productos para exportar y en Brasil empezaron a cultivarlos, alertó.
Los afiliados de Afrutar se unieron en 2004 para cultivar, acopiar y vender sus productos y abrir mercados en el exterior. “Lo difícil era hacerlo con productos tradicionales (manzana, durazno), por eso, comenzamos a pensar en los alternativos que no se conocían en Bolivia, pero que eran apreciados en otros países”, recordó.
Luego de un año de investigaciones y pruebas en cultivos, los agricultores produjeron alcaparras, arándanos, frambuesas y zarzamoras. Las frutas las exportaron por vía aérea durante casi cuatro años a Sao Paulo (Brasil).
“Enviábamos ocho contenedores al mes, es decir que exportábamos 400 ó 500 kilos por envío y ganábamos 10 mil ó 15 mil dólares”, precisó.
Se transportaban 60 kilos en contenedores que debían ser de cartón y estar forrados con plastoformo, hielo seco y gel. Este cuidado del empaque es relevante para transportar este tipo de frutos pero también es el aspecto más caro, que antes era subvencionado por FDTA Valles.
Para reunir los volúmenes de exportación, de 20 a 50 agricultores trabajaban bajo contrato. Afrutar entregaba los plantines, daba asistencia técnica en el proceso de cultivo y cosecha. “Ellos debían entregarnos la fruta bajo las normas establecidas”, explicó el agrónomo.
A pesar de que los agricultores estaban cumpliendo y obteniendo ingresos, los pagos no eran inmediatos porque Afrutar no contaba con el capital para cancelar el monto de la exportación por anticipado. “Por ello, el campesino prefiere vender su producto al mejor postor; sin embargo, es el comprador quien gana tres veces más porque realiza un proceso de selección para vender en el mercado nacional. Nosotros, sólo podíamos pagarles cuando el producto llegaba a su destino y en buenas condiciones”.
Tito Alberto Linares, responsable del proyecto de cultivos de alcaparra, de la orden religiosa El Churquial, al respecto añade que otro problema del campesino tarijeño es que en poca extensión de terreno siembra papa o maíz y cuando cosecha, todos los demás lo hacen, y eso no lo deja ser competitivo en el mercado. “No llega a ganar ni $us 600 por cosecha. Con la alcaparra se tiene un rendimiento de 8.000 kilos por hectárea, y obtiene más de $us 24.000”.
En Bolivia, los únicos cultivos de alcaparra están en el valle central de Tarija y el proyecto cumple con promover que en poco espacio se logre más rentabilidad, precisó.
El presidente de Afrutar y productor de la población de Canasmoro, Gregorio Perales, detalló que existen 23 parcelas de arándano diseminadas en el valle tarijeño y que el cultivo se está probando en diferentes pisos ecológicos para ver en qué zona se adapta mejor.
Para ampliar la producción de ése y otros productos alternativos y generar mayores ingresos, Perales solicitó apoyo del Gobierno. “Al año, por parcela producimos 1.000 kilos de arándano y se gana Bs 50.000 por cosecha vendida”.
Utilidades y cuidado de los cultivos
-Según Tito Alberto Linares, existen muchas maneras de utilizar las alcaparras. “En el exterior se conoce como un delicioso ingrediente de la comida gourmet y por sus propiedades medicinales”, indicó.
-Gregorio Perales explicó que los cultivos de frambuesa se deben mantener limpios, fumigar constantemente contra los pulgones e incorporar abonos químicos. “La planta necesita un PH (potencial de hidrógeno) muy bajo, de 4 a 6.5 en la escala de medición”.
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