El precio de la papa en el mercado local se mantiene relativamente estable. La carga de papa imilla cuesta Bs 360 y la arroba entre 40 a 45 bolivianos.
La papa imilla nueva de primera y de segunda tiene un precio que va de Bs 430 a 450 y la arroba está en Bs 45 a 50.
Las comerciantes aseguran que el precio sería más elevado si no llegara la papa del Perú, principalmente la holandesa utilizada para la papa frita en la comida rápida.
Según el análisis de la Fundación Milenio sobre la Economía del primer semestre del año 2011, Bolivia pasó de ser exportador a importador de la papa, debido a que actualmente sufre de un déficit del 20 por ciento de este producto, obligando al país a importar este producto tradicional andino de Perú y Argentina.
El economista Fernando Crespo, durante la presentación del informe argumentó que el subsector agropecuario que más preocupa es el de la papa que muestra que Bolivia tiene un déficit de hasta del 20 por ciento de papa, “lo cual hace cinco años era impensable, en un país de larga tradición de ser el centro de origen de la papa”, afirmó
El director del Servicio Departamental de Desarrollo Agropecuario (SEDAG), Rubén Paichucama, admitió que existe un “déficit histórico” en el volumen de la producción de la papa desde hace unos diez años.
Esto obedece a que en los últimos siete años, el 20 por ciento de los agricultores ha emigrado a la ciudad o al exterior, abandonando el campo, ocasionando así un déficit de recursos humanos. Se trata especialmente de jóvenes de las áreas productivas de las zonas rurales. Esto influye en la reducción del volumen de producción.
En los últimos veinte años, los volúmenes de producción se redujeron por diversos factores. El suelo bajó de calidad debido al uso de los productos químicos como fertilizantes y pesticidas que han ocasionado la erosión de la tierra, explicó Paichucama.
En Cochabamba, las variedades potenciales son la desiré porque tiene un tamaño de producción óptimo para su comercialización. Las variedades nativas no son tan grandes como hace 20 o 25 años y esto ha incidido en que la gente deje de producir las variedades nativas y se aferren a la desiré y la wuaych’a, según el director del SEDAG.
Paichucama rechazó los datos del Informe de Milenio, señalando que los volúmenes de producción se mantienen estables en los últimos años.
Otro de los problemas que encara el agricultor es el contrabando. Paichucama dijo que la papa holandesa es una de las variedades que los comerciantes ingresan desde Perú por la elevada demanda para la papa frita.
El precio de su comercialización es más bajo que las variedades producidas en el mercado local. Esto ocasiona que los precios disminuyan y el agricultor se vea obligado a la rebaja para lograr vender su papa aunque “perdiendo”.
Otro problema es el bajo rendimiento por hectárea. Oscila de nueve a diez toneladas por hectárea, cuando el rendimiento podía llegar a 25 toneladas por hectárea.
Paichucama explicó la importancia de incentivar la producción de papa con asistencia técnica a partir de programas a emprenderse el próximo año para garantizar la seguridad alimentaria con soberanía.
Se importa de Argentina y Perú por preferencia y no por carencia del tubérculo
El director general de Producción Agropecuaria y Soberanía Alimentaria del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras, Germán Gallardo, aseguró que la internación de papa al país obedece a la preferencia por la variedad conocida como holandesa y no por la baja en la producción del producto en el país.
Gallardo aclaró que no hay déficit en la producción de papa en el país y “mucho menos en una temporada en la que nos preparamos para la cosecha”. En las zonas de los valles además se cuenta con dos cosechas.
Si bien existe en el mercado nacional la papa peruana, la conocida como holandesa, esto se debe a la preferencia del consumidor y no a la carencia porque los requerimientos han sido cubiertos, insistió la autoridad.
Desde la perspectiva de Gallardo, las condiciones del agricultor tienden a mejorar con las últimas medidas implementadas por el Gobierno. Por ejemplo, con el Seguro Agrario el campesino está protegido ante desastres naturales como heladas, sequías, inundaciones o propagación de plagas.
Antes no existía el seguro y era un riesgo personal del agricultor el buen o mal año que haya tenido.
Otra tarea importante de incentivo a la producción agrícola y al mejoramiento del producto es la desarrollada por el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF), entidad Descentralizada del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
El Iniaf realiza un importante trabajo de resguardo de cerca de 1.555 variedades de papa en un banco de germoplasma y también “in vitro” para garantizar la conservación de las variedades y asegurar la seguridad alimentaria en el país.
Su responsable, Érick Murillo, señala que el trabajo que se desarrolla está destinado a garantizar la seguridad alimentaria pero con soberanía.
Esto significa que se deben respetar los usos y costumbres de los agricultores, el patrimonio de conocimientos que tiene el pueblo boliviano, así como el patrimonio genético de la papa. Desde la perspectiva de Murillo, la alimentación es un derecho humano y “debemos producir para que los ciudadanos tengan una vida de calidad a través del consumo de alimentos también de calidad”.
Una de las principales metas del Iniaf es consolidarse como el sector agricultor y continuar sembrando porque los que alimentan al pueblo son los agricultores siendo “clave la soberanía en semillas y fertilizantes”.
El Iniaf -dice Murillo- va a generar semilla de categoría alta e ingresar al mercado a través de los productores semilleristas. Esto va a permitir que se deje de importar fertilizantes de baja calidad y reemplazarlos con productos orgánicos nacionales.
Sedag estudia estrategias para mejorar productividad
El Servicio Departamental Agropecuario (SEDAG) emprenderá Complejos Productivos para incentivar el desarrollo de los tubérculos en Cochabamba, según la explicación de su responsable Rubén Paichucama.
La iniciativa está destinada principalmente para la región andina, desde Bolivar hasta Pasorapa (que tiene su zona andina). El programa consiste en el apoyo en la cosecha y postcosecha. Además, se implementará proyectos estructurales como la optimización del manejo de sistemas de riego.
El programa comprende innovación tecnológica y asistencia técnica. La meta es llegar a una producción de 15 toneladas de papa por hectárea, seis más del actual volumen de producción, explicó la autoridad.
Hace dos décadas, la producción en el departamento tenía un rendimiento hasta de 25 toneladas por hectárea debido a que el suelo “era óptimo”. Tenía bastante fertilidad porque los “abuelos y bisabuelos manejaban el material vegetal y utilizaban el guano de oveja y de chivo”, añade Paichucama.
Desde los años 90 se aplican componentes químicos que intoxican el terreno y ocasionan la degradación dando como resultado la reducción del área agrícola, debido a las desertificaciones.
El complejo productivo es integral y apuesta a los manejos de químicos y a los orgánicos, agregó el director del SEDAG.Apuntes.
Características
La papa es un cultivo asociado a la región andina, principalmente en los que se refiere a los Altiplanos Norte, Medio y Sur y Valles Interandinos y Mesotérmicos.
Volumen de producción
Estudios realizados por Proinpa hasta el 2008 reporta que en Bolivia la superficie total sembrada de papa es de cerca de 113.375 hectáreas. El estudio revela que la variedad más cultivada es la desiré con el 15 por ciento de la producción, seguida de la waych’a con el 12 por ciento , las lukis con el 11 por ciento , la imilla negra con 11 por ciento y las qoyllus y otras variedades nativas que ocuparon el 37 por ciento .
Las variedades mejoradas robusta, jaspe, runa, toralapa, revolución, Rosita y puka toralapa fueron sembradas en un 14 por ciento .
Demanda
La waych’a e imilla negra se caracterizan por la forma redonda, ojos profundos, harinosas y alta calidad culinaria.
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