El Consejo de Estado galo avaló ayer el cultivo de maíz transgénico en Francia y anuló la cláusula de salvaguardia que aplicó el Gobierno después de que la justicia europea fallase a favor de la siembra de maíz genéticamente modificado.
No obstante, el Gobierno mantiene su oposición al cultivo de maíz transgénico del grupo estadounidense Monsanto (MON810) y estudia nuevas fórmulas para prohibirlo en Francia, informaron en un comunicado conjunto los ministerios de Agricultura y de Ecología.
"Persisten las dudas sobre la inocuidad medioambiental de ese maíz", señaló el Gobierno en una nota en la que se recuerda que el Alto Consejo de Biotecnología (HCB) de Francia ya dejó constancia de su preocupación sobre el asunto en diciembre de 2009.
Sin embargo, el Consejo de Estado, la más alta jurisdicción administrativa de Francia, estimó que el Ministerio de Agricultura no pudo aportar pruebas "de la existencia de un nivel de riesgo particularmente elevado para la salud o el medioambiente" que justificase la cláusula de salvaguardia contra el maíz transgénico.
Fue el grupo Monsanto, entre otros, el que recurrió al Consejo de Estado, después de las dos moratorias, una de 2007 y otra de 2008, que prohibían la utilización en Francia de semillas de maíz genéticamente modificado.
El Consejo de Estado, que consultó al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), consideró que los Estados miembros de la UE no pueden adoptar ese tipo de medidas de urgencia si no establecen que su no aplicación puede representar "un riesgo importante que ponga en peligro y de forma manifiesta la salud humana, animal o el medioambiente".
Según declaró la organización ecologista Greenpeace tras conocerse la decisión del Consejo de Estado, el proceso jurídico "no debe ocultar el verdadero problema de fondo" que radica en que "desde febrero de 2008, ningún estudio científico serio ha eliminado los riesgos que representan los organismos genéticamente modificados (OGM) para el medioambiente ni a asegurar su inocuidad para la salud humana".
Sin embargo, los productores de semillas pidieron al Gobierno que asuma sus responsabilidades y concrete la "libertad de cultivar OMG en Francia" después de que la justicia haya establecido que las cláusulas de salvaguardia carecían de fundamentos jurídicos.
Francia decidió la prohibición de las semillas transgénicas MON810 autorizado por la Unión Europea en 1998, como consecuencia de "varios interrogantes sobre sus impactos medioambientales", según los argumentos del Gobierno galo.
Además de Francia, otros países de la UE como Grecia, Alemania, Luxemburgo, Austria y Hungría aplican este tipo de salvaguardas.
España, sin embargo, es el país de la UE con más superficie de OGM, con un 80% de las plantaciones de maíz transgénico y una extensión nacional que ronda las 76.000 hectáreas.
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