Es evidente que ni la riqueza florística ni la diversidad de las grandes formaciones vegetales son factores primarios en la domesticación. Ambas condiciones pueden más bien ser negativas; la primera, porque en una gama amplia de productos es fácil encontrar sustitutos si alguno de ellos escaseara; la segunda, porque la abundancia de un producto en una formación natural hace innecesaria su domesticación.
Aunque no puede establecerse con seguridad qué especies se cultivaban en América antes de 1492, su número se estima entre 250 y 300. La gran mayoría de ellas están aún en un estado incipiente de cultivo, y no se les podría aplicar la categoría de domesticadas, si se siguen las normas establecidas por ciertos especialistas que limitan este concepto sólo a las especies que han sido objeto de mejora genética. Pero si se admite que la relación entre el hombre y las plantas cultivadas tiene un sentido más amplio, el desarrollo y aplicación de prácticas de cultivo y la invención de técnicas de utilización, como factores del proceso de la domesticación de una especie, se pueden considerar tanto o más importantes que la mejora genética.
En América tropical la pobreza de los testimonios arqueológicos e históricos hacen muy difícil determinar los factores que indujeron a la domesticación, y a establecer si ésta estuvo circunscrita en el tiempo, o si se trató de un largo proceso, si ocurrió en un solo lugar o en varios, y si se realizó sólo una vez o se repitió en épocas distintas.
La domesticación en el Nuevo Mundo pudo deberse a las mismas causas que se cree operaron en el Viejo Mundo: escasez de recursos de recolección, pesca y caza; presión demográfica; cambios ambientales, o trasformaciones culturales. También se pueden mencionar causas secundarias, como la comodidad de tener un recurso más a mano que irlo a buscar en el bosque, especialmente si sólo requería manejo y propagación fáciles.
Una vez pasada la etapa inicial de domesticación, la expansión de los cultivos expuso a las especies a nuevas fuerzas de selección e incrementó su diversidad. La expansión pudo hacerse por difusión o por emigración, como se describirá más adelante.
Aunque no puede establecerse con seguridad qué especies se cultivaban en América antes de 1492, su número se estima entre 250 y 300. La gran mayoría de ellas están aún en un estado incipiente de cultivo, y no se les podría aplicar la categoría de domesticadas, si se siguen las normas establecidas por ciertos especialistas que limitan este concepto sólo a las especies que han sido objeto de mejora genética. Pero si se admite que la relación entre el hombre y las plantas cultivadas tiene un sentido más amplio, el desarrollo y aplicación de prácticas de cultivo y la invención de técnicas de utilización, como factores del proceso de la domesticación de una especie, se pueden considerar tanto o más importantes que la mejora genética.
En América tropical la pobreza de los testimonios arqueológicos e históricos hacen muy difícil determinar los factores que indujeron a la domesticación, y a establecer si ésta estuvo circunscrita en el tiempo, o si se trató de un largo proceso, si ocurrió en un solo lugar o en varios, y si se realizó sólo una vez o se repitió en épocas distintas.
La domesticación en el Nuevo Mundo pudo deberse a las mismas causas que se cree operaron en el Viejo Mundo: escasez de recursos de recolección, pesca y caza; presión demográfica; cambios ambientales, o trasformaciones culturales. También se pueden mencionar causas secundarias, como la comodidad de tener un recurso más a mano que irlo a buscar en el bosque, especialmente si sólo requería manejo y propagación fáciles.
Una vez pasada la etapa inicial de domesticación, la expansión de los cultivos expuso a las especies a nuevas fuerzas de selección e incrementó su diversidad. La expansión pudo hacerse por difusión o por emigración, como se describirá más adelante.
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