martes, 31 de enero de 2012

Yucas salvajes

Casi siempre la invitan a ser parte de la mesa por ser blanca. Es privilegiada. La llaman mandioca o yuca, pero el resto de sus parientes es generalmente olvidado. Y tiene muchas parientes que podrían ayudarla a ser una raíz más nutritiva. Manihot es el nombre científico de todas ellas. Son tubérculos originarios del continente americano y si se hace una lista, se llega a unas 270 especies. Crecen en Estados Unidos, Centroamérica, las Antillas y parte de Brasil. La única invitada de las Manihot apellida esculenta, es dulce y la prefieren por su color blanco.
Detalle importante: las demás Manihot son excluidas de las mesas por salvajes. Pero guardan secretos vitales. Por ejemplo, tienen la clave para resistir plagas que atacan a la privilegiada esculenta. Una hermana brasileña, la glaziovii, es resistente a los ácaros y a algunos insectos como las cochinillas; la catingae ha desarrollado armas contra los virus; la cartaginensis es capaz de resistir la sequía y la tripartita tiene un alto contenido de proteínas.


Muchas de estas ‘salvajes’ o parientes silvestres permanecieron desconocidas durante mucho tiempo. O al menos, desconocidas para la ciencia. En 1958, un investigador de apellido Foster registró cinco especies. En 2007 se descubrieron diez nuevas. A finales de ese mismo año, la lista aumentó a 13 y en 2008 se mencionaban 17. Hasta el año pasado había 19 y mientras se escribía este reportaje, el número creció a 26 especies. Diez de ellas tienen un nombre científico. El resto aún espera por su nominación. Al menos seis son nuevas para la ciencia y están en proceso de descripción. Es un proceso largo y complicado.


En ese tema está trabajando Moisés Mendoza, un taxónomo del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado (MHNNKM), junto a todo un equipo de investigadores locales. Se requiere tiempo para definir exactamente qué características tiene cada variedad y definir los usos que puede dársele. Ese uso, básicamente, es el mejoramiento. Entre los procedimientos que se pueden utilizar están la hibridación y el mejoramiento genético. La hibridación consiste en la ‘mezcla’ de dos especies. La intención es reproducir alguna característica de ambos en el nuevo producto o ‘hijo’. Una vez que se obtiene este híbrido, es posible reproducirlo a partir de una técnica similar a la clonación. Se usa esta técnica para evitar que con la reproducción sexual se ‘filtren’ características no deseadas. Este gran paso ha sido conseguido por Nagib Nassar, investigador egipcio que vive en Brasil y a quien entrevistamos.


Tanto en Brasil como en Bolivia se han aprovechado los cruzamientos de yuca para mejorar su contenido de nutrientes. En El Vallecito, centro de investigación de la Universidad Gabriel René Moreno, un proyecto para mejorar la yuca ha cumplido ya 20 años en ejecución. De las 60 variedades de yuca que hay en este centro de investigación, seis han sido biofortificadas. Son altamente nutritivas. Tienen betacaroteno o vitamina A. La importancia de conseguir estas variedades con vitamina A consiste en que pueden evitar la ceguera nocturna. En poblaciones empobrecidas que tienen en la yuca una de sus principales fuentes de alimento, la falta de esta vitamina puede conducir, con el tiempo, a una ceguera irreversible. No son pocas las personas que tienen a la esculenta como fuente primaria de calorías. Son al menos 800 millones de personas en todo el orbe.

LOS AGRICULTORES NO SIEMBRAN LAS ‘SUPERYUCAS’
En Bolivia y en Brasil estas yucas tienen el mismo problema. No tienen mal sabor pero casi nadie quiere comerlas. El motivo es su color amarillo. La variedad cenoura del vecino país, además, requiere de condiciones excelentes para crecer y producir.
Mateo Vargas, responsable del proyecto de yuca de El Vallecito, describe así el problema: “A muchas personas no les gusta el sabor medio a zapallo de las yucas amarillas. Prefieren las blancas, que son deliciosas pero menos nutritivas”. Por ahora, esas yucas se venden a muy pocas personas y los productores como Humberto Añez, de la zona de San Juan de Palometilla, no quieren arriesgarse a sembrarlas por muy nutritivas que sean.

Poco parece importar que los investigadores locales recorrieran las provincias Sara y Andrés Ibáñez para conseguir estas variedades que ya pocos agricultores sembraban. El peligro consistía en que poco a poco desaparezcan de los campos de cultivo. Así, variedades como la ‘fortaleza’, traída desde Pando, la ‘amarilla del norte’, la ‘amarillita’ y la ‘yema de huevo’ aún esperan una oportunidad para llegar hasta la mesa y al menos compartir un lugar con la blanca esculenta. En El Vallecito no tienen más opción que seguir investigando, porque el cambio en el gusto de los consumidores requiere de una estrategia que no se diseña en los laboratorios. Como universidad, aclara Vargas, tienen que presentar a la sociedad opciones para garantizar la seguridad alimentaria. Lamenta el investigador que hasta la costumbre de preparar chivé, que es un refresco de yuca, se esté perdiendo.

UNA SUPERYUCA LLAMADA JARI
Desde 1973, la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) viene trabajando para que Brasil se convierta en líder de los cultivos tropicales. Uno de sus orgullos es la llamada BRS Jari (se pronuncia yarí), una yuca que se obtuvo por cruzamiento después de seis años de trabajo. “Es que la mandioca tiene una tasa de multiplicación muy baja”, explica el investigador Vanderley Santos, a quien EXTRA contactó telefónicamente en Brasilia. En las investigaciones se tomó en cuenta el hecho de que todas las mandiocas tienen un componente tóxico que es el ácido cianhídrico. Algunas raíces pueden causar la muerte de una persona. Por eso, los investigadores trabajan con raíces que tengan hasta 50 partes por millón de este ácido. Aquí, dice Vanderley Santos, empieza la controversia, porque según algunos criterios, se puede consumir yuca que tenga hasta 100 partes de ácido cianhídrico por millón. El suelo y las lluvias son dos factores que influyen en la cantidad de este tóxico. La mandioca que se usa en Brasil para hacer harina (ellos le llaman farinha) puede tener más ácido. Al momento de rallar la raíz para elaborar la harina, el ácido se volatiliza.

Es distinto el caso si se trata de una yuca para mesa, que solo requiere el corte de la raíz antes de cocinarla. En ese caso, el ácido cianhídrico no se volatiliza tanto. La ventaja es que al cortar la raíz y cocinarla rápidamente, el aprovechamiento del betacaroteno o vitamina A es mayor. Vanderley Santos insiste en que la obtención de la Jari no se hizo con procedimientos transgénicos, es decir, introduciendo genes de otra planta, sino que se hizo por cruzamientos. “Estamos usando genes que la especie ya posee”. Esa capacidad hizo que la Jari tenga ocho partes por millón de betacaroteno o vitamina A. La meta es llegar a 15 partes por millón. Cuando se consiga, será un triunfo para los investigadores, pero los productores seguirán mirando de reojo el color amarillo de estas raíces. Cuando se lanzó la variedad hace dos años, no había mucho interés en el mercado para esta clase de mandioca. Dos años después, la situación no ha cambiado mucho. Ni los productores ni las grandes empresas tienen apuro para sembrar esta variedad, porque la gente prefiere la yuca blanca.


Cuando las plagas se extiendan desde el valle del Rift en África, o desde Mato Grosso, en Brasil, habrá llegado el momento de recurrir a los genes que guardan las yucas silvestres. Carlos Rivadeneira, coordinador del proyecto Conservación de Parientes Silvestres del Museo Noel Kempff, considera que estas plantas son un reservorio de genes contra las plagas. Como recomienda Patricia Herrera, directora del Museo Noel Kempff, se deben realizar acciones para conservar las plantas de yuca salvaje en su hábitat, pero también es necesario avanzar en el estudio de las características que se pueden aprovechar para la especie cultivada. La superficie en producción, según Vallecito, es de 44.000 hectáreas en todo el país. En Santa Cruz se concentra un 70% de la cantidad cosechada. Bolivia consume yuca blanca, la privilegiada de las mesas. Por ahora, las saludables yucas salvajes siguen esperando para ser parte del menú.

- Reportaje realizado en el marco de la Maestría en Comunicación Periodística UEB-UNESCO

Protección
En Ayata y en la comunidad 21 de Agosto (La Paz) hay un proyecto para conservar los parientes silvestres de la yuca y la piña.

Enfermedad
La mancha parda ocasiona la pérdida del 38% de los cultivos. Es una de las 11 enfermedades que ataca a este tubérculo

Cultivos
Con 17.000 hectáreas, Santa Cruz concentra más de la mitad de los cultivos de Manihot del país

ENTREVISTA

Pueden resistir muchas plagas
Nagib Nassar, PhD / Investigador. U. de Brasilia
Desarrolló el primer clon apomíctico de la yuca. Es un procedimiento que permite reproducir la yuca con semillas verdaderas, perpetuando al mismo tiempo la superioridad de los progenitores. Su investigación ha permitido que estos híbridos sean plantados en cuatro millones de hectáreas en Nigeria, lo que ha convertido a ese país en el mayor productor de yuca del mundo.
-¿Qué propiedades interesantes para los agricultores tienen algunas de las especies que descubrió?
- Por ejemplo, M. olingantha es una fuente de alto contenido proteínico, M. Glaziovii tiene resistencia a la enfermedad del mosaico y a las xantomonas (que en Bolivia se conoce como añublo pardo bacterial). También resiste los insectos y los ácaros.
-¿Pueden crecer en ambientes difíciles?
-Sí, la caatinga, del noreste de Brasil, crece bien en el cerrado central (que tiende a ser muy seco).
-¿Qué características de las yucas salvajes ya se usaron para cultivos?
-Las que tienen alto contenido de proteínas y caroteno, las que contienen mucho hierro y zinc, además de las que presentan tolerancia a plagas y enfermedades.
- ¿Qué importancia tienen los cultivos apomícticos ?
- Se usan semillas verdaderas y se perpetúa la superioridad de los padres. Las plántulas quedan libres de enfermedades y virus.

SALVAJES PERO DELICADAS: EL HOMBRE, SU MAYOR AMENAZA

El mayor peligro para los parientes silvestres en Bolivia es la actividad agroindustrial en tierras bajas. Las inundaciones afectan a variedades que crecen en riberas

La sobrexplotación forestal en bosques amazónicos de La Paz, Beni y Pando amenaza su hábitat. En algunos lugares fueron arrancadas para poner pasto

En los valles interandinos grandes zonas han quedado erosionadas por la explotación del bosque. Carreteras, chaqueos y quemas alteran su medio ambiente

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