Según datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), el valor de la importación de la harina de trigo se incrementó en 22 por ciento en 2016 en comparación a 2015, mientras que la del trigo en grano creció de 1,8 a 25,2 millones de dólares en el mismo periodo.
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) informó que la sequía redujo la producción y se tuvo que importar para la demanda interna.
En 2016 se importó 114,1 millones de kilos de trigo frente a los 6,2 millones de kilogramos importados en 2015. Mientras que en el mismo periodo, se importó 260,7 millones de kilogramos de harina de trigo frente a los 214,5 kilogramos de harina de trigo importados en 2015, según los datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
Bolivia importó mayor cantidad de trigo de Estados Unidos. En 2016 se importó 74,7 millones de kilogramos frente a los 5,4 millones de kilos importados en 2015 de ese mismo destino. El segundo país de donde se importó la más trigo fue Argentina.
Este último país se constituyó también en el principal proveedor de harina de trigo en 2016. El año pasado se importó 258,8 kilogramos en volumen y 87,7 en valor; le siguen Paraguay y Perú. Sin embargo, también existen nuevos proveedores como Bélgica, Argelia, Canadá, Estados Unidos de América, Australia y Uruguay.
Según el gerente de Planificación de Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Jaime Hernández, 2016 fue uno de años que más se importó trigo en grano y harina debido a la brusca caída de la producción nacional.
“La disminución en la producción que tuvimos la anterior campaña de invierno fue drástica por la extrema sequía, a raíz de eso tuvimos una reducción muy fuerte del grano y tuvimos que recurrir a la importación de mayores volúmenes”, afirmó.
Por su parte, la jefa de Estadística del IBCE, Jimena León, explicó que las importaciones del grano de trigo no supera el récord registrado en 2014, cuando se internó un valor de 92 millones dólares.
En 2015, se sembraron 150 mil hectáreas de trigo en el país que dio un rendimiento de 1,65 toneladas por hectárea de cultivo y la producción fue de 248 mil toneladas. Sin embargo, en 2016 se sembraron 100 mil hectáreas con un rendimiento de 0,73 toneladas por hectárea y la baja en la producción de 73 mil toneladas. El consumo interno de trigo es de 700 mil toneladas.
PRODUCTORES ESPERAN INCENTIVOS
El gerente de Planificación de Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Jaime Hernández, pidió al Gobierno “dar una señal de incentivo” en el precio del trigo para garantizar la producción de trigo.
En 2012, la producción de trigo fue de 137 mil toneladas; en 2013, llegó a 115 mil toneladas; en 2014, fue de 281 toneladas. En 2016, los productores perdieron casi 27 millones de dólares y la producción redujo en casi 150 mil toneladas.
Hernández dijo que “potencial para la producción, hay”, pero se necesita luchar contra el contrabando, tener financiamiento para la producción, seguro agrícola y apoyo a la investigación y transferencia de tecnología a los productores.
La importación desincentiva al agricultor a seguir produciendo porque le quita un mercado natural, indicó Hernández.
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