El acopio de los granos que los productores de Santa Cruz están imposibilitados de exportar ha sobrepasado la capacidad de almacenaje y se corre el riesgo de perder cerca de 600 mil toneladas de soya, girasol, sorgo y otros.
Santa Cruz está en condiciones de almacenar 1.400.000 toneladas de granos y la producción ha sobrepasado las dos millones de toneladas, es decir que unas 600 mil toneladas de granos podrían perderse si persiste el veto a las exportaciones.
En un recorrido que hizo ayer este medio por la zona norte del departamento, se evidenció que industrias y complejos almaceneros sobrepasaron su capacidad de acopio y empiezan a reunir los granos en silobolsas.
Éstas son sacos de plástico con capacidad para 200 toneladas, que tienen un costo de $us 540 cada uno y su tiempo de vida es de 120 días. El acopio en silobolsas le cuesta al productor $us 4 más por tonelada producida mientras encuentra un mercado.
El precio normal por tonelada producida es de $us 8, pero en una silobolsa llega a $us 12, y los productores tienen 60 días para retirar sus granos del almacén.
La semana que termina, el Gobierno levantó la prohibición para la exportación de maíz, y el ministro de Desarrollo Rural, Carlos Romero, anunció que el gabinete ministerial analizará el futuro del resto de los productos.
El complejo granelero Jihussa, ubicado a 75 km de la capital, tiene la capacidad de almacenar 20 mil toneladas, y en sus afueras se ven largas filas de camiones para descargar soya, sorgo o girasol.
´Tenemos que rechazar a los clientes porque no tenemos espacios, ni siquiera para armar las silobolsas. Hay silobolsas que ya están más de 30 días con soya y no pueden venderlas´, dijo el encargado del lugar, Freddy Vaca.
´Como no se puede vender la soya, porque las industrias sólo compran para abastecer su cupo de exportación, el resto de granos se quedan sin espacio´, dijo.
Algunos productores como Edmundo Aspetti, que llegó de Cochabamba hace 30 años e inició su labor de agricultor con dos hectáreas y ahora tiene unas mil (50 por ciento propias), han construido sus propios almacenes con secadoras, peladoras, silos pulmones y galpones, pero aun así tienen problemas de acopio.
´El veto no sólo afecta al industrial, sino al productor, porque al no poder vender la soya y al no tener espacio donde guardarla, trata de colocarla a precios bajos, sin recuperar ninguna ganancia´, señaló Aspetti.
Cada año se producen 1.200.000 toneladas de soya; 80% para obtener aceite y 20% para exportar. De todo el aceite, 20% es para consumo interno y 80% para exportar. Según la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), los productores de soya perdieron $us 70 millones. Yandira Toledo, enviada al norte cruceño
Filas por el diesel en el campo
En la región norte del departamento de Santa Cruz, catalogada como el área de mayor producción, se forman largas filas de vehículos pequeños, camiones de alto tonelaje y gente con turriles y grandes bidones que esperan por el diesel.
Este carburante debe ser trasladado al campo para movilizar la maquinaria (cosechadoras y camiones) que lleva los productos a los mercados o centros de acopio.
´Antes llegaban 25 mil litros día por medio, ahora sólo 15 mil y encima van tres días que no recibimos ni gota de diesel. Una cosechadora gasta 200 litros al día y necesito 1.500 litros para mover la maquinaria´, afirmó Gerardo Salguero, pequeño productor de Aguaí, a 105 km de la capital.
Silveria Grimaldi, una agricultora que cultiva 600 hectáreas entre soya, maíz y girasol, dijo que su cosecha empezó hace siete días y le falta diesel para el traslado.
Santa Cruz está en condiciones de almacenar 1.400.000 toneladas de granos y la producción ha sobrepasado las dos millones de toneladas, es decir que unas 600 mil toneladas de granos podrían perderse si persiste el veto a las exportaciones.
En un recorrido que hizo ayer este medio por la zona norte del departamento, se evidenció que industrias y complejos almaceneros sobrepasaron su capacidad de acopio y empiezan a reunir los granos en silobolsas.
Éstas son sacos de plástico con capacidad para 200 toneladas, que tienen un costo de $us 540 cada uno y su tiempo de vida es de 120 días. El acopio en silobolsas le cuesta al productor $us 4 más por tonelada producida mientras encuentra un mercado.
El precio normal por tonelada producida es de $us 8, pero en una silobolsa llega a $us 12, y los productores tienen 60 días para retirar sus granos del almacén.
La semana que termina, el Gobierno levantó la prohibición para la exportación de maíz, y el ministro de Desarrollo Rural, Carlos Romero, anunció que el gabinete ministerial analizará el futuro del resto de los productos.
El complejo granelero Jihussa, ubicado a 75 km de la capital, tiene la capacidad de almacenar 20 mil toneladas, y en sus afueras se ven largas filas de camiones para descargar soya, sorgo o girasol.
´Tenemos que rechazar a los clientes porque no tenemos espacios, ni siquiera para armar las silobolsas. Hay silobolsas que ya están más de 30 días con soya y no pueden venderlas´, dijo el encargado del lugar, Freddy Vaca.
´Como no se puede vender la soya, porque las industrias sólo compran para abastecer su cupo de exportación, el resto de granos se quedan sin espacio´, dijo.
Algunos productores como Edmundo Aspetti, que llegó de Cochabamba hace 30 años e inició su labor de agricultor con dos hectáreas y ahora tiene unas mil (50 por ciento propias), han construido sus propios almacenes con secadoras, peladoras, silos pulmones y galpones, pero aun así tienen problemas de acopio.
´El veto no sólo afecta al industrial, sino al productor, porque al no poder vender la soya y al no tener espacio donde guardarla, trata de colocarla a precios bajos, sin recuperar ninguna ganancia´, señaló Aspetti.
Cada año se producen 1.200.000 toneladas de soya; 80% para obtener aceite y 20% para exportar. De todo el aceite, 20% es para consumo interno y 80% para exportar. Según la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), los productores de soya perdieron $us 70 millones. Yandira Toledo, enviada al norte cruceño
Filas por el diesel en el campo
En la región norte del departamento de Santa Cruz, catalogada como el área de mayor producción, se forman largas filas de vehículos pequeños, camiones de alto tonelaje y gente con turriles y grandes bidones que esperan por el diesel.
Este carburante debe ser trasladado al campo para movilizar la maquinaria (cosechadoras y camiones) que lleva los productos a los mercados o centros de acopio.
´Antes llegaban 25 mil litros día por medio, ahora sólo 15 mil y encima van tres días que no recibimos ni gota de diesel. Una cosechadora gasta 200 litros al día y necesito 1.500 litros para mover la maquinaria´, afirmó Gerardo Salguero, pequeño productor de Aguaí, a 105 km de la capital.
Silveria Grimaldi, una agricultora que cultiva 600 hectáreas entre soya, maíz y girasol, dijo que su cosecha empezó hace siete días y le falta diesel para el traslado.
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