Bolivia es cada vez menos soberana en términos alimentarios, porque no produce lo suficiente para cubrir la demanda interna con productos propios que hacen a la canasta básica, mientras que la seguridad alimentaria de la población mejoró por efecto de mayores ingresos para el acceso de alimentos, según el análisis del investigador José Gabriel Espinoza de Fundación Alternativas.
En su estudio “Tendencias de la producción y el consumo de alimentos básicos en Bolivia”, Espinoza apunta que la producción agrícola en el país tiene dos formas de producción claramente diferenciadas: una modernizada e intensiva en capital, marcado por el fuerte incremento de precios de los productos agroindustriales, y en contrapartida de una segunda, más intensiva en trabajo, y de baja extensión, dedicada a la producción de los cultivos de consumo básico alimentario.
“Bolivia es cada vez menos soberana en términos alimentarios, sobre todo si se consideran los alimentos de la canasta básica de consumo porque podemos exportar granos pero no son consumidos directamente por las familias (…). En cambio, la seguridad alimentaria tiene que ver con el acceso físico y económico de alimentos que ha ido mejorando sobre todo por el factor económico”, señala.
Ante la constante caída en los ingresos reales por actividades agrícolas, que han impulsado las migraciones campo – cuidad, junto con una constante reducción de la extensión de tierra por familia productora y el agotamiento de la tierra en sectores tradicionales de cultivo, el investigador advierte una reducción en la producción de muchos de los productos de la canasta básica.
“Los incrementos en la producción están explicados por una mayor extensión de los cultivos, antes que por una mejora en la productividad, que es baja en comparación a las observadas en los países vecinos”, dice en referencia a los niveles de rendimiento de los cultivos.
El especialista observa que en los últimos años hubo aumento en los ingresos de las familias lo que no garantizó una mejor calidad de alimentación. “Más el tipo de cambio (de la moneda), estos productos que eran producidos en zonas periurbanas y cercanas han ido perdiendo atractivo para el productor, incluso está cayendo la producción para el autoconsumo”, señala.
De darse un “shock” externo, habría un déficit alimentario en Bolivia, advierte el investigador “porque no hay producción interna. A medida que se va dejando la producción de alimentos, los patrones van hacia alimentos calóricos, hemos cambiado nuestros hábitos; del pesque (basado en quinua) a las alitas de pollo; es decir, consumimos más proteínas, grasas y azúcares”.
Importación
La pérdida de soberanía alimentaria en análisis de Espinoza se pone en manifiesto con los indicadores de alimentos. En promedio, el ritmo de crecimiento de las importaciones de cereales se ha incrementado en el orden del 1,5% anual. Sin embargo esta tasa está sujeta a una gran volatilidad.
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