Los productores del agro y los exportadores del país tienen previsto garantizar la soberanía alimentaria de Bolivia incrementando la producción de alimentos de 3,5 millones a 21 millones de toneladas hasta el año 2025.
Para lograrlo, entre otras demandas, piden seguridad jurídica, mecanismos que permitan frenar la competencia desleal de productos que ingresan con precios más bajos del exterior, y libertad para exportar los excedentes luego de abastecer al mercado local.
Como propuesta, sugieren construir un puerto soberano con salida al mar en Santa Cruz (Puerto Busch) y utilizar la biotecnología al servicio del agricultor boliviano para mejorar su producción, según adelanta el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, quien concedió a CAPITALES la siguiente entrevista en la capital oriental.
CAPITALES (C). ¿Qué necesita el sector exportador y productor del país para crecer?
Gary Rodríguez (GR). La exportación es el punto culminante de una cadena de producción. El sector demanda mejorar las condiciones del esfuerzo que tiene que ver con producir y transformar, que se traduzca en una garantía de libre exportación de los excedentes.
Este pedido tiene que ver con las restricciones que desde 2009 están vigentes en el país para diferentes productos alimenticios y que colocan en inferioridad de condiciones a nuestros exportadores, que comparten con otros oferentes del MERCOSUR (Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay).
C. ¿Con qué situaciones desventajosas se encuentran los exportadores?
GR. Difícil es firmar un contrato, hacer una venta a futuro cuando no se tiene garantizado un cupo, cuando no se sabe cuándo va a poder exportar y con qué precios. En muchos casos, se ven obligados a vender “spot” con el precio del día.
Difícil es planificar la logística de la exportación, que implica contratar con nueve meses de anticipación desde camiones, silos, ferrovías, barcazas, puerto, hasta barco.
Cuando nuestros competidores tienen esas posibilidades, que los bolivianos no tenemos, ellos son mucho más competitivos que nosotros y, obviamente, venden mejor en el mercado internacional.
C. ¿Qué políticas, en concreto, necesita el sector exportador para favorecer su actividad?
GR. La mejor política, la señal ideal para el sector exportador, sería la libre exportación de los excedentes, una vez que el mercado interno esté asegurado. La exportación es el resultado final de un esfuerzo de inversión, producción de materia prima y de transformación como: caña de azúcar en azúcar refinada y alcohol; grano de soya en aceite en bruto, aceite refinado, torta o harina de maíz, soya y sorgo que se transforman en alimento balanceado y luego en carne de pollo o ganado bovino.
Encontramos productos que no se puede exportar libremente porque se requiere sacar autorizaciones previas y cupos que garantizan primero el mercado interno con un precio justo. Eso no da una seguridad al exportador.
En concreto, demandamos seguridad jurídica para la tenencia de la tierra y respeto a la inversión privada; seguridad de mercado para recuperar el mercado interno y permitir la libre exportación de excedentes; mejora de logística y transporte activando nuestros puertos soberanos con acceso a aguas internacionales.
También créditos blandos para el sector agropecuario; un seguro universal contra pérdidas, sobre todo por inclemencias del tiempo; poner la biotecnología al servicio del agricultor para bajar costos, mejorar su rendimiento, productividad y por lo tanto su economía familiar; dedicarle mayor esfuerzo y recursos al proyecto ‘Mi Agua’, para enfrentar lo que es el cambio climático y la sequía.
Por último, dar garantía a los precio de los agricultores.
C. ¿Cuáles son sus perspectivas de crecimiento?
GR. El sector tiene proyectado triplicar la producción hasta el 2025, lo que representará una cantidad impresionante de alimentos. Bolivia pasará de exportar 3,5 millones de toneladas de alimentos a 21 millones.
C. ¿Y qué está perjudicando actualmente al sector agrícola?
GR. Me puedo referir a dos puntos de vista: el abastecimiento del mercado interno y las limitaciones para exportar el excedente. En ambos casos, el problema tiene que ver con los bajos rendimientos, la necesidad de aumentar la productividad y, también, la competitividad.
C. ¿Qué es lo más crítico que está sucediendo en el mercado?
GR. Ahora se están vendiendo cada vez más alimentos extranjeros a mejores precios. Incide la debilidad del dólar, que es muy barato en Bolivia actualmente, y los costos de producción, que en el país están subiendo.
En conclusión, el productor está perdiendo espacio en su mercado interno y no está pudiendo exportar libremente el excedente.
C. ¿Cómo se puede garantizar el precio a los agricultores?
GR. Los pequeños productores, al generar pequeños volúmenes, no tienen posibilidad de negociación frente a los compradores. Para esos pequeños agricultores debería haber precios de garantía, como lo hace la Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (EMAPA) pero más extendida.
Ayuda que los productores se asocien y negocien mejores precios y construyan silos para guardar su producción por un tiempo y negociar en mejores términos cuando el precio del producto comienza a subir, ya que, cuando la cosecha es simultánea, el precio tiende a bajar.
C. ¿Por qué considera que Bolivia retrocedió en cuanto a soberanía alimentaria?
GR. Hemos retrocedido porque estamos importando grandes volúmenes de arroz; desde el 2016 importamos maíz y hasta papas que entran de Perú, Brasil, Chile, Argentina y Uruguay.
Aspiramos a tener soberanía alimentaria, lo que quiere decir autoabastecernos; producir por encima de nuestras necesidades y exportar libremente los excedentes.
Hemos retrocedido porque bienes que antes exportábamos, como arroz o maíz, ahora los estamos importando.
EXPORTADORES PLANTEAN LA ALTERNATIVA DE UN PUERTO
Frente a los paros, bloqueos y el alza de tarifas, que significan una pérdida grande para los exportadores, el gerente general del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, dice que su sector propone tomar otras alternativas de puertos, como Matarani en Perú (que se está haciendo), Callao o la perspectiva Ilo.
Esta última, según su criterio, es muy cara por la distancia, costo y elevada inversión en el puerto. “Sería de varios miles de millones de dólares, entre 3.000 y 10.000, dependiendo del tipo de puerto”, enfatiza.
Rodríguez recuerda que hace un mes hicieron una propuesta al Gobierno y que el vicepresidente Álvaro García Linera la tomó como adecuada. Consiste en utilizar mejor los tres puertos soberanos que se tiene sobre la hidrovía en el Canal Tamengo: Puerto Aguirre, Puerto Gravetal y Jeneffer, y construir un puerto soberano en el Corredor Man Césped, al sudeste de Santa Cruz, sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná, que es Puerto Busch.
“Sería un puerto multipropósito y utilizable los 365 días al año, sin problemas de calado, teniendo varias razones para ser construido”, agrega el Gerente del IBCE.
Dice que tiene un diseño final, licencia ambiental, financiamiento externo del Gobierno italiano (200 millones de euros), es un puerto soberano de Bolivia sobre aguas internacionales con salida directa al mar, en este caso al Océano Atlántico.
2025: Agenda patriótica
Otra de las razones para construir el puerto de producción de alimentos hasta el 2025, en palabras de Gary Rodríguez, es un acople de la agenda patriótica del Gobierno con la agenda privada.
Cuando el país exporte 21 millones de toneladas de alimentos ese año, en vez de los menos de 4 millones de la actualidad, necesitará vías de transporte a los puertos del Pacífico.
“Como Santa Cruz es el principal agroproductor y agroexportador, es de carácter estratégico tener un puerto propio y navegable todo el año para salir de manera soberana hacia el Atlántico”, concluye Rodríguez.
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