Luego de 50 años de explotación de las tierras bajas de Santa Cruz, principalmente del este y el norte integrado, no se dispone hasta ahora de planes de manejo integral en la producción de alimentos.
El experto japonés gerente del Centro Tecnológico Agropecuario de Bolivia (Cetabol), Satoshi Tomori, informó que “el suelo agrícola en el departamento de Santa Cruz es fértil, aunque no se hace un manejo integral en la protección de la tierra, pese a que es producto de la naturaleza”.
Tomori hizo estas declaraciones durante una reciente visita de la prensa a las regiones agroindustriales, donde se constató el uso intensivo de fungicidas, pesticidas que afectan la capacidad de la tierra para mantener su productividad.
“Tras 40 o 50 años de producción, se ve la necesidad de una intervención en el manejo del suelo y su fertilización”, sostuvo el especialista. La institución que dirige cuenta con medio millón de dólares anuales de presupuesto, financiado principalmente por las cooperativas Caisy y Caico, que producen en la región ganado, arroz, huevo, soya, sorgo, maíz y trigo. En 2010, se sumó a los esfuerzos de Cetabol, la agencia de cooperación del Japón, JICA.
“El manejo integral permitiría apoyar los productos para aumentar la productividad de la tierra”, sostuvo.
AGROQUÍMICOS
Según explicó Tomori, “cualquier tipo de agroquímicos tiene impacto en mayor o menor grado en la tierra, por lo que para paliar sus efectos, recomendamos trabajar en la cobertura, utilizando por ejemplo, el abono verde, para lograr el manejo correcto de agroquímicos”.
UNA EXPERTA
La expresidenta de la Federación de Cooperativas Arroceras (Fenca), Salomé Tupa, experta en el uso de químicos, dijo que para una hectárea del cereal, se requiere mínimamente la inversión de 800 a 900 dólares. Lo mismo para la soya, cuya inversión para esa misma extensión varía en alrededor de $us 500.
DISMINUIR APLICACIONES
Según Tomori, el problema es disminuir el volumen de agroquímicos utilizados y también el número de aplicaciones. “Lo ideal es que de cinco aplicaciones, debiera bajar por lo menos una aplicación”, señaló, a tiempo se reiterar que es necesario utilizar una mínima parte de agroquímicos para alcanzar un manejo responsable de los cultivos.
IBCE
El expresidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior, (IBCE) José Luis Landívar, consultado sobre este tema, dijo que los sectores productivos del departamento requieren asistencia técnica y cooperación, para determinar el grado de aplicaciones de agroquímicos y su impacto en la fertilidad y calidad de las tierras.
COOPERATIVAS
El gerente de la Cooperativa Caico, Kiyotaka Ota, donde trabajan, bajo esa razón social, tres grupos con la denominación de Okinawa 1, 2 y 3, señaló que durante la inmigración japonesa a Bolivia, si bien llegaron importantes grupos de sus connacionales, escapando de los rigores de la guerra, al presente es muy difícil que se puedan producir nuevos flujos de migración japonesa, debido a que mínimamente se requiere disponer de 100.000 hectáreas, lo que demanda la inversión no menor a un millón de dólares. “Nadie se anima a invertir tanto para comenzar”, sostuvo.
SEMILLAS MEJORADAS
Ota es partícipe de utilizar semillas mejoradas en Cetabol y otras entidades especializadas como la gubernamental Iniaf. En Santa Cruz existen varias firmas que ofrecen semillas certificadas.
El expresidente de la Asociación de Proveedores de Insumos Agrícolas (APIA), Marcelo Traverso, sostuvo que en Bolivia por lo menos un 30 por ciento de las semillas utilizadas en las campañas agrícolas no tienen certificación, por lo que el productor al hacer uso de aquellos insumos claves, pone en riesgo la productividad de los cultivos y hasta pueden dañar a la tierra.
SEGUNDA GENERACIÓN
El gerente de la Cooperativa Caico, Kiyotaka Ota, al igual que su colega Isamu Kondo, que administra la Cooperativa Caisy, en Yapacaní, descendientes de inmigrantes japoneses, es parte de la segunda generación de inmigrantes japoneses y dijo que, como sus antecesores que llegaron al país en los años 50, de la centuria pasada, apuesta por Bolivia y alienta que sus hijos puedan hacerse productores, aunque las cifras fueron rojas durante la campaña de verano 2015 - 2016, donde la mayoría de sus afiliados sumó pérdidas. “En 2015 fue un año negativo, por eso estamos todos aquí con la cabeza abajo, pero vamos a recuperarnos en los siguientes años”, manifestó.
VARIACIONES EN PRECIOS
La soya se cotizaba antes de la conclusión de la última campaña de verano en Santa Cruz en $us 230 y hasta en menos la tonelada, pero mejoró su cotización en abril impulsada por la bolsa de Chicago. Ota dijo que es necesario impulsar el uso de biotecnologías para disminuir las aplicaciones de agroquímicos. “No podemos mover los precios internacionales de los productos, pero sí los costos y en esta parte entra en juego la biotecnología”, agregó. Alertó que si los costos se mantienen altos, ello afecta la rentabilidad de los cultivos, lo cual desincentiva a los productores.
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