La incorporación del cacao del trópico de Cochabamba al mercado mundial de ese producto, que actualmente atraviesa una coyuntura favorable de precios y mercados, aún no es posible debido a la falta de asistencia técnica institucional y gubernamental, los bajos volúmenes de producción y la inexistencia de una certificación orgánica.
Este año, el precio de la tonelada métrica de cacao se incrementó de 2.624 dólares en enero a 3.145 dólares en septiembre, de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Cacao (ICCO) difundidas por el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
“El favorable ambiente de precios y mercados para el cacao a nivel mundial es muy alentador; sin embargo, estamos huérfanos de apoyo institucional y no contamos con niveles de producción certificada que nos permita desarrollar todas las actividades que involucra el proceso de exportación”, dice Osvaldo Navia, gerente general de la Unión de Organizaciones de Productores de Cacao del Trópico, mejor conocida como “Chocolate Tropical”.
Recordó que durante la gestión 2008 los atractivos precios del mercado internacional hicieron que más del 80 por ciento de la producción nacional de cacao se comercialice en el exterior, a través de la única empresa exportadora, El Ceibo, y que el mercado local quede desabastecido, situación que fue cubierta con importaciones de Perú y Ecuador que fueron estocadas por las empresas comercializadoras.
Este año, la crisis financiera internacional (bajos precios de materias primas) hizo que bajen las exportaciones y que toda la producción nacional sea absorbida por el mercado local, hasta la saturación, situación que disminuyó de 25 a ocho bolivianos el precio del kilogramo de cacao.
En 2007 la producción nacional de cacao superó las 3.264 toneladas de cacao, de las cuales alrededor de 440 toneladas corresponden a la variedad silvestre y el resto, más de 2.824 toneladas a variedades introducidas o híbridas, según datos del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca).
Producción
En el trópico de Cochabamba, motivados por los atractivos precios internacionales de los últimos dos años, las asociaciones campesinas incrementaron las plantaciones de cacao cultivado de 965 hasta 1.200 hectáreas.
Las familias beneficiarias también aumentaron de 1.028 a 1.300 y la producción bordeará las 138 toneladas hasta diciembre, según proyecciones de los empresarios del rubro.
Hasta fin de año se espera que el Ministerio de Desarrollo Productivo apruebe los estudios a diseño final y el financiamiento de la planta industrial que será instalada en Shinahota, con una inversión de 4,18 millones de bolivianos.
Con la planta industrial de Shinahota en producción a mediados de 2010, se pretende obtener al año 9.120 kilogramos de licor de cacao, 8.025 kilogramos de manteca de cacao: 28.454 kilogramos de cacao en polvo y 36.480 kilogramos de chocolate de cobertura, para cubrir requerimientos del mercado nacional, según estimaciones de Chocolate Tropical.
“Tenemos que aprovechar la tendencia ascendente de los precios para crecer como sector, abandonar la categoría de productores de materia prima e incursionar en el agregado de alto valor comercial a los granos de cacao”, indicó Navia.
UNAS 300 FAMILIAS RECOLECTAN CACAO SILVESTRE
Labor productiva de yuquis y yuracarés
Se estima que en el trópico de Cochabamba unas 300 familias indígenas recolectan cacao silvestre en aproximadamente 150 hectáreas localizadas en las Tierras Comunitarias de Origen (TCO’s) de los yuracaré y yuquis y en el Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Securé (Tipnis), de acuerdo con una investigación realizada por técnicos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE).
En el mercado externo, el cacao silvestre se comercializa con la denominación “Wild” (silvestre o salvaje) por el que los importadores pagan precios superiores al cacao cultivado mediante certificaciones de producción orgánica y sistemas de precio justo.
“Se desconoce la cantidad de cacao silvestre recolectado por los indígenas del trópico, cada año, pero tenemos información que esta variedad corresponde al grupo de cacaos finos, con alta demanda para chocolates de consumidores que tienen ingresos altos”, explicó Osvaldo Navia, gerente de la Unión Chocolate Tropical.
Actualmente, la producción de esta variedad cuenta con el apoyo de la Mancomunidad de Municipios del Trópico, que cierra actividades en diciembre, y de la Fundación PUMA, que ejecuta programas específicos entre los yuracaré y yuquis.
Bolivia, al contar con 12.115 hectáreas de cacao silvestre en zonas amazónicas del oriente boliviano, tiene posibilidades de recolectar y exportar alrededor de 1.672 toneladas del producto al año.
DIFERENCIAS DEL PRODUCTO
J Existen diferencias básicas entre el “cacao silvestre” y el “cacao cultivado”. El primero, que tiene mayor precio en el mercado mundial, se desarrolla dentro los bosques naturales amazónicos y se reproduce sin necesidad de la intervención del hombre; a diferencia del segundo que crece en plantaciones incorporadas por el hombre a los sistemas productivos, a través de la siembra, cuidado y aprovechamiento del fruto, explica el Cipca en estudios realizados sobre la producción.
20.751 HECTÁREAS CULTIVADAS
J Bolivia cuenta con 20.751 hectáreas plantadas de cacao, que económicamente benefician a 8.240 familias campesinas.
El cacao silvestre alcanza 12.115 hectáreas, de las que 67 por ciento están en Beni; 24 por ciento en Santa Cruz; seis por ciento en La Paz; dos por ciento en Pando y uno por ciento en Cochabamba.
El cultivado abarca 8.635 hectáreas: 65 por ciento en La Paz; 19 por ciento en Beni; nueve por ciento en Cochabamba; cuatro por ciento en Pando y tres por ciento Santa Cruz.
ANÁLISIS
“La historia de Suiza debe ser una motivación”
Cuando se habla de chocolate no se puede dejar de pensar en Suiza y de preguntar: ¿cómo pudo un país alpino, pequeño y mediterráneo como Suiza, sin un clima tropical, ni cultivos de cacao, desarrollar una tan sofisticada cultura en el arte de fabricar el chocolate?
Si bien fue en 1697 cuando Heinrich Escher —alcalde de Zurich— dio a conocer el chocolate en aquel país, no fue hasta 1750 cuando dos italianos fundaron la primera fábrica de chocolate en Berna.
Para el éxito alcanzado, hay dos aspectos que se le atribuyen: haber aprovechado sus recursos hidráulicos, colocando sus fábricas en antiguos molinos de harina; y, “el contratiempo que se suponía tendría por no tener acceso al mar, no implicaba ninguna desventaja a la hora de importar los productos ultramarinos…” (Chocosuisse, Association of Swiss Chocolate Manufacturers).
La historia de este país líder mundial de la chocolatería, debe ser una motivación para Bolivia si quiere ser reconocida como un “productor de chocolate de calidad”.
No cerrarse a la inversión extranjera es inteligente, considerando que los “cioccolatieri italianos” fueron los que enseñaron a los suizos cómo funcionaba la fabricación del chocolate. Hoy los suizos lideran el mercado mundial.
Un sector altamente industrializado no se desarrolla de la noche a la mañana y precisa de tecnología e inversión, para lo que se necesitan alianzas estratégicas con fabricantes reconocidos.
De otra parte, la industria del chocolate en Bolivia no avanzaría sin la existencia de un mercado que genere ganancias. Un estudio sobre biocomercio realizado por el IBCE por encargo de SECO, estimó que si Bolivia vendiera sólo cacao en grano cultivado, en el mercado orgánico (1.672 toneladas) ganaría 5 millones de dólares y por cacao silvestre (1.672 toneladas) la suma de 6,7 millones de dólares. Pero si fabricara barras de chocolate de 100 gramos y las vendiera en el mercado orgánico ganaría 61 millones de dólares y a partir de cacao silvestre 184 millones de dólares. Esto, gracias a que EEUU y los europeos tienen un alto poder adquisitivo para pagar altos precios, algo imposible de lograr solo en el mercado interno, por lo que el negocio está en exportar con valor agregado.
Carlos Alberto Ávila Saucedo, Especialista en mercados del IBCE
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