El sector productivo está sufriendo los efectos de la prohibición de la exportación. Los agricultores soyeros expresaron su preocupación por la prohibición de exportar maíz de parte del Gobierno central, ya que desincentiva la siembra de maíz en la próxima campaña agrícola, pese a que constituye la principal práctica de rotación combinada con siembra directa, para los agricultores que realizan un manejo sostenible de sus suelos.
Así lo hizo conocer el presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Reinaldo Díaz, quien expresó que la prohibición de la exportación de maíz, en grano y sus derivados, ocasionará en el corto plazo una disminución de la superficie de siembra, que en las dos últimas campañas agrícolas se vio incrementada porque los precios favorables hacían factible la exportación del grano hacia países vecinos.
El mercado interno demanda sólo 500.000 toneladas anuales, y la producción estimada de este año es de 600 mil toneladas.
Subrayó que el cultivo del maíz en Santa Cruz está íntimamente relacionado con los demás cultivos que se producen, tanto en invierno como en verano, ya que aparte de ser un buen proveedor de materia prima para las raciones alimenticias para los animales de granja, también permite darle sustento a la agricultura integral que ocurre en el departamento. Además, la caída provocada en los precios locales para el maíz hacen inviable su producción en la siguiente campaña agrícola, debido a que los costos de producción han tenido un incremento importante por la subida de precios en los insumos; por ejemplo, en fertilizantes, la urea, y en agroquímicos, el herbicida glifosato, se han incrementado entre 300 y 400%, respectivamente.
Coincidieron que ante la incertidumbre de precios para el maíz, el agricultor optará por sembrar otros cultivos con niveles de rentabilidad más atractivos y con menos inseguridad. "El Gobierno debería analizar la posibilidad de retirar el decreto que prohíbe la exportación de maíz y de aceite, caso contrario será un perjuicio, porque cuando hay desincentivo para sembrar un cultivo, obviamente hay un encarecimiento de los precios y ahí aumenta la inflación y se incrementa el costo de la canasta familiar", dijo.
El gerente de Promasol (Productores de Maíz y Sorgo) remarcó que las medidas gubernamentales están provocando desincentivo en este sector. “En el caso del maíz, nosotros desde hace 25 años siempre buscábamos alternativas de dónde colocar los excedentes de la producción, pero ahora cuando se nos avecinan mercados importantes, nos encontramos con esta barrera”, dijo.
Consideran que el Gobierno, con estas medidas, busca que el productor levante las manos y así pueda revertir las tierras.
Así lo hizo conocer el presidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Reinaldo Díaz, quien expresó que la prohibición de la exportación de maíz, en grano y sus derivados, ocasionará en el corto plazo una disminución de la superficie de siembra, que en las dos últimas campañas agrícolas se vio incrementada porque los precios favorables hacían factible la exportación del grano hacia países vecinos.
El mercado interno demanda sólo 500.000 toneladas anuales, y la producción estimada de este año es de 600 mil toneladas.
Subrayó que el cultivo del maíz en Santa Cruz está íntimamente relacionado con los demás cultivos que se producen, tanto en invierno como en verano, ya que aparte de ser un buen proveedor de materia prima para las raciones alimenticias para los animales de granja, también permite darle sustento a la agricultura integral que ocurre en el departamento. Además, la caída provocada en los precios locales para el maíz hacen inviable su producción en la siguiente campaña agrícola, debido a que los costos de producción han tenido un incremento importante por la subida de precios en los insumos; por ejemplo, en fertilizantes, la urea, y en agroquímicos, el herbicida glifosato, se han incrementado entre 300 y 400%, respectivamente.
Coincidieron que ante la incertidumbre de precios para el maíz, el agricultor optará por sembrar otros cultivos con niveles de rentabilidad más atractivos y con menos inseguridad. "El Gobierno debería analizar la posibilidad de retirar el decreto que prohíbe la exportación de maíz y de aceite, caso contrario será un perjuicio, porque cuando hay desincentivo para sembrar un cultivo, obviamente hay un encarecimiento de los precios y ahí aumenta la inflación y se incrementa el costo de la canasta familiar", dijo.
El gerente de Promasol (Productores de Maíz y Sorgo) remarcó que las medidas gubernamentales están provocando desincentivo en este sector. “En el caso del maíz, nosotros desde hace 25 años siempre buscábamos alternativas de dónde colocar los excedentes de la producción, pero ahora cuando se nos avecinan mercados importantes, nos encontramos con esta barrera”, dijo.
Consideran que el Gobierno, con estas medidas, busca que el productor levante las manos y así pueda revertir las tierras.
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