Sin hojas y sin choclos para cosechar, así se encuentran los cultivos de maíz de 900 familias en 15 comunidades de Toco, uno de los municipios más afectados que trabaja para declarar desastre por la plaga del gusano cogollero en el valle alto de Cochabamba.
La oruga devastó en cuestión de tres semanas el 100 por ciento de los sembradíos en la comunidad de Ana Rancho, ubicado a una hora viaje de la ciudad de Cochabamba, según el testimonio de los agricultores.
En un recorrido a varias parcelas se verificó que el panorama es desolador porque los insectos devastaron las plantaciones dejando en pie solamente el tallo.
La desesperación por frenar la propagación de las larvas del insecto llevó a los comunarios a emplear químicos y a regar los cultivos. Un afectado por la plaga, Jaime Luján, relató que cada productor perdió un promedio de de 3.500 a 4 mil bolivianos, pero este monto varía de acuerdo a la superficie del predio afectado.
“Este gusano sale denoche, ahora ha disminuido por las lluvias, pero hace tres semanas había harto y hasta a nosotros nos picaba, nos está arruinando totalmente, no vamos a recuperar nada”, contó.
El dirigente de la comunidad de Ana Rancho, William Rojas, indicó que las 98 familias que se dedican a la producción de maíz en el lugar resultaron damnificadas.
“Toda la noche fumigamos, a partir de las nueve hasta la madrugada, están muy agresivos, se nos apegan al cuerpo, necesitamos insecticidas y semillas, queremos que las autoridades departamentales y municipales nos apoyen”, aseveró.
Los pobladores comentaron que atrás quedó la tranquilidad del campo porque cada noche ahora lidian con el ruido que causan los insectos al devorar los cultivos sin importar el tamaño.
Por su parte, el director de Desarrollo Productivo de la Alcaldía, Samuel Medrano, explicó que las orugas superan el centímetro de tamaño, una característica que los hace resistentes a los insecticidas.
Acotó que se elaboran los informes para la declaratoria de desastre.
Medrano atribuyó la proliferación del gusano a la sequía y la falta de capacitación y control de cultivos.
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