Los caminos de tierra son el nexo a las quintas del partido (municipio) de Escóbar, una de las quince regiones en Argentina donde los bolivianos producen hortalizas. Datos estadísticos señalan que el 80% de la producción y el mercado horticultor argentino está en manos bolivianas.
Desde la provincia de Jujuy hasta la Patagonia, pasando por el Gran Buenos Aires, la comunidad boliviana en Argentina consiguió apoderarse de este mercado en ese país, donde existen 10.136.080 hogares consumidores.
Según el Censo Hortiflorícula de 2006, el 70% de producción y comercialización de hortalizas en Argentina estaba en manos bolivianas y a principios del 2010 se calcula que el porcentaje subió al 80%.
Según el Censo Hortiflorícula de 2006, el 70% de producción y comercialización de hortalizas en Argentina estaba en manos bolivianas y a principios del 2010 se calcula que el porcentaje subió al 80%.
“Tranquilamente abastecemos al 80% de la ciudad de Buenos Aires y al 100% de Escóbar, Campana, Lujan, entre otros partidos. Otros compatriotas, en el interior, también suministran de hortalizas a Argentina, según los últimos datos es el 80%”, aseguró a La Razón David Acchura, presidente de la Colectividad Boliviana de Escóbar.
Los bolivianos son reconocidos por sus cosechas de tomate, acelga, cilantro, pepinillos, pimiento morrón, perejil, apio, espinaca, lechuga y cebolla, entre otras verduras.
Según la publicación “De peones a patrones quinteros” de Roberto Benecia, docente de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y experto en sociología del trabajo, los residentes bolivianos tienen terrenos agrícolas en las siguientes regiones; Escóbar, Córdoba, La Plata, Río Negro, Bahía Blanca, Santa Fe, Jujuy, Salta, Tucumán, Rosario, Mar del Plata, Goya, Florencio Varela, Tierra del Fuego y Chubut.
La Razón visitó Escóbar, a 70 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, región donde las quintas de pocas hectáreas aparecen como parches verdes al aire libre, aunque por el clima de estación aún no había siembra. Sin embargo, detrás de las casas y las calles sin asfalto, como en un pequeño valle cochabambino, surgen los invernaderos donde los bolivianos trabajan la tierra el año redondo.
“Trabajamos desde las cinco de la mañana hasta la noche, incluso lo hacemos algunos domingos. Por eso nos va bien acá ya que todo lo que tenemos es gracias a las hortalizas”, confesó Zenón Huapuri, un potosino de 41 años y que radica en Escóbar desde hace dos décadas. “Sin los bolivianos no habría hortalizas frescas. Valoramos su trabajo y agrademos su labor”, confirmó Sergio Benucci, funcionario del Gobierno argentino. Para que el negocio crezca, en Escóbar un boliviano invierte por lo menos 40.000 dólares. “30.000 dólares cuesta una hectárea y hay que invertir 10.000 dólares más para construir los invernaderos y poder trabajar la tierra”, explicó Carlos Rejas, potosino (34) que vive en Argentina hace diez años.
TARIJEÑOS. Similar trabajo desarrollan sus compatriotas del sur, del departamento de Tarija. En la ciudad de La Plata varios tarijeños compraron tierras en el área rural de esa región para producir hortalizas.
TARIJEÑOS. Similar trabajo desarrollan sus compatriotas del sur, del departamento de Tarija. En la ciudad de La Plata varios tarijeños compraron tierras en el área rural de esa región para producir hortalizas.
“En un principio alquilamos terrenos para cosechar, ahora la mayoría compramos hectáreas a los italianos para producir hortalizas. Somos cerca a 20.000 tarijeños y también existen compatriotas de Santa Cruz”, afirmó Salvador Vides (36), tarijeño que vive en La Plata hace once años.
De igual manera, en la provincia del Chubut, al sur de Argentina, tarijeños y cruceños se adueñaron del mercado horticultor de esa región. “Hasta en Tierra del Fuego, en la Patagonia, existen bolivianos trabajando la tierra”, añadió Vides.
Minoristas ganan el doble
Al mercado concentrador de Morón (Gran Buenos Aires) llegan día por medio 50 toneladas de hortalizas producidas por bolivianos. Un productor vende la caja de 20 kilos de tomate a 18 dólares y en el mercado el kilo se oferta a dos dólares. Lo mismo sucede en los mercados centrales de Berazategui y Varela.Minoristas ganan el doble
HAce poco estuve en jujuy, y los chicos del hotel Viento Norte me comentaron esto mismo... que curioso, no?
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