Las fricciones entre el gobierno y los productores agropecuarios no son exclusividad de la realidad política y económica argentina. Bolivia también fue testigo de este tipo de conflictos. La diferencia es que allí se decidió ponerles fin. En este proceso fue clave el papel que cumplió un hombre, Demetrio Pérez, al asumir la presidencia de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) hace poco más de un año.
“Las inversiones habían dejado de llegar. Se había paralizado el crecimiento”. Así describe Pérez la situación que vivía el sector agropecuario boliviano, en diálogo con La Nación, durante la visita que hizo a la última edición de Expoagro.
“Si una familia está unida puede superar muchos desafíos, si está dividida, difícil”. Con esta sencilla imagen Pérez plasmó las razones de la urgencia por restablecer el contacto con el Gobierno boliviano. “De persona a persona es más fácil”, dice con una serenidad que hace intuir que cualquier diálogo puede prosperar si lo tiene como interlocutor. Sus rasgos, su mirada profunda y reflexiva y el tono de voz siempre monocorde parecen traslucir la experiencia de la cultura milenaria de la que desciende.
“No pertenezco a ninguna ideología. Soy apolítico”, afirmó Pérez. Está convencido de que ése fue otro de los principales motivos que hicieron posible el acercamiento de las partes. Sin duda lo es. Aunque también hubo otros factores que ayudaron al éxito de este proceso de diálogo. Ser el presidente de la asociación de productores más importante del país y compartir la misma identidad étnica que Evo Morales fueron cruciales.
Pero hubo otra causa de éxito en este proceso, que fue determinante para que se lograra establecer el primer vínculo entre la Anapo y el gobierno: Pérez es amigo del viceministro de Defensa Social, Felipe Cáceres, quien a su vez tiene una estrecha amistad con Morales. Tanto Cáceres como el presidente boliviano tienen un mismo inicio político, los dos fueron dirigentes de Movimientos Cocaleros, que hace de la defensa del cultivo de hoja de coca una causa nacional.
El desabastecimiento de diesel, la infraestructura precaria, la falta de regulación en materia de transgénicos y la inseguridad jurídica son algunos de los temas que generaban malestar en el sector agropecuario boliviano, que se concentra principalmente en la región de Santa Cruz de la Sierra. Allí se cosecha casi la totalidad de la soja boliviana, 2,5 millones de toneladas al año, que representan la tercera exportación del país, después del hierro y los hidrocarburos.
En el primer encuentro con Morales, Pérez le planteó la necesidad de asegurar la comercialización de gas oil, que solía escasear, especialmente durante la época de siembra y cosecha.
La gestión de este hombre trajo paz a los productores agropecuarios de Bolivia, concentrados en Santa Cruz, que antes de que Pérez llegara a la presidencia de la Anapo habían cerrado todo diálogo con el gobierno / la nación
“Las inversiones dejaron de llegar. Se había paralizado el crecimiento”
“No pertenezco a ninguna ideología. Soy apolítico”
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