El 75 por ciento del consumo nacional de trigo depende directamente de la importación del producto y de la donación que Bolivia recibe de otros países. La producción solamente alcanza para cubrir el 25 por ciento del requerimiento local.
El viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Álex Díaz, explicó ayer que la demanda de ese grano se aproxima a las 600 mil toneladas métricas anuales, mientras que a la fecha la producción alcanza a un poco más de 130 mil toneladas.
Para cubrir la falta del producto actualmente, Bolivia importa 370 mil toneladas métricas del cereal, y según la Sociedad Industrial Molinera (SIM) lo hace de Argentina, Estados Unidos e incluso de Canadá y Europa.
El déficit de la producción de trigo y harina salió a la luz como resultado de las amenazas de los panificadores de elevar el precio del pan.
La política del Gobierno se basa en la soberanía alimentaria y en el desarrollo de los rubros agrícolas que garanticen esto.
La soberanía alimentaria promueve la autosuficiencia nutricional. Da prioridad a la recuperación de los productos locales con alto valor proteínico que fueron sustituidos por otros de tipo foráneo.
Según Díaz la baja producción obedece a que Bolivia no tiene las condiciones climatológicas para su producción por su ubicación en el hemisferio.
A largo plazo y para revertir esta situación, dijo el Viceministro, se pretende desarrollar una investigación genética-científica del cereal que permitirá encontrar una variedad mejorada que pueda adaptarse al medio.
Observaciones
El asesor de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), José Luis Baldomar, aseguró que mientras Bolivia continúe importando el grano los productores nacionales no estarán interesados en desarrollar nuevos cultivos, porque resulta una competencia para ellos.
“Todas estas decisiones de abrir mercados para productos agropecuarios, terminan afectando la producción nacional y favoreciendo la especulación, más allá de que se establezcan tiempos, hay un estocamiento de harina que desincentiva la siembra de trigo”.
Baldomar explicó además que su sector presentó al Gobierno un plan de desarrollo del sector trigero, pero que hasta la fecha no tuvo respuesta.
Los panificadores de La Paz, Sucre, Oruro y Potosí, por separado, expresaron su preocupación por la falta de trigo para producir pan de batalla. Algunas federaciones cuestionaron a los agropecuarios que no apuesten por desarrollar este grano y en su lugar cultiven solanente soya.
El trigo es la materia prima de la harina con la que se hace el alimento de primera necesidad que se comercializa en las tiendas de barrio.
El presidente del SIM, Juan Tórrez, indicó que al momento en el país funcionan nueve molineras, cinco, en La Paz; tres, en Santa Cruz y una en Potosí, las cuales trabajan en un 30 por ciento de su capacidad.
Tórrez sugirió que para mejorar la situación de abastecimiento del trigo, el Gobierno plantea políticas con Argentina.
El viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Álex Díaz, explicó ayer que la demanda de ese grano se aproxima a las 600 mil toneladas métricas anuales, mientras que a la fecha la producción alcanza a un poco más de 130 mil toneladas.
Para cubrir la falta del producto actualmente, Bolivia importa 370 mil toneladas métricas del cereal, y según la Sociedad Industrial Molinera (SIM) lo hace de Argentina, Estados Unidos e incluso de Canadá y Europa.
El déficit de la producción de trigo y harina salió a la luz como resultado de las amenazas de los panificadores de elevar el precio del pan.
La política del Gobierno se basa en la soberanía alimentaria y en el desarrollo de los rubros agrícolas que garanticen esto.
La soberanía alimentaria promueve la autosuficiencia nutricional. Da prioridad a la recuperación de los productos locales con alto valor proteínico que fueron sustituidos por otros de tipo foráneo.
Según Díaz la baja producción obedece a que Bolivia no tiene las condiciones climatológicas para su producción por su ubicación en el hemisferio.
A largo plazo y para revertir esta situación, dijo el Viceministro, se pretende desarrollar una investigación genética-científica del cereal que permitirá encontrar una variedad mejorada que pueda adaptarse al medio.
Observaciones
El asesor de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), José Luis Baldomar, aseguró que mientras Bolivia continúe importando el grano los productores nacionales no estarán interesados en desarrollar nuevos cultivos, porque resulta una competencia para ellos.
“Todas estas decisiones de abrir mercados para productos agropecuarios, terminan afectando la producción nacional y favoreciendo la especulación, más allá de que se establezcan tiempos, hay un estocamiento de harina que desincentiva la siembra de trigo”.
Baldomar explicó además que su sector presentó al Gobierno un plan de desarrollo del sector trigero, pero que hasta la fecha no tuvo respuesta.
Los panificadores de La Paz, Sucre, Oruro y Potosí, por separado, expresaron su preocupación por la falta de trigo para producir pan de batalla. Algunas federaciones cuestionaron a los agropecuarios que no apuesten por desarrollar este grano y en su lugar cultiven solanente soya.
El trigo es la materia prima de la harina con la que se hace el alimento de primera necesidad que se comercializa en las tiendas de barrio.
El presidente del SIM, Juan Tórrez, indicó que al momento en el país funcionan nueve molineras, cinco, en La Paz; tres, en Santa Cruz y una en Potosí, las cuales trabajan en un 30 por ciento de su capacidad.
Tórrez sugirió que para mejorar la situación de abastecimiento del trigo, el Gobierno plantea políticas con Argentina.
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