domingo, 8 de octubre de 2017

Introducen tecnología moderna en la agroindustria de Chuquisaca

Productores locales optimizan sus recursos para encarar dos grandes desafíos mundiales: el crecimiento demográfico y el cambio climático. Así se pudo constatar en la “Feria de Transferencia de Innovaciones Tecnológicas Agrícolas” realizada entre el 28 y 29 de septiembre en el Centro de Investigación e Innovación en Ciencias Agrarias Villa Carmen (Yotala).

La vida actual, junto con el crecimiento demográfico y el cambio climático, obliga a los productores agrícolas locales a mejorar su producción y modernizarse para estar a la par de otros países utilizando tecnología moderna de la agroindustria. De esta manera, ahorran agua, tiempo y trabajo, además de optimizar espacios y evitar pérdidas.

Las ferias constituyen medios eficaces para acercar la ciencia y la práctica a los agricultores. Con ese fin, el pasado 28 y 29 de septiembre la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad San Francisco Xavier desarrolló la “Feria de Transferencia de Innovaciones Tecnológicas Agrícolas”, en el Centro de Investigación e Innovación en Ciencias Agrarias Villa Carmen (CIICA-VC).

La organización estuvo a cargo de esa unidad facultativa, del Instituto de Desarrollo Integral de la Facultad de Tecnología, las facultades de Contaduría Pública y Ciencias Financieras, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal y la Alcaldía de Yotala, con el apoyo económico de la GIZ Programa de Desarrollo Sostenible.

Dos desafíos

De acuerdo con la explicación ofrecida a CAPITALES por el responsable de Investigación del CIICA-VC, Juan Pablo Álvarez, la feria donde expertos realizaron exposiciones magistrales, visitas a stands y demostraciones responde a dos desafíos fundamentales en Chuquisaca: Conservar y mantener los recursos genéticos, tanto in situ como ex situ, principalmente de los valles; y desarrollar la investigación aplicada, para fortalecer el crecimiento de la productividad agropecuaria.

En este caso, vinculado a la inversión en bienes públicos esenciales como la infraestructura rural, la investigación y desarrollo (I+D), la extensión agropecuaria y el desarrollo de estándares para su cumplimiento en el sector, “felizmente el CIICA-VC ayuda a cumplir ese propósito”, sostiene el entrevistado.

Según Álvarez, los trabajos de investigación e innovación están encaminados para producir manteniendo el nivel de insumos (tierra, mano de obra, fertilizante, maquinaria, ganado), con el fin de no degradar los suelos y no ampliar la frontera agrícola; consiguientemente, no deforestar los bosques.

“Nuestro deseo es que las actividades de investigación e innovación respondan a las necesidades básicas y que los agricultores adopten las soluciones encontradas, desde luego mejorando la eficacia de la producción y hacer frente al cambio climático de manera adecuada”, agrega él.

En la feria se socializó de manera práctica entre los agricultores las tecnologías, innovaciones e investigaciones para la producción de hortofrutícola considerando los enfoques de género, cambio climático, agronegocios, producción ecológica, uso sostenible de suelos y agua. A continuación detallamos algunas de esas experiencias.

Innovaciones agrícolas

Jaime Rivera, productor independiente del municipio de Zudáñez, trabaja con innovaciones de tecnología para la producción de plantines usando el sistema de bandejas individuales. Explica a CAPITALES que con este sistema se consiguen productos de buena calidad, se evitan problemas de estrés en el momento del trasplante y se agiliza el tiempo de producción.

Con el sistema tradicional se hacía el trasplante “a raíz desnuda” y se cosechaba en tres o cuatro meses, pero usando las bandejas se puede cosechar la lechuga en 25 días y la coliflor o el brócoli en 70 días.

Esta innovación, que desde hace dos años se aplica en Zudáñez, es una modificación de los modelos utilizados en Argentina o Europa hace mucho tiempo. En Zudáñez hay una plantinera que desarrolla la GIZ junto con el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF). Allí tienen una parcela experimental donde innovan y difunden tecnología.

Ese sistema va acompañado con una nueva técnica de producción en camellones altos. Por ejemplo, en el caso de la producción de cebolla, normalmente un agricultor logra una densidad de 250 y 300 mil plantas por hectárea, pero con la innovación se consigue 1 millón de plantas y se triplican los rendimientos.

Rivera explica que la producción tradicional de hortalizas al aire libre demanda mucha agua, afronta problemas de invasión de hierbas y contagio de enfermedades, pero el uso del mulch plástico para hortalizas —otra innovación— permite el mantenimiento de la humedad y evita el contacto con el suelo y la contaminación con otros patógenos.

“Mediante la siembra tradicional, del 100% de la semilla que se usa un 70% se pierde, pero con el uso de la tecnología (una máquina de fierro que cuesta Bs 250) se obtiene hasta un 90% de efectividad en la germinación de la semilla, además se realizan surcos perfectos donde solo se debe depositar la semilla en la mitad de tiempo”, detalla Rivera.

Para trasplantar plantines (depositar plántulas de hortalizas en terreno definitivo) en 1 hectárea, el agricultor necesita cinco días, pero usando el cañón de trasplante se hace en un día, la planta no se estresa, no muere ni requiere de todo un proceso para recuperarse.

Otra innovación es la sembradora de zanahoria, cebolla y remolacha. En la máquina se deposita la semilla y se empuja, en la parte delantera está la surcadora que abre el surco, enseguida cae por ahí la semilla, se tapa con tierra y sin pensar se siembran tres filas con una buena densidad y distribución de semilla. Ese trabajo se realiza en dos o tres días pero con la máquina, en una hora.

Si hay una buena producción el mayor beneficiario, con productos sanos, es el consumidor. Parece haber llegado el tiempo de cambiar el concepto de que vivir en el campo y ser agricultor es sinónimo de sufrimiento, pobreza y necesidad.

También se están introduciendo las “mochilas fumigadoras”, que antes se bombeaban para su funcionamiento pero ahora solo se necesita apretar un botón. Su costo es asequible y demanda un menor tiempo de trabajo.

Sistema de hidroponía

Fritz Hammel, del Centro de Innovación Agrotecnológica La Barranca, que depende de la Carrera de Agronomía Técnico Superior, explicó que están trabajando con cultivos de frutilla y lechuga usando el sistema de hidroponía (cultivo en agua sin la utilización de ningún tipo de sustrato que aporte nutrientes a la planta) de flujo de película vertical.

“Con el sistema de hidroponía se ocupa menos espacio, se obtienen frutos sanos —porque no están en contacto con el suelo— y de mejor calidad en sabor y dulzor. Con el riego normal se pierde agua por infiltración, evaporación y por consumo de la planta, pero con el sistema de hidroponía se ahorra un 50% de agua”, asegura.

Según Hammel, los productos limpios tienen que ser más caros respecto a los producidos en forma convencional y la gente tiene que acostumbrarse a ello.

Riego

Grover Pereira, representante de la empresa Todo Riego, fundada en Tarija y ahora con presencia en Sucre, demostró a los productores por qué se debe cambiar el riego tradicional por inundación o “corrido”, como también le llaman, por los sistemas de riego por goteo o por aspersión.

“Somos importadores a nivel nacional de dos líneas Dripsa de la Argentina que cuenta con material fabricado con tecnología americana e importamos productos de ADRISA de España, con accesorios de riego como filtros, llaves y plomería. El lema que maneja nuestra empresa es la economía del agua”, sostiene.

Pereira explicó que están dando precios más bajos por la compra de los insumos para los dos sistemas no tradicionales de riego. Tienen cintas y manguera desde 750 micrones hasta 1.100 micrones, y también cuentan con diferentes tipos de accesorios como conectores y gomas para armar un sistema completo.

“El goteo se utiliza en cualquier tipo de cultivo. pero se recomienda para plantas frutales porque tiene un vida útil de hasta diez años. La cinta es recomendable para la producción de tomate pero para el durazno, la manzana o la vid se debe usar la manguera de 1.1 micrones”, aconseja él.

El precio por el sistema de riego por goteo es más elevado, ya que tiene más accesorios. En el riego por aspersión el precio se reduce en un 50%.

El riego por goteo alcanza un 95% de efectividad, uniformidad y mejoramiento de producción, debido a que se pueden mandar fertilizantes y agua al mismo tiempo y en la misma cantidad a todas las plantas.

Respecto al riego por aspersión, la efectividad del mejoramiento de producción es del 85% en tanto que con el sistema tradicional de riego corrido se gasta mucho mano de obra. “Con la misma cantidad de agua que se usa con el riego tradicional para una hectárea se pueden regar hasta tres hectáreas con el sistema de riego por goteo”, aclara Pereira.

Cambio climático

En la feria también se mostraron novedades tecnológicas especiales para que la horticultura y la fruticultura puedan encarar los fenómenos climatológicos que ocurren por el cambio climático.

“La fruticultura es uno de los rubros con mayor riesgo de sufrir daños debido al cambio climático que provoca heladas, escasez de agua o intensas granizadas que pueden diezmar o acabar con toda la producción de frutales como ocurrió aquí en 2015 (la huerta modelo del instituto)” explica el director del Instituto de Desarrollo Rural Integral, Ramiro Villalpando.

Una novedad es la malla antigranizo, que se coloca bien tensada encima de los árboles para que cuando caigan los granos de granizo, reboten y no se acumulen dentro de la malla. El periodo con mayor riesgo de caída de granizada es entre noviembre y enero.

Junto con la malla usan un sistema de riego por goteo a través del uso de una manguera que tiene dos goteros por cada árbol, la misma que suministra solo el agua necesaria. En cambio el sistema de riego tradicional demanda una gran cantidad de agua, de la que mucha se pierde por evaporación, infiltración y perforación.

Villalpando anunció que pronto utilizarán una manta térmica de protección contra las heladas y temperaturas extremas, que en Yotala llegaron a los 5 grados bajo cero.

“La malla antigranizo y el sistema de riego por goteo tienen un costo de 175 mil bolivianos y una vida útil de al menos diez años; los expertos garantizan que el productor cubre ese costo con la producción del primer año. Como Universidad nos toca reactivar la actividad frutícola en el municipio de Yotala. A través de este modelo replicamos nuestras experiencias con el resto de las plantaciones de frutales”, señala.

Espacio de interacción

Así, se generó un espacio de interacción entre los sectores empresariales, financieros, agrícolas y de comercialización, posibilitando además un proceso de fortalecimiento de los complejos productivos y mejores condiciones de viabilidad y sostenibilidad.


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