martes, 11 de septiembre de 2018

Métodos ancestrales pueden mitigar daño a la tierra

De acuerdo con expertos agrónomos ante los problemas de degradación de la tierra es necesario realizar un análisis, sobre el manejo y recuperación de suelos, para valorar el fenómeno y aplicar técnicas de conservación, con miras a recuperar la fertilidad y la capacidad productiva del suelo. Esta tarea nos permitiría reducir las pérdidas económicas y costos para los municipios productores de alimentos.

Para encarar la degradación de los suelos, los expertos plantean el uso de métodos ancestrales que por muchos años han sido utilizados para conservar la tierra en óptimas condiciones para la producción de alimentos.

“La erosión y degradación de suelos se podría mitigar con una combinación de métodos ancestrales y modernos, utilizadas antiguamente en la agricultura boliviana, con la finalidad de preservar a la Pachamama o Madre Tierra”, señaló el investigador y docente universitario, Roberto Miranda.

En su opinión para estudiar el suelo hay que tener en cuenta factores, como el clima, la vegetación, la cobertura, además de tomar en cuenta algo muy importante como el factor social. Las formas de pensar tienen gran influencia a la hora de organizar el manejo y uso de la tierra con miras incrementar la producción futura, lo que está estrechamente relacionada con las nociones de sacrificio, ahorro e inversión.

Lo que pensamos sobre las cosas afecta a nuestra cultura y a cómo nos organizamos en la sociedad. Los sociólogos nos dicen que el propio proceso de aprender una lengua desde el nacimiento determina cómo vemos la realidad. Cuando pensamos que las cosas son de una cierta manera, no importa si somos objetivos o no, son de esa manera a todos los efectos.

“Definitivamente tiene que haber una complementariedad, porque las prácticas ancestrales tienen bastante ciencia detrás de ellos. Son experiencias fruto de una repetición de cientos y miles de años, con las técnicas modernas actuales”, precisó el doctor Miranda.

Para el experto es necesario realizar un análisis para encaminar un proyecto de manejo y recuperación de suelos, lo que implica un financiamiento difícil de estimar en términos económicos, pero sí temporalmente.

Los frutos de una recuperación de suelos –dijo– mínimamente se advierten en 10 años, pero lamentablemente los proyectos en nuestro medio son de corto alcance, por lo que “es imposible ver los efectos en uno o dos años, por tal motivo no existe incentivo a la recuperación de los suelos”.

El experto asegura que no existe una clasificación de los suelos en Bolivia que deben ser catalogados bajo condiciones físicas, químicas y biológicas.

TECNOLOGÍAS

Señaló que puede ser incorporado como tecnología la Chaquitaclla —palo de punta encorvada que puede ser de metal o madera— que era un instrumento que las poblaciones Chipayas en Oruro utilizaban para evitar el roturado del suelo.

“Podemos construir Chaquitacllas más modernas e incorporar a un tractor que no remueva la tierra, que simplemente empiece a hacer aberturas en el suelo, de tal manera que haga varios hoyos en una pasada y podamos tener tolvas que inmediatamente pongan la semilla, una modalidad que no descarta sino puede acompañar a la tecnología, pero respetando el principio de la labranza conservacionista”, precisa Miranda.

Indicó que también se puede recurrir a las Aynokas o Aynoq’as —áreas de pastoreo o conjunto de parcelas ubicadas en diferentes áreas de un mismo piso ecológico— donde se cultiva durante tres años, cada diez años de descanso, para posteriormente volver al ciclo rotativo. En el último año de cultivo los comunarios aprovechan para la siembra de forraje y el pastoreo, con ganado ovino, vacuno, llamas, entre otros.

DESERTIFICACIÓN

El 51% del territorio boliviano está afectado por la desertificación, como consecuencia del cambio climático, quemas, alta actividad productiva y expansión de la frontera agrícola por la mancha urbana, según el doctor Roberto Miranda.

“En Bolivia tenemos más del 51 por ciento de las tierras con procesos de desertificación, y eso es alarmante para un país que tiene 10 millones de habitantes, o sea más de la mitad de erosión. Ello se debe habitualmente a ciertos manejos de los suelos como es el caso de la minería, que es un factor que degrada bastante el suelo y otros recursos como el caso del agua”, detalló.

El país tiene una superficie de 1.098.581 km y cuenta con alrededor del 82% de tierras de pastos y bosques, estando afectada por erosión eólica (35%) e hídrica (45%). En la llanura Chaco-Beniana, como en el altiplano sur, la causa principal de erosión es el viento. En el resto del territorio predomina la erosión hídrica. La erosión tiene un gran impacto en la economía y es causada por la deforestación, sobrepastoreo y mal uso de la tierra. Este impacto causa problemas en las zonas donde se producen sedimentos y que luego afectan la fertilidad de los suelos.

Un estudio de 2014 de la Universidad Mayor de San Simón, de Cochabamba, da cifras “alarmantes” pues se habla de una desertificación en el 41% (1996) y el 51% (2014) del territorio nacional. Potosí, Cochabamba, Chuquisaca, Santa Cruz, La Paz, Oruro y Tarija son los departamentos afectados por este proceso de degradación.(Agencias)

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