A través de su investigación, este grupo de científicos ha tratado de determinar de qué están hechos los suelos a nivel molecular y si esta composición cambia en un mundo más cálido, que es lo que predicen los estudios de los expertos del IPCC o Panel Intergubernametal para el Cambio Climático de la ONU.
Según sus previsiones, durante todo este siglo el aumento de las temperaturas será de entre 1,5 y 4,5ºC, con un promedio estimado de 2,5ºC.
La materia orgánica del suelo es lo que permite que el terreno sea fértil y capaz de soportar la vida vegetal, lo que es de vital importancia para la agricultura. La materia orgánica retiene el agua en el suelo y evita la erosión.
Y esto se a acelerando en el mundo y ya ha degradado unos 2.000 millones de hectáreas de cultivo. Cada año, la degradación de los suelos provoca una pérdida que oscila entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables, según datos de la investigación.
ENERGÍA Y AGUA
Los procesos naturales de descomposición de la materia orgánica del suelo proporcionan a las plantas y a los microbios la fuente de energía y el agua que precisan para crecer.
Por todo ello, los científicos esperan que el calentamiento de la atmósfera acelere este proceso, con lo que finalmente se aumentaría la cantidad de CO² que se transfiere a la atmósfera.
La investigadora es tajante: “No podemos permitirnos el lujo de perder carbono del suelo, ya que aumentaría la erosión”. Pero considera como alternativa el carbono que está almacenado en el permafrost o suelo congelado del Ártico que, según algunos estudios, puede descongelarse hacia la mitad del siglo.
“Tenemos que saber y comprender qué va a suceder con el carbono almacenado cuando los microbios sean más activos con temperaturas más cálidas”, ha añadido Simpson.
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