martes, 1 de agosto de 2017

Oscar Rivas: “La soya es ilegal en todos los países”

ECOLOGISTA | EN LO QUE CONSTITUYE UN MOVIMIENTO CADA VEZ MÁS INFLUYENTE EN PARAGUAY, OSCAR RIVAS DESTACA COMO UNA DE SUS MÁS CONOCIDAS FIGURAS. CUESTIONA SIN CONCESIONES EL MODELO DE LA MONOPRODUCCIÓN AGROINDUSTRIAL Y LAS MEGAREPRESAS.

Oscar Rivas, una de las nuevas figuras de la política paraguaya, recibió a OH! en un singular despacho burocrático. Decenas de árboles, plantas y sembradíos, así como ornamentos de las diversas culturas indígenas rodean a las oficinas de una vieja estructura construida en base a ladrillos. El escenario ideal, aislado del bullicio de Asunción, para hablar sobre la pugna ambiental entre dos modelos de desarrollo que se desata en Sudamérica.



OH!: El modelo de desarrollo paraguayo, basado en grandes hidroeléctricas y soya transgénica, es visto en ciertos sectores empresariales como un ejemplo a seguir. Se destaca los récords de crecimiento del PIB, de las exportaciones, de la ganadería, etc. ¿Cuál es su evaluación acá en Paraguay de este modelo de desarrollo?

Debemos partir de la constatación de que crecimiento no necesariamente es desarrollo. Eso está absolutamente demostrado con los indicadores de pobreza (hoy 28,8 por ciento) que han aumentado en Paraguay. Tenemos un crecimiento sostenido en los últimos 10 años, sin embargo tenemos un aumento también sostenido de la pobreza. ¿De qué sirve un crecimiento basado en indicadores ineficientes como el Producto Interno Bruto si no conseguimos desarrollar a nuestras sociedades, sino todo lo contrario?

¿Quiénes son los que se enriquecen y quiénes pagan la cuenta de ese enriquecimiento ilícito, ilegítimo y, en gran medida, ilegal?



OH!: ¿La soya ilegal? ¿Por qué?

La soya es ilegal en todos los países principalmente porque va contra los preceptos legales de las salvaguardas ambientales que existen en todos nuestros países y que están relativamente correlacionadas y armonizadas. Sin embargo, hay un proceso de franca negación de esas salvaguardas respecto del agua, de la biodiversidad y de los derechos garantizados de los pueblos. Especialmente se afecta a las comunidades campesinas y a las comunidades de los pueblos originarios. El Paraguay no es un modelo para ser replicado, todo lo contrario, debe ser un ejemplo de lo que no hay que hacer.



OH!: ¿También en el caso de las grandes represas hidroeléctricas?

Sí. Nosotros siempre creímos que las megarepresas no son sustentables. Si bien la hidrogeneración es un sistema de producción renovable, no es necesariamente sustentable. Las microrepresas podemos dejarlas a un lado para un debate posterior. Pero las megarepresas de ninguna manera. Los impactos dañinos ambientales de los territorios, inclusive climáticos, hoy son imposibles de aceptar frente a los nuevos conocimientos y frente a los nuevos paradigmas de la sustentabilidad del desarrollo.

Tenemos cuatro megarepresas en el Paraguay, entre ellas, dos de las más grandes del mundo, Itaipú y Yaciretá. Acá inclusive es interesante analizar la incompatibilidad entre la mega monoproducción extensiva, sea ganado o granos, con la productividad y la longevidad productiva de las represas. Dado que la materia prima de la producción energética es el agua, pero la deforestación que implica la mega monoproducción, disminuye esa materia prima de las represas. Además, el nivel de arrastre hace que millones de toneladas de sedimento se acumulen en la base del vaso de la gran represa. Entonces disminuye la caída. Y los sistemas para disminuir la cantidad de sedimentos en el fondo de los lagos no resultan lo suficientemente eficientes.

En suma, hay una total incompatibilidad del sistema productivo en el cual se basa este modelo mal llamado de desarrollo, es de crecimiento y de empobrecimiento. En el corto plazo, y es a lo que iba, obviamente está ofreciendo pingües ganancias a un sector muy reducido que, inclusive son grupos vinculados a las transnacionales, ni siquiera a las empresas nacionales. Sí, también se benefician las asociadas, las cómplices, pero los pueblos, los verdaderos y legítimos propietarios del territorio en nuestras naciones, no son beneficiarios de este modelo. Todo lo contrario, los pueblos se quedan con la deuda.



OH!: Monsanto, Cargill, Syngenta, etc. priman en el caso de la soya, ¿quiénes se benefician con las megarepresas?

Con los daños que nos causamos generamos el crecimiento económico de las empresas que están en Brasil y en Argentina, principalmente. El 25 por ciento de la matriz energética de Brasil está basado en la producción de Itaipú. Nosotros no utilizamos ni el 10 por ciento de la producción hidroenergética paraguaya. Es una especie de commodity de exportación.



OH!: ¿Y este modelo no resulta, tal cual algunas voces aseguran, base de la soberanía alimentaria, seguridad alimentaria, fuente internacional de alimentos o definiciones de ese estilo?

Para llegar a eso debemos apostar por lo opuesto, por la agroecología. Ahí sí, de verdad, estaríamos resolviendo tanto el problema de alimentación de nuestros pueblos como la dependencia de corporaciones transnacionales. Soberanía alimentaria desde el punto de vista de los pueblos, pero además estaríamos ayudando a enfriar el planeta. Y esto se halla respaldado por datos de todo el sistema de las Naciones Unidas, por la Cepal, etc. Ellas le dan la gran responsabilidad de la alimentación del mundo a la agricultura familiar, de pequeña escala, en todo el planeta.

Y en el tema de los perversos efectos del cambio climático mundial, somos víctimas de una práctica de emisiones que no producimos, pero este modelo productivo, señalado como exitoso, es cómplice del mismo proceso del calentamiento global.



OH!: Otro aspecto polémico de las megarepresas son normalmente sus costos y la gestión. Al parecer nunca cuestan lo que se presupuesta en un comienzo ni tampoco se construyen en los plazos anunciados, sino más. ¿Ha sucedido así acá en Paraguay?

Definitivamente. Las represas, primero, pasaron a costar diez veces más de lo previsto (hasta 60 mil millones de dólares en el caso de Itaipú) y, segundo, su construcción también se demoró diez veces más de lo previsto. Y, con todo eso, no pagaron ni el 30 por ciento de los daños generados que tienen que entrar como parte de sus compensaciones.

Incluso las entidades financieras internacionales que respaldaron la construcción de aquellas obras demostraron ser claramente ineficientes en el cumplimiento de sus propias políticas y salvaguardas. Hasta llegaron al nivel de retroceder a un peligroso proceso de degradación de las salvaguardas conquistadas para las entidades financieras internacionales. Hay un retroceso muy importante, muy grave, en las condiciones que debe haber para el financiamiento de mega obras de infraestructura.



OH!: ¿De dónde vienen esas tendencias que buscan replicar el modelo de soya y megarepresas en países como Bolivia, Argentina y, otras partes de Sudamérica?

Estamos en una especie de post neoliberalismo en términos económicos y macroeconómicos. Estamos entrando en una marca negativa en la historia económica planetaria. Las grandes corporaciones adquieren un poder ilimitado y eso escapa a los preceptos de neoliberalismo. Los Estados están perdiendo fuerza, las decisiones de los Gobiernos pierden fuerza frente a las presiones corporativas. Eso no sólo deriva en un debate económico y macroeconómico que tenga que ver con a qué tipo de desarrollo apostamos. La misma política se halla privatizada, está secuestrada.

Entonces, ¿cómo es posible debatir democráticamente un proceso de desarrollo, si no tenemos las garantías de la soberanía popular, si no tenemos las garantías de la misma política? Todo proceso, toda decisión serán necesariamente ilegítimos por antidemocráticos. Hay una acumulación del poder en pocas manos y una pérdida del poder de toma de decisiones en la participación popular. Todos los procesos de participación, que fueron grandes conquistas en los últimos 40 años, hoy están retrocediendo. Hoy el proceso participativo en la toma de decisiones se ha convertido en un simple saludo a la bandera. Entonces no estamos pudiendo tomar decisiones soberanas.

Y esa es la parte más peligrosa, más grave que la decisión que se tome respecto de las mega obras de infraestructura. Tendremos que volver muy atrás en la historia política de los pueblos y reconquistar la democracia secuestrada.



OH!: ¿Y qué tanta organización y esperanzas hay frente a ese estado de cosas?

La esperanza radica en la posibilidad de una mayor disponibilidad de la información. Si bien los medios masivos de información también han sido secuestrados y marcan una línea de pensamiento en función de ciertos intereses, existen otras herramientas de comunicación a las que cualquiera puede acceder. Entonces las posibilidades de la difusión del conocimiento, necesario y oportuno en todo proceso de toma de decisiones, están ahí disponible.

Hoy, cuando se visita las comunidades, es notable el aumento de información que tiene la gente. De todas maneras, resulta una situación incipiente, pero también es una luz de esperanza al final del túnel. Un pueblo informado, un pueblo con conocimiento es un pueblo soberano. Eso produce democracia, produce un claro combate a la corrupción y produce las herramientas más contundentes en contra de los males que nos aquejan en Latinoamérica. Sólo se cuida lo que se ama, y sólo se ama lo que se conoce.



Perfil

Oscar Rivas



Fue Ministro de Medioambiente del presidente Fernando Lugo. Actualmente funge como asesor del Intendente (Alcalde) de Asunción y es director del Instituto Socioambiental del Sur – Escuela de la Sustentabilidad y catedrático universitario. Tiene una especialidad en Gestión de Territorio, estudió Etnología, Arqueología y Arquitectura en universidades de Paraguay y de Dinamarca.

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