lunes, 17 de abril de 2017

Desventajas restan competitividad a los agricultores del departamento



Dificultad para conseguir mano de obra especializada en el cultivo, alta rotación de jornaleros debido a la migración temporal o definitiva, y permanente enseñanza de las técnicas del cultivo a la nueva mano de obra, son algunas de las desventajas que enfrentan quienes se dedican hoy en día a la producción agrícola, según el experimentado agrónomo chuquisaqueño Oscar Álvarez Urioste. Esto, en su criterio, resta competitividad.

Álvarez produjo tomate entre 1979 y 2012. Pasó de la producción convencional, con un alto uso de plaguicidas, a una de transición de menor aplicación de defensivos agrícolas, enfocado en el Manejo Integrado del Cultivo (MIC), que va más allá del mero Manejo Integrado de Plagas (MIP). “Es el planteamiento que a partir de 2006 la Fundación PASOS realizó como 'producción limpia' para Río Chico”, comenta a CAPITALES.

Durante sus 33 años como productor de tomate dice que introdujo varios híbridos (no transgénicos), mejorando la productividad y la calidad de las cosechas y enseñando a pequeños productores de Río Chico a utilizar mejores técnicas de cultivo.

Llegó a producir más de 12.000 cajas de tomate al año. Parte importante de su éxito se debió a la venta directa que realizó dos veces por semana a mayoristas, minoristas y amas de casa, con la activa ayuda y participación de su esposa e hijos.

Sin embargo, dejó el cultivo del tomate porque con el boom de la minería y la construcción (a partir de 2008), hubo una gran migración del campo hacia las ciudades y las minas, además de la creciente migración a España, Argentina y Chile.

Conseguir mano de obra para el cultivo de tomate y la agricultura en general se volvió muy difícil y caro. El costo del jornal se duplicó en dos años, pasando los Bs 100 (Bs 80 el jornal, más comida y coca), mientras que el precio del tomate mantenía sus acostumbrados altibajos, oscilando entre 20 y 180 bolivianos la caja.

Además, agrega Álvarez, este es el cultivo en el que más se nota el efecto del cambio climático, por los extremos de temperatura y eventos de lluvia, frecuencia de granizo y riadas, al margen del incremento en la presencia de plagas y enfermedades. El cultivo se volvió muy riesgoso, dice él.

Finalmente, decidió dejar el rubro del tomate e incrementar la producción de semilla de maíz en Villa Vaca Guzmán (Muyupampa).

Efectos de la migración

En este momento hay un cambio de cultivos intensivos como las hortalizas por otros que no demandan tanta mano de obra y jornales. La sustitución de mano de obra por mecanización, sin embargo, no es automática ni se puede mecanizar todas las fases de un cultivo en nuestras condiciones.

Pero también ocurre el abandono de tierras por falta de mano de obra, incluso en sistemas bajo riego. La migración del campo a diferentes destinos es protagonizada por gente joven. Los adultos mayores quedan en los predios porque ya no tienen la fuerza ni el ímpetu para un trabajo intensivo. “Estoy describiendo el problema de manera muy simple ya que la situación de las familias en el campo es mucho más compleja”, aclara Álvarez.

Perjuicios de la política

“Considero que se crean los problemas desde la concepción de los programas y proyectos de la Gobernación y de los municipios al no asegurar en mediano plazo todos los recursos humanos y financieros que se requieren. Deben contratar al mejor personal disponible en el mercado y no rotarlo cada año. Si por necesidad de no aumentar la planilla permanente se tiene que contratar consultores en línea, entonces deberán encontrar soluciones para que los técnicos se contraten por un año que coincida con la campaña agrícola del proyecto en cuestión y no los cambien en diciembre, cuando más se los necesita. Solo deben preguntarse cómo harían si fuera su dinero. Eso ayuda mucho”, recomienda Álvarez.

Otro problema serio, a su juicio, es que las comunidades piden que cualquier proyecto llegue a todos por igual, pues no todos tienen las habilidades para trabajar con uno u otro proyecto; al final, las inversiones se diluyen sin lograr el efecto esperado. “Un caso típico es el programa de miel que distribuyó a todos los miembros de una comunidad entre una y tres cajas para abejas, sin tomar en cuenta la cantidad mínima de colmenas por familia para que sea rentable o al menos interesante para que las cuiden”.

Problemas estructurales que perjudican a la producción agrícola

Los principales: Inversiones en infraestructura productiva a medias. Precario estado de muchos caminos municipales e asistencia técnica insuficiente.

En la producción de hortalizas, cereales incluyendo el amaranto y el trigo, o la semilla de maíz, el productor debe hacer al menos una pequeña prospección de mercado (con ayuda de instituciones públicas o privadas) para decidir a qué rubro dedicará su esfuerzo.

Inversiones privadas y estatales que se hacen sin el estudio respectivo. Por ejemplo, la cantidad de equipos distribuidos por los diferentes programas a las asociaciones que se formaron solo para recibir regalos.

Rezago tecnológico. No se puede competir con la productividad lograda por “los vecinos” y producir a un costo que desalienta la importación legal o de contrabando de productos agrícolas como papa, tomate, cebolla, ajo, ají, amaranto, quinua, uva, limón, chirimoya, manzana y otros, si uno no se adecua a la tecnología existente.

Se debe abrir la discusión sobre el uso de la biotecnología, incluyendo el uso de cultivos transgénicos, para informarse adecuadamente y no al calor de sentimientos o dogmas, para luego tomar las decisiones correctas.

Existe un gran cambio en la agricultura contemporánea y hay que adaptarse a ella rescatando lo mejor de la agricultura ancestral y difundir todo ese conocimiento a través de una adecuada asistencia técnica y de inversiones consecuentes.

La solución del problema de la AT tiene que empezar con la formación de los profesionales en la Universidad, que a su vez requiere de una formación continua de los catedráticos y la revisión de los planes de estudio.

Fuente: Oscar Álvarez Urioste

Los problemas que enfrenta la agroindustria

Los precios de los productos agrícolas en general que se pagan a los agricultores no acompañan el incremento del costo de producción debido al aumento de los costos de la mano de obra, insumos, transporte y comercialización.

El Estado invirtió mucho en infraestructura de producción, como sistemas de riego, pero los agricultores no han sido suficientemente capacitados en su uso y existe un evidente deterioro de los sistemas por falta de mantenimiento o uso inadecuado.

Se invirtió bastante en caminos principales, avanzando en la cantidad de carreteras asfaltadas, pero los caminos municipales de acceso a aquellas no se mantienen adecuadamente por falta de presupuesto.

Existe un rezago en adopción de técnicas de producción —nuevas y ancestrales— por insuficiente o deficiente asistencia técnica.

Los rendimientos en Chuquisaca están muy por debajo del potencial de los cultivos. Las instituciones públicas y privadas no se ponen de acuerdo con un plan de capacitación integral a los productores para que a mediano plazo se pueda revertir la situación.

Oscar Álvarez Urioste: Resumen de su hoja de vida

Es ingeniero agrónomo graduado en 1977 en la Universidad Renana Federico Guillermo de Bonn, Alemania.

Tiene estudios de posgrado en el CINDER, Maracaibo, Venezuela. Especialista en Protección de Cultivos y Especialista en Producción de semillas en la Universidad Federal de Pelotas, RS, Brasil.

Fungió como Jefe del Departamento Agrícola y Gerente de Operaciones de CORDECH. Director Nacional de semillas. Consultor Agrícola y Director de diferentes Proyectos en PASOS y CARE. Productor de hortalizas entre 1979 y 2012 y productor de semillas desde 1992.

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