domingo, 19 de marzo de 2017

Agro cruceño reclama uso de biotecnología y pide reabrir debate


EN CIFRAS

21.88 por ciento fue la variación negativa en la producción de granos en 2016.

3,5 millones fue el volumen de producción de granos en 2016.

Los pequeños y grandes productores registraron fuertes pérdidas en 2016 y sostienen que las cosas seguirán igual o peor si el país no da el salto hacia el uso de la biotecnología. Alertan que el sueño de triplicar la producción en 2025 está en riesgo y piden que se pierda el miedo a los alimentos genéticamente modificados.

Lo demandan los pequeños y los grandes agricultores del oriente. Y avisan que si el país no da “el salto”, el sueño de triplicar la producción en 2025 no se cumplirá. De hecho, creen que el sector podría estancarse o, peor, retroceder. Los productores dicen que la única salida es el uso de la biotecnología.

CAPITALES recogió el reclamo en los extensos campos de cultivos de Santa Cruz, allá donde se produce más del 70 por ciento de los alimentos que consume el país, según datos del sector.

¿Por qué quieren los agricultores la presencia de la biotecnología en el agro? Al sector no le fue bien el año pasado. Eso, debido a los fuertes golpes climáticos, las plagas y el veto al acceso de nuevas tecnologías, entre otros factores. Los productores, en una serie de encuentros con empresarios y agricultores en el Norte Integrado de Santa Cruz, dijeron que las cosas seguirán igual o peor, si el Gobierno no levanta la bandera para la carrera sobre el uso de organismos genéticamente modificados.

El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) mostraron el panorama con números. La producción de granos (soya, maíz, sorgo, girasol, trigo y chía), según los reportes del sector, registró una caída del 21.88% en 2016.

¿Las pérdidas? El secretario de Desarrollo Productivo de la Gobernación Santa Cruz, Luis Alberto Alpire, que dijo que el país soportó la peor sequía de los últimos 25 años durante la Expo Soya 2017, desarrollada el fin de semana en Cuatro Cañadas, el mayor productor de soya de la campaña de verano en Santa Cruz, cifró las pérdidas en unos $us 500 millones.

Hay más. El IBCE, en su último informe, calificó al 2016 como un “año para el olvido” y afirmó que Bolivia retrocedió respecto de la soberanía alimentaria. El país importó 98.000 toneladas de maíz amarillo duro, tras un severo ataque del gusano cogollero al maíz convencional –algo ya recurrente– y la sequía, alertó.

Según el IBCE, eso pudo haberse evitado con la siembra de semillas genéticamente mejoradas. Es decir, con el uso de la biotecnología.

¿Y no son peligrosos los organismos genéticamente modificados? “Primero, 120 premios Novel han dicho que los alimentos genéticamente modificados no son dañinos para la salud; segundo, son amigables con el medioambiente, pues impiden el uso de más herbicidas e insecticidas, y, tercero, son para el agricultor para el agricultor, principalmente para los pequeños agricultores”, rechazó el gerente general del IBCE, Gary Rodríguez, en una visita a los cultivos de maíz de la comunidad 5 de Junio de Cuatro Cañadas, afectadas por el gusano cogollero.

De hecho, los productores dicen que toda la soya que produce Bolivia actualmente es transgénica. Eso, desde 2005, cuando el Gobierno autorizó el uso de la semilla de soya “RR”, genéticamente modificada, resistente al glifosato, un herbicida.

Desde entonces, alimentos como el huevo, pollo, queso, leche, carne de cerdo y de res, entre otros, provienen de animales que son alimentados con soya transgénica. Y, hasta ahora, nadie ha enfermado, argumenta el sector.

Si el país avanzara en el uso de la biotecnología y optara también por el uso de la semilla de soya “BT”, resistente a insectos, los beneficios socioeconómicos y medioambientales serían importantes, según el IBCE.

La CAO y la ANAPO se quejan de que no pueden competir con los vecinos, que ya usan los transgénicos.

El rendimiento promedio del maíz que se siembra el Bolivia es de 3,2 toneladas por hectárea. En Paraguay y Argentina llega a las ocho o nueve toneladas. En Estado Unidos, a 12, y en algunos lugares a 17.

En el caso de la soya, el rendimiento en Bolivia es de 2,1 toneladas por hectárea. En Brasil, llega a las tres, lo mismo que en Argentina, según el ICBCE.

“Gracias a esa soya (la “RR”), entre 2005 y 2015, el país aumentó su productividad en 4 millones de toneladas, y, por la exportación, el país ganó 1.700 millones de dólares adicionales”, insistió Rodríguez.

“Si esto va a seguir así, es probable que por la recurrencia en las pérdidas (debido a la sequía y las plagas), el día de mañana tengamos menos productores, y algo peor: que ese sueño de llegar a triplicar la producción de alimentos en 2025 no se haga realidad”, agregó.

Los pequeños agricultores están convencidos de que la biotecnología es urgente. “Este lote que ha sido atacado por la sequía (…). Aparte, nos ha atacado el gusano cogollero. Hemos fumigado hasta siete veces (…). No podemos estar con la misma semilla, siendo que en otros países están ocupando otra semilla, de calidad, para producir más”, se quejó Gualberto Surita, productor y presidente de la filial de la ANAPO en Cuatro Cañadas, que mostró los daños en sus cultivos.

“La soya está siendo acabada por el gusano pegador de hoja. No solo tenemos esta plaga, sino otras, que incrementan el costo de producción. Lo que pedimos son nuevos eventos biotecnológicos para salir adelante y no seguir con pérdida tras pérdida”, reclamó Silvia Vale, agricultora y directora de ANAPO en la zona norte de Santa Cruz.

“Tenemos bastante pegador de hoja y ácaro, la principal plaga que nos afecta en esta zona (…). Por eso queremos mejorar las condiciones de (las) variedades de (la semilla de soya)”, se quejó Reynaldo Vera, pequeño productor del municipio de Fernández Alonso.

El nuevo presidente de la CAO, Freddy Suárez, que asumió el cargo el lunes, avisó que una de sus principales tareas será insistir en el uso de la biotecnología. “No podemos competir con los países vecinos en cuanto a producción y en cuanto a costos si no aplicamos la biotecnología (…). Vamos a seguir insistiendo en que el Gobierno nos entienda”.

Lo mismo reclamó el presidente de la ANAPO, Susano Terceros, en la Expo Soya 2017, ante los productores de granos. “Necesitamos acceso al uso de nuevos eventos biotecnológicos en semillas de soya y maíz, que nos permitan contrarrestar los efectos de la sequía o del ataque de las plagas, que ocasionan cuantiosas pérdidas (…), y mejorar los niveles de producción, como Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay”, señaló.

La Gobernación de Santa Cruz, que abrió recientemente un laboratorio de biotecnología en el Centro de Investigación Agrícola Tropical (CIAT), situado en el Norte Integrado, se declaró lista para enfrentar el reto.

La ANAPO solicitó al Gobierno, en octubre del año pasado, que convoque al Comité Nacional de Biodiversidad y que comience el debate. Sin embargo, la respuesta sigue sin llegar.

El sector, no obstante, según constató CAPITALES en una visita al Norte Integrado cruceño, no tiene otra idea en la cabeza que conseguir que el Gobierno les permita el acceso a la biotecnología.

“Muchos aplican la biotecnología”

Freddy Suárez

(Presidente de la CAO)

“Todos los países que nos rodean aplican estas herramientas biotecnológicas. Si no se aplicaran (en el país), vamos a seguir teniendo los costos que tenemos y los rendimientos que tenemos (...). Al haber daño, los índices de produtividad disminuyen terriblemente. Si aplicáramos la biotecnología, pues no fumigaríamos, tal vez, ni una vez (...). Argentina produce 12 toneladas de maíz (por hectárea), y nosotros no llegamos a tres”.

“Demandamos condiciones”

Susano Terceros

(Presidente de la ANAPO)

“Al Gobierno le decimos que aún no tenemos condiciones adecuadas para impulsar el crecimiento de la frontera agrícola, porque no han sido atendidas las demandas estructurales que hemos planteado, que son la liberación plena de las exportaciones, el uso de las semillas genéticamente modificadas de soya y maíz, el mejoramiento de la infraestructura productiva y la logística de exportación, y garantizar la seguridad”.

“Hay desigualdad de condiciones”

Marcelo Pantoja

(Administrador "San Jorge")

“Al maíz que viene de Argentina, al estar mejor cuidado, los consumidores locales lo prefieren y hasta pagan un mejor precio por él. Entonces, creemos que estamos en desiguladad de condiciones para competir con todos los países vecinos. Este es el maíz que estamos produciendo, y nos gustaría tener acceso a la biotecnología para producir en las mismas condicinoes que nuestros vecinos”.

“Debe haber un debate nacional”

Mariano Aguilera

(Presidente Guabirá)

“El sector ha sido muy golpeado por la sequía y el exceso de lluvia (...). Hemos dejado de moler un millón de toneladas de caña (...). Ustedes han visto el ataque de plagas. Estamos con control biológico, con productos químicos. Sin embargo, con la biotecnología se acaba el problema (...). Y no daña la salud bajo ningún mecanismo (...). Es importante que haya un debate nacional, pero con la verdad, con la razón y con el futuro”.

“No seguir con la misma semilla”

Gualberto Surita

(Productor de maíz)

“Con esta mazorca, no vamos a sacar ni para nuestra inversión (...). Hemos invertido en semilla 130 dólares (por hectárea), más los venenos, el combustible y todos los insumos, llega a más de 500 (...). El Gobierno tiene que ver con esto, en el tema del mejoramiento de la semilla. No podemos estar con la misma semilla, siendo que en otros países está ocupando semillas de calidad para producir más”.

Liberación de exportaciones

La Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (ANAPO) también planean pelear por la liberación plena de las exportaciones. Es la única manera de que los agricultores logren un precio “justo" por su producción, aseguraron ambas organizaciones.

“Pedimos la liberación plena de las exportaciones, porque el abastecimiento del mercado nacional está garantizado. El 30% de la producción es lo que se consume, y el 70% debería ser liberado. Como sector, vamos a seguir insistiendo y vamos a pedir al Gobierno que libere las exportaciones de granos”, avisó el presidente de la ANAPO, Susano Terceros.

Según la CAO y la ANAPO, con la liberación plena de las exportaciones, los precios se regularizarán y los productores no se verán obligados a vender sus granos a las industrias nacionales en precios por debajo de lo que ellos consideran como “justo” .

“Las industrias tienen que pagarnos el precio de oportunidad”, reclamó Terceros.

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