lunes, 25 de enero de 2016

Transgénicos: “Si nos prohíben esta tecnología con miedos, los científicos no vamos a avanzar”



Con un doctorado en patología vegetal y virología de la Universidad de Londres y una licenciatura en microbiología de Kings College, Londres, la Dra. María Mercedes Roca, nacida en Santa Cruz, actualmente docente en el Tecnológico de Monterrey, México, es una eminencia en Filología y Biotecnología a nivel mundial.

Ha vivido y trabajado en el Reino Unido, Mauricio, México, Bolivia, Colombia y Honduras. En 2009, se unió al Instituto Norman Borlaug en la Universidad de Texas A&M como miembro en intercambio. En la siguiente entrevista concedida a CAPITALES, se refiere a la polémica por los productos transgénicos.

CAPITALES. ¿Productos transgénicos y alimentos genéticamente mejorados son sinónimos?
María Mercedes Roca (MMR). Sí. Un cultivo genéticamente modificado es un cultivo que se le ha metido un gen de interés, como resistencia a insectos, por ejemplo, y un alimento genéticamente modificado es por ejemplo una tortilla de maíz que se hace de ese maíz genéticamente modificado.

C. ¿Por qué existe una demonización hacia este tipo de alimentos?
MMR. Hay científicos que han estudiado esto y lo que he leído, que me hace mucha coherencia, es que los humanos somos muy susceptibles a sentir indignación, miedo y repulsión a las cosas que no entendemos. Por ejemplo, es muy común que los humanos sintamos repulsión por las cucarachas: ¿tú has sabido alguna vez de que alguien se muera porque una cucaracha lo mordió? Sin embargo las odiamos. Es muy fácil crear repulsión.
Por los cambios que se han dado desde la Revolución Industrial y por el estado del planeta, es muy fácil apretar el botón de la indignación y hacer odiar a una transnacional como Monsanto [NdeR: Empresa estadounidense líder mundial en ingeniería genética de semillas y en la producción de herbicidas. En 2013 fue acusada por la falta de etiquetas en los productos transgénicos, bajo el supuesto de que provocan daños a la salud humana, y de prácticas abusivas presuntamente cometidas contra los agricultores]. Las industrias han hecho cosas terribles, han contaminado el planeta, entonces, es muy fácil decir que si modificamos el ADN, que es tan intrínseco a nuestra naturaleza y que encima esos “desgraciados” de las compañías americanas que están haciendo esto nos van a quitar la semilla, y se van a apoderar de la seguridad alimentaria y de nuestro derecho a eso, es muy fácil crear ese sentimiento antagonista.
Yo lo he hecho con mis estudiantes hablando de una molécula que le he dado el nombre de “monóxido de hidrógeno”; una molécula presente en muchas cosas, se ha encontrado en células cancerígenas, en los ríos contaminados, en la lluvia ácida, y en diez minutos he logrado que los estudiantes se indignen y monten campañas: ¡Que “hay que regularla”!, ¡“hay que prevenir”! ¿Sabes qué es el monóxido de hidrógeno? Es agua, H2O. Si yo te vendo esa idea — y no dije algo que no es cierto: ¿hay agua en la lluvia ácida? Claro que sí. ¿Hay agua en los ríos contaminados? Claro que sí. ¿Hay agua en las células cancerígenas? Claro que sí. ¿El monóxido de hidrógeno en su estado gaseoso puede causar quemaduras?, es cierto; en su estado sólido puede causar también quemaduras, tú te puedes quemar con hielo.
El mercadeo de estas campañas que empezaron los activistas… grupos como Greenpeace, que tienen un presupuesto enorme y los mejores mercadólogos han tocado esos botones de indignación en la sociedad con un éxito fabuloso, y por eso todos odiamos los transgénicos ahora. Parte del trabajo de nosotros, los científicos, y de ustedes, los periodistas, es comunicar lo que dice la ciencia, no lo que dicen esas emociones de indignación, que son más emociones que evidencia.

C. ¿La biotecnología ayudaría a mitigar la escasez de alimentos?
MMR. Por supuesto. No es la varita mágica que va a solucionar los problemas, pero estas tecnologías… imagínese usted un cultivo que necesita menos agua, en este momento de cambio climático, de escasez de agua; un cultivo genéticamente modificado que es más tolerante al calor, que es más tolerante al frío, a las heladas; que es más tolerante a insectos, a hongos, a bacterias, a virus; que produce más porque se le manipulan los genes de floración, entonces tiene más rendimiento. ¿Quién en su sano juicio no va a querer producir algo que rinde más en menos espacio, con menos insumos agrícolas y con menos agua?
En la medida que nos prohíban esta tecnología con estos miedos, los científicos no vamos a poder avanzar, ¡y los científicos de nuestros países! Los científicos de las grandes compañías están avanzando pero nosotros, los de las universidades nacionales, no, con excepción de Brasil. Embrapa [Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria] tiene un frijol transgénico hecho con fondos nacionales y que viene a solucionar un problema muy, muy fuerte de infecciones virales en el cultivo. Entonces, esta tecnología tiene muchísimo potencial.

C. Usted dice que Bolivia puede ser una potencia en el sector agrícola, ¿qué debería hacer nuestro país para que esto sea realidad?
MMR. Bolivia tiene el potencial agrícola por varias razones: Hay espacio, hay agua, el clima es propicio y tiene una densidad poblacional más baja que otros países; Nigeria es del tamaño de Bolivia y tiene una población 10 veces mayor. Lo que necesita Bolivia es políticas coherentes, tener muy claro que no podemos dañar el ambiente y que, a pesar de que sí se puede incrementar un poco la frontera agrícola, lo que tenemos que hacer es producir más en menos espacio, con menos insumo, con menos agua, usando menos petróleo para hacer plaguicidas, usando menos petróleo para los tractores que vamos a necesitar.
Estas tecnologías de riego, de todo tipo de suelos, de la semilla —como manipulación genética—; todas estas cosas articuladas correctamente están ya aportando a una agricultura tecnificada a alta escala, porque tenemos una población muy grande en el planeta, pero que tiene que ser sostenible con el ambiente.
Entonces, es una agricultura industrial pero sostenible con el ambiente. Y no solamente es tecnología, es también nanotecnología.

C. ¿Usted recomendaría al Gobierno que incentive los alimentos transgénicos?
MMR. El primer paso para el Gobierno es estudiar lo que están haciendo otros países socialistas con esta tecnología; por ejemplo, Brasil con Embrapa, que desarrolló un frijol transgénico para solucionar un problema específico para Brasil que, por cierto, lo tenemos en Centroamérica y seguramente este virus también está en Bolivia. Estudiar el caso de Cuba: si hay un país que no va a permitir que una transnacional americana se beneficie, todos lo sabemos, es Cuba, sin embargo ya tiene un maíz transgénico, usó la tecnología con ciertos permisos, licenciada, pero está utilizando esta tecnología en maíz.
Que vean lo que es Honduras, que ha sido a veces socialista, otra veces no, pero tiene un perfil de pequeño agricultor muy parecido al de Bolivia. Y en Honduras los pequeños agricultores, por los estudios que hemos hecho en la Universidad de Zamorano, con el IFRI en Washington y con la Universidad de California, Davis, demuestran con claridad… acabamos de publicar un libro de estudios socioeconómicos del beneficio de estas tecnologías para contribuir, no asegurar, porque son problemas muy complejos, a la seguridad alimentaria de países africanos, y hay un capítulo para Honduras. Bolivia perfectamente podría adoptar estas tecnologías ya conociendo la trayectoria de otros países.

C. ¿Cuál es su posición respecto a la ética de la intervención del hombre en la naturaleza?
MMR. Hay una organización en Gran Bretaña, en Inglaterra, el Naphil Council for by Ethics, que ha estudiado si es ético o no, uno, manipular el ADN, y dos, meter una variedad transgénica en un centro de origen. Tengo los artículos donde concluyen que la manipulación genética se da en la naturaleza: cuando un virus lo infecta a usted, está metiendo su material genético a sus células y causando, sí, un daño, pero no siempre la manipulación genética es mala. Hay casos del camote, por ejemplo, que sabemos que hubo una manipulación genética natural.
En el caso de ética, hay tantas cosas que hacemos los humanos que parecerían no ético. ¿Es ético tener celulares y que la gente rica del planeta tenga buenos celulares y que la gente pobre no tenga celulares? ¿Eso es ético? Tal vez no, ¿lo hacemos? ¿Por qué prohibir una tecnología que les va ayudar y mucho a los productores? Esa es mi posición. Entonces, para resumir el tema, el Naphil Council for by Ethics ha estudiado bien el tema y ha concluido que sí es ético.

"El mercadeo de estas campañas que empezaron los activistas… grupos como Greenpeace, que tienen un presupuesto enorme y los mejores mercadólogos han tocado esos botones de indignación en la sociedad con un éxito fabuloso, y por eso todos odiamos los transgénicos ahora"

"No es la varita mágica que va a solucionar los problemas, pero estas tecnologías… imagínese usted un cultivo que necesita menos agua, en este momento de cambio climático… ¿Quién en su sano juicio no va a querer producir algo que rinde más en menos espacio, con menos insumos agrícolas y con menos agua?"

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