domingo, 15 de marzo de 2015

Crece el empleo de drones entre los agricultores



Productores de oleaginosas de Santa Cruz han comenzado a utilizar drones para observar sus plantaciones, aprovechando que esta tecnología les permite controlar grandes extensiones de tierra y cultivos que se encuentran dispersos.

De acuerdo con el gerente técnico de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Richard Trujillo, estos equipos comenzaron a ser usados hace dos años por los grandes productores, pero ahora los medianos también los están aprovechando, gracias a la llegada de varias empresas que ofrecen este servicio a costos cada vez más competitivos.

“No solo los grandes agricultores sino también los medianos están utilizando aviones no tripulados para evaluar sus campos, para ver si tienen malezas o plagas. De igual manera son muy útiles a la hora de verificar si hay encharcamientos (de agua) y para planificar la fertilización”, aseguró Trujillo.

Estas declaraciones fueron hechas el viernes en la inauguración de la Exposoya 2015, feria que se realiza desde hace 20 años para mostrar el empuje del sector productivo de Santa Cruz. El evento se realizó en el municipio de Cuatro Cañadas, a 79 kilómetros de la capital cruceña, con la participación de aproximadamente 100 empresas, que mostraron los servicios y productos que proveen: maquinarias, semillas y fertilizantes, entre otros.

Aéreo Intel es una de las firmas que ofrece el servicio de drones para controlar cultivos. Roberto Pareja, gerente general de esta empresa que llegó al país hace un mes, explicó a La Razón que actualmente tienen dos modelos, uno experimental con forma de avión pequeño, el AI-177, y otro que tiene varias hélices, el cuadracóptero.

Equipados con cámaras especiales, los aviones no tripulados sobrevuelan las plantaciones y observan el índice de luz de los cultivos. Y allí donde se registra una coloración roja significa que la planta está “estresada”, pues está absorbiendo menos luz, déficit que puede ser causado por la falta de irrigación, una plaga, un hongo o el clima.

Con esta información, explica Pareja, el agricultor, en vez de caminar por todo el campo, puede dirigirse al lugar identificado y determinar si hay algún problema, “para luego, en caso afirmativo, realizar algún tratamiento, ya sea con base en herbicidas o insecticidas. El costo del servicio es de 10 dólares por hectárea.

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