domingo, 15 de marzo de 2015

Comunarios de Tahari producen uvas a 3.800 metros de altura



Uvas negras y verdes, dulces y perfumadas, cultivadas en el frío altiplano, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, son el orgullo de la comunidad de Tahari, donde la producción de alimentos comenzó a dar un giro de 180 grados.

Tahari, a diez minutos de Achacachi, es una comunidad de la provincia Omasuyos, en el centro del departamento de La Paz.

Un camino de tierra que cruza un área adornada con paja brava, cultivos de tubérculos y construcciones en obra gruesa conduce a este pequeño pueblo. Al llegar se tiene una vista atípica con campos verdes y pequeñas lagunas con patos de pico azul nadando en ellas, sin embargo, los cinco grados centígrados de temperatura le recuerdan al visitante que está en el altiplano.

En Tahari la producción de cebolla, haba y papa es la principal fuente de ingresos de sus aproximadamente 1.000 habitantes, que también comercializan leche gracias al ganado vacuno que crían.

Sin embargo, esta forma de vida está cambiando poco a poco. Pasada la plaza principal, está la Unidad Educativa Tahari, donde se desarrollan los primeros cultivos de uva, los cuales comenzaron a dar frutos el año pasado.

Un técnico agrónomo tuvo en 2010 la iniciativa de comprar dos pequeñas plantas de vid con la esperanza de que puedan dar frutos en un clima húmedo como el de Tahari, que en los días más soleados llega a los ocho grados, contó el director del colegio Juan Condori, principal promotor del proyecto.

Para iniciar el emprendimiento, los comunarios decidieron construir un invernadero de adobes, cemento y calaminas plásticas con recursos de la Alcaldía Municipal de Achacachi. “El adobe mantiene el calor y la calamina plástica es la que lo atrae”, explicó el conserje de la unidad educativa Alejandro Anco.

“Empezamos con dos plantines pequeños de uva de Luribay y después de tres años recien logramos tener el primer racimo”, recordó.

La uva producida es orgánica, aseguró Anco, y las plantas no necesitaron ser fumigadas, porque están “totalmente sanas”.

Condori indicó que este emprendimiento, por ahora, es principalmente para el consumo de los 110 estudiantes de la escuela, que cursan el nivel inicial y primario y aprenden a cuidar estas plantas. “Les explicamos cuáles son las propiedades de la uva, en qué les favorece en su salud y se les enseña a cultivar.

Una vez al mes ingresan a ver los cultivos y regar los gajos de uva extraídos de la planta”, dijo el secretario general de la comunidad de Tahari, Melgar Mamani.

“Si bien el clima de este sector es frío y como hoy (miércoles) llega a una temperatura de unos cinco grados, el invernadero se mantiene caliente”, remarcó el director.

La sensación térmica dentro el invernadero es similar a la del clima valluno, tibio y húmedo.

Los comunarios de Tahari atribuyen el éxito del proyecto al agua que desemboca en esa comunidad, la cual proviene del nevado Illampu. “El agua y el calor del vivero son la clave” de esta producción, manifestó Mamani.

Condori indicó que el 2014 las plantas produjeron tres canastos de cinco kilos cada uno; cantidad que se prevé duplicar cada año, de forma tal que en el futuro se pueda aspirar a la producción de vinos.

Bolivia posee los viñedos más altos del mundo (entre los 1.700 y 2.400 metros sobre el nivel del mar), donde se produce uva en un microclima con alta densidad luminosa y alta amplitud térmica, condiciones particularmente favorables para la producción de los llamados Vinos de Altura —principalmente tintos— y los singanis, bebidas de gran calidad que poseen aromas y sabores más intensos.

El agua ‘que hace llover’

El director de la Unidad Educativa Tahari, Juan Condori, contó que, como una forma de rescatar las tradiciones de su comunidad, cuando se reduce el caudal de las vertientes de agua del Illampu, los pobladores se desplazan a la apacheta del lugar, donde hay pozos que cuentan con reservas “inagotables” del líquido. “La llamamos agua milagrosa de pozos que hacen llover”.

Buscan obtener 4 tipos de frutas más

Duraznos e higos son los otros frutos “alternativos” que producen los viveros de Tahari, en los que también habrá plátanos y mandarinas, informó el director de la Unidad Educativa del pueblo, Juan Condori.

“La planta de durazno floreció con la mayor normalidad en un tiempo similar al de la uva (tres años). El año pasado se tuvo la producción de unos 30 o más duraznos. Tenían un color rojo apetecible”, recordó. Si bien el plátano y la mandarina son de climas más cálidos, los comunarios confían en que las plantas darán buenos frutos.

Por su parte, el conserje del colegio Alejandro Anco explicó que para la producción del durazno y el higo solo se hizo la plantación de las semillas. Sin embargo, para el plátano y la mandarina se hará la compra de plantines, con el objetivo de que tenga “una mejor evolución”. A manera de anécdota, el conserje recordó que el año pasado los niños de nivel inicial se comieron todos los duraznos cuando se dejó abierto el vivero. “Nosotros no los probamos”, dijo.

La iniciativa es imitada por otros dos pueblos

Las comunidades de Llasaraya y Chocopa construyeron sus propios viveros para producir uva al igual que Tahari, donde los pobladores están por concluir una segunda carpa solar, informó el secretario general de la comunidad que innova con su producción, Melgar Mamani.

El dirigente informó que la iniciativa de Tahari, que produce uva a 3.800 metros sobre el nivel del mar, la están copiando en poblaciones aledañas. “Éste es un ejemplo y estamos orgullosos”, expresó la autoridad comunitaria.

Cultivos. Por su parte, el director de la Unidad Educativa Tahari, Juan Condori, dijo que Llasaraya y Chocopa recién están iniciando la plantación de la vid, por lo que consideró que tendrán resultados luego de un periodo de tres años.

“En carpas iguales, con un mismo sistema, se reproduce lo que hace cinco años nació en Tahari y se debe decir que, así como en estas dos comunidades se genera una nueva producción, pronto será en muchos más lugares del altiplano”, manifestó el profesor,

Ambos pueblos, se encuentran a una altura sobre el nivel del mar similar a la de esta comunidad.

Mamani informó que además de una segunda carpa solar que se realiza en las instalaciones del colegio de Tahari, se tiene como objetivo construir entre dos y tres viveros en el mediano plazo. “Uno de los objetivos es poder comercializar lo que produzcamos y así diversificar nuestros productos y mejorar los ingresos económicos de la comunidad”, manifestó.

Comunarios piden ayuda a FAO para más viveros

Los dirigentes de Tahari sueñan con que cada familia de la comunidad tenga su propia carpa solar y para lograr este objetivo pidieron la colaboración la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que visitará el lugar en los próximos días.

“Toda la comunidad está entusiasmada por la producción de uva. Queremos difundir los sueños de la comunidad y es que cada una de las familias cuenten con su vivero y puedan producir específicamente uva”, afirmó el secretario general de la comunidad de Tahari, Melgar Mamani.

La dirigencia solicitó la visita de representantes de la organización internacional que, según Mamani, llegarán en cuestión de días. El objetivo de la comunidad es explicar a la FAO los detalles del proyecto y solicitar los insumos necesarios para ampliar el alcance del proyecto.

“Estamos solicitando que nos puedan ayudar con la construcción de carpas solares netamente para la producción de uva, ya que somos conocidos como la ‘Tarija del altiplano”, dijo la autoridad originaria. Agregó que la solicitud se realiza bajo el justificativo de que este alimento es beneficioso para la salud.

“Además que somos una comunidad que apoya la soberanía alimentaria” subrayó.

Indicó que esperan consolidar este objetivo para poder avanzar con la siembra de otros frutos como el durazno, el higo, la mandarina y el plátano. “Pero eso será en un futuro, primero queremos efectivizar la producción de uva”.


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