domingo, 8 de febrero de 2015

Demetrio Pérez titular de la asociación de productores de oleaginosa y trigo (Anapo)

Pérez está al frente de uno de los sectores, sino el más importante de la cadena productiva de alimentos de Santa Cruz, que en 2014 produjo tres millones de toneladas de soya y que contó con la complicidad de los buenos precios internacionales que oscilaron entre $us 500 y $us 350 la tonelada, aunque a fines de la gestión pasada la tendencia a una baja marcó el escenario. Articular políticas sectoriales que permitan un crecimiento de la frontera agrícola, de acuerdo con Pérez, es el principal objetivo de la cumbre Sembrando Bolivia, que luego de su postergación aún no cuenta con una fecha de realización. Algo que inquieta a los productores.

Haces meses que vienen trabajando en una agenda productiva con miras a la cumbre Sembrando Bolivia. ¿Qué evaluación hace al respecto?
Esta cumbre se origina por el desafío que lanzó el Gobierno de ampliar la frontera agrícola en un millón de hectáreas. Ahora la clave es cómo llegar a ese objetivo y es por eso que se determina realizar una serie de reuniones para poder llevar adelante este proyecto.

¿El sector productivo tiene una misma visión en la construcción de una agenda?
En el país hay dos visiones, dos modelos que interpretan la producción de alimentos. En occidente tienen una dinámica distinta, trabajan en superficies diferentes y tienen otro concepto del uso y demanda de tecnología, por lo que el tema es complicado. Desde el oriente ya tenemos una propuesta que se apoya en cuatro ejes principales; seguridad jurídica, exportación, biotecnología e infraestructura.

¿El sector productivo cruceño está unido, maneja un mismo discurso?
Tenemos una propuesta como oriente, donde los niveles de producción son mayores con una visión empresarial.

¿Por qué se posterga el inició de la primera cumbre?
Se le pidió al Gobierno una postergación porque había algunos sectores que necesitaban mayor tiempo para poder incorporar sus propuestas.

El presidente indicó que en una cumbre deben participar todos los sectores, sean pequeños, medianos y grandes. Hasta los productores de coca buscan un espacio, ¿es esto positivo?
Yo no voy a cuestionar quién debe participar, lo que sí se debe hacer notar es que las visiones diferentes pueden atrasar este proceso. El oriente demanda transgénicos, el uso de la biotecnología, demanda la distribución de las tierras para trabajarlas, pero no de forma comunitaria, pues en Santa Cruz este modelo no funciona.

En este escenario el tema es complicado y lo grave sería entrar en un debate de si el occidente tiene la razón o si el oriente dice lo correcto.
La cumbre debería ser un espacio de aprobación de la propuestas de los diferentes sectores y no un análisis de qué sector grita más fuerte o cual es más afin al oficialismo.

¿Como está la relación entre los arroceros, ganaderos, maiceros, soyeros y cañeros de Santa Cruz?
A veces hay algunos celos institucionales. Eso existe. Pero lo importante es trabajar más allá de las diferencias. Las instituciones deben apostar por el bien de los bolivianos.

La llegada de usted a la presidencia de Anapo permitió al sector productivo tener una mejor llegada al Gobierno. ¿Aún se mantiene esa situación?
Se debe recordar que mi llegada coincide con un momento de mucha tensión donde el tema de las autonomías marcaba la agenda y donde existía una política en la que solo declaraban los presidentes de las federaciones o de la cámara y no de los subsectores. Con mi llegada buscamos de cambiar eso. Obviamente fuimos muy criticados; se decía que mi conducta no hacía otra cosas que dividir al sector, inclusive se comentó de que era jefe de campaña.

En ese momento estuvimos más activos y predispuestos a trabajar, cuando había sectores que no querían ir a la cumbre de Cochabamba.
Ahora resulta que aquellos que se oponían y criticaban al Gobierno, hoy son más apegados al oficialismo, mucho más que los propios fundadores del MAS. Hay dirigentes que tratan nuestras demandas desde una visión muy política, cuando debería ser más técnica, así era mi trabajo.

¿Cómo está la relación entre usted y el presidente de la CAO, Julio Roda?
Nosotros y otros subsectores hemos observado que hay un tratamiento muy político de nuestros problemas. Eso se debe corregir. También hay una actitud muy presidencialista cuando eso no debería suceder, debería compartirse las decisiones. Por ejemplo, el presidente de la CAO no consultó al directorio la fecha de la cumbre (3 de febrero), por lo que distintos sectores se vieron sorprendidos, pues no estaban preparados.

De ahí se origina la postergación. Por lo demás, mantengo una relación de trabajo que al final es lo que debe importar

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