lunes, 5 de mayo de 2014

Cosecha de granos, el transporte gana con un trabajo intenso y sacrificado



La cosecha de granos de temporada genera un efecto multiplicador de ingresos para muchos sectores, como el de los choferes y propietarios de camiones de alto tonelaje. Cientos de vehículos recorren los caminos y carreteras desde los campos hasta los silos y las industrias. En verano transportan arroz, soya y maíz, y en invierno nuevamente soya además de sorgo, trigo, girasol, chía, sésamo y otros que produce la región destinado al mercado nacional y de exportación.

Es una fuente segura para ganar dinero en esta actividad que se da en distintas partes del departamento, y por ese motivo mucha gente de todo el país se arriesga a comprar camiones para congregarse en Santa Cruz y juntar un capital (pero eso es otra historia). Lo que les vamos a contar en esta ocasión es el común denominador de la rutina que viven los camioneros (ya sean choferes asalariados o propietarios, puesto que muchos prefieren manejar personalmente su movilidad) en este periodo en que las rutas son escenarios del transporte de granos.

Ganancia con desgaste

A Hugo Orellana lo encontramos frente a una empresa acopiadora de soya , cerca al viaducto de la doble vía a Cotoca. Lo primero que nos dijo es que estaba cansado de esperar desde hacía dos días, para descargar los granos que trajo de la empresa agrícola K de Oro ubicada por la zona de Tres Cruces.

Con la ropa sucia, sudoroso y un cigarro en la mano derecha que ‘pita’ a cada rato, Hugo cuenta que “la vida de un camionero que transporta productos del campo es pesada, difícil, llena de sinsabores, pero hay que soportar todo, porque esa es la ley de nuestra existencia”.

Aclara de inmediato que no se trata de una queja, sino de un desahogo de la tensión causada por la espera, porque al final este es el medio que escogió para ganar el sustento de su familia que radica en Villamontes (Tarija). Ahorró, compró un camión, y desde allá se trasladó para participar en esta temporada de cosecha de soya y maíz. Aunque insiste en que no se queja, al final el desahogo termina salpicado por reclamos a las “condiciones inhumanas en que nos desempeñamos los camioneros. Ganamos, es verdad, pero no da para pagar ayudante. El sacrificio es enorme, porque hay que esperar la carga y mucho más cuando se trata de descargar. A veces se tarda hasta cuatro días aguardando el descarguío, y otra vez al campo agrícola, de allá otra vez a los silos. Vivimos en la cabina, que es como la casa, donde dormimos y comemos”.

Espera que desespera

A diferencia de Orellana, José Ruiz Apaza es chofer. Antes manejó taxi, después microbús y ahora un camión Volvo. “En esta pega no digo que hay que olvidarse de la familia, eso no se puede, pero uno se ve obligado a estar hasta más de un mes sin verla, porque vivimos transportando granos. En este trabajo no gozamos de seguridad y vivimos entre cargar y descargar, una espera que desespera. La mayoría de las empresas acopiadoras no tienen áreas de parqueos, y tenemos que acomodarnos a un costado de la carretera. Una ventaja de ser chofer es que no se corre con gastos de combustible y de reparaciones del camión. Recibo 50 bolivianos diario de viático, igual que la mayoría de asalariados, pero le digo que no alcanza. Pero, al final del mes mi sueldo es Bs 3.500, que ya compensa a tanto sacrificio de vivir en el camión, cuidar la carga, taparla si llueve y parchar llantas cuando así se requiere”.

Cuidar el turno

“Todos vivimos una rutina de tragar polvareda en los caminos y polvo de los granos al descargar”, cuenta Adrián Polares, otro chofer asalariado, que se queja porque “uno no puede dejar el camión, ya que se puede perder el turno, no se respeta la fila. Hay que estar atento al volante, incluso comer ahí mismo”.

Eso lo confirma José Luis Ríos, a quien encontramos almorzando en la cabina. Se bajó a comprar comida de un ‘agachado’ cercano y volvió rápido al camión, a estar atento para el momento de descargar. “Esta es nuestra vida, esto es ganar el dinero con el sudor de la frente, con mucho esfuerzo, lo demás es cuento”.

En dos estaciones

Verano e invierno marca la agenda de trabajo de los camioneros. En general los choferes, asalariados o dueños de los vehículos, trabajan contratados por un intermediario, sea sindicato, cooperativa o persona particular, que se encarga de cobrar a la empresa agrícola y pagarle a los transportistas.

Son escasos los dueños de camiones que se arriesgan a trabajar sin recurrir a un intermediario, como es la situación de Hugo Orellana, que llegó de Villamontes.

En general los camiones tienen capacidad de 27 toneladas. El costo de transporte oscila entre 15 y 18 dólares la tonelada desde alrededor de 100 km. En cada viaje el propietario que maneja su propio vehículo gana un promedio de $us 400. De ahí tiene que gastar en carburantes y repuestos.La llanta más barata, cuenta Hugo, vale $us 400. “En general, a pesar de todo, es una fuente segura de ingresos. El sacrificio se soporta porque genera ingresos, ya sea como asalariado, que recibe líquido su paga, porque se le da un viático, o como dueño de la movilidad”, menciona Faustino Mamani

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