martes, 23 de julio de 2013

El lavado de hortalizas se convierte en opción de negocio

La necesidad de los productores de Tapacarí de contar con un mecanismo más eficiente y rápido para la limpieza de sus hortalizas detonó en cuatro productores de la zona la idea de adquirir maquinaria que facilitara el trabajo.

Así, hace cinco años, se hizo realidad la microempresa Lavadora de Hortalizas "La Esperanza”, a cargo de los cuatro productores que se hicieron socios e instalaron su emprendimiento en la localidad de Vincuntaya, en Tapacarí, a 43 kilómetros de Cochabamba.

Evert Lunasco, uno de los socios, cuenta que a la comunidad le tomaba mucho tiempo lavar sus hortalizas después de cosecharlas, ya que los compradores les exigían verduras completamente limpias, tarea que se veían obligados a hacer manualmente y con agua de pozo o en los ríos.

Lunasco recuerda que, muchas veces, gran parte de las verduras era arrastrada por el agua del río, afectando significativamente la economía de los productores.

Los socios de "La Esperanza" buscaron el apoyo de la Fundación Contra el Hambre y adquirieron, inicialmente, una máquina lavadora por 10 mil dólares.

La adquisición supuso un ahorro sustancial en tiempo y cantidad de hortalizas lavadas, cuenta Lunasco, pues antes toda la comunidad participaba en la limpieza de los vegetales y por día se obtenía una tonelada de hortalizas limpias. Mientras que con la máquina se obtiene la misma cantidad en sólo 15 minutos.

Posteriormente, la microempresa pudo acceder a la compra de tres máquinas lavadoras, con las que el trabajo demanda menos tiempo y permite brindar este servicio a 1.500 productores del valle bajo.

Las máquinas permiten lavar zanahorias, remolachas, cebollas, y rábanos.

Los productores pagan cinco bolivianos por bolsa lavada, equivalente a dos quintales y medio.

Actualmente, la empresa lava alrededor de 400 bolsas al día, dependiendo la época del año, siendo los meses de verano donde hay mayor demanda. En invierno, el movimiento baja a 100 bolsas diarias.

HECHO EN BOLIVIA

Rubén Ovando, uno de los socios de la microempresa Lavadora de Hortalizas "La Esperanza", explica que la máquina lavadora debe estar "cargada" con al menos un quintal verdura para empezar a funcionar.

Un pozo cercano bombea el agua y humedece las hortalizas durante cinco minutos. Una vez humedecidas, la máquina empieza un proceso de lavado giratorio. Tras 10 minutos, las hortalizas pasan por una plataforma, completamente libres de tierra y listas para ser embolsadas.

Toda el agua que se utiliza para la limpieza de las verduras es echada a un canal que va directamente al río Tapacarí.
La máquina es fabricada por la empresa nacional Camexbo y tiene un costo de entre 9 a 12 mil dólares, señala Ovando.



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