jueves, 1 de septiembre de 2011

En Santa Cruz están presentes siete de las nueve multinacionales de agroquímicos

Plagas . La aparición de la roya y los ácaros en los cultivos de soya aumentaron el uso de insecticidas y fungicidas, según APIA
El mercado de plaguicidas y fertilizantes genera $us 300 millones, que en su gran mayoría son financiados por las empresas importadoras, la agroindustria y en muy bajo porcentaje los bancos, según reveló la Asociación de Proveedores de Insumos Agropecuarios (APIA).
APIA es una organización sin fines de lucro, que fue creada en 1975 por ocho empresas importadoras de insumos. Hoy en día son más de 80 las firmas afiliadas con actividades en todo el país, dedicadas a la importación de semillas, fertilizantes, plaguicidas, maquinaria, y equipo.
Santa Cruz es el departamento que consume hasta el 80% de los agroquímicos que se usan en el país, puesto que es el mayor productor de alimentos de Bolivia. Es por esa misma razón que siete de las nueve multinacionales que operan en el mundo tienen sus oficinas o representantes oficiales en el departamento.
Las empresas multinacionales que están trabajando en Bolivia y tienen oficinas aquí son Arysta Lifescience, Basf, Bayer Cropscience, DowAgro Science, Du Pont, Monsanto y Syngenta. Las que cuentan con distribuidores son Makhteshim Agan y FMC.
Eduardo Wills, gerente de la Federación Departamental de Productores Lecheros, afirmó que la presencia de multinacionales en Santa Cruz demuestra el potencial agropecuario de Bolivia, porque se trata de líderes en el desarrollo de productos para el sector. “Esto quiere decir que tenemos un mercado que atrae a estas empresas proveedoras de insumos”, resaltó.
Santa Cruz aporta a la producción nacional de arroz en el 84%, de maíz un 72%, de trigo un 64%, de oleaginosas el 99% y de caña de azúcar un 85%.
Otro de los factores que incidieron en el crecimiento de las casas comerciales fue el uso de biotecnología. René Castedo, titular de APIA, sostuvo que desde hace muchos años en Bolivia se consumen productos transgénicos importados desde Argentina, EEUU y otros países y que si eso es así, no ve por qué no se pueda aprovechar la combinación de los componentes técnicos, agroeconómicos, sociales y ambientales de forma equilibrada, que viabilicen desarrollo con una agricultura sostenible, que genere empleos, reduzca la pobreza y en particular el hambre, así como que mitigue los efectos del cambio climático.

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