jueves, 18 de noviembre de 2010

La castaña da vida a Riberalta

Riberalta, denominada por sus habitantes como la “ciudad de las motos”, basa su economía principalmente en la explotación de la castaña, la pesca y el aprovechamiento de la madera.
Este municipio, situado en el norte de Beni, tiene aproximadamente 120 mil habitantes, 90 mil de los cuales están afincados en el centro urbano.
Y precisamente, lo primero que llama la atención del visitante, una vez que desciende del avión en el aeropuerto, es el gran número de motocicletas que circulan por sus amplias avenidas.
Las viviendas en Riberalta, la mayor parte de ellas, son de una sola planta, algunas están edificadas en dos o tres pisos. El ladrillo es el material que predomina en las calles, viviendas, parques y edificios públicos. La mayor parte de las vías tiene ripio, otras están con losetas.
El densa de la vegetación amazónica en el pueblo contrasta con el color rojizo del ladrillo y del ripio que cubren sus calles. Desde los edificios más elevados se puede advertir que las viviendas se ocultan debajo de árboles propios de la zona.

LA CASTAÑA La zafra de la castaña se inicia a fines de noviembre y se extiende hasta marzo o abril. Esta actividad convoca a 30 mil familias que se dirigen a la selva para recoger los cocos que caen de este árbol.
El periodista de radio América de Riberalta Gregorio Guari asegura que la explotación de la castaña es prácticamente la única alternativa económica para las familias de ésta y otras poblaciones amazónicas de Beni y Pando.
Los peces y la madera escasean ahora en los ríos del Beni, por su indiscriminada explotación, según este comunicador oriundo de la población de Cachuela Esperanza.
El trabajo de los zafreros consiste en partir el coco y sacar las castañas. Cada coco tiene entre 25 a 30 “pepas”, de acuerdo a su tamaño.
El zafrero se enfrenta a varios peligros, desde la caída de cocos sobre su cabeza, que le pueden provocar la muerte, hasta la picadura de víboras. Cada año mueren dos o tres personas durante la zafra.
El precio de la caja de castaña de 23 kilos, al inicio de esta zafra, se ha fijado en 125 bolivianos, por lo que los pobladores de Riberalta están optimistas.
La economía de la castaña beneficia no solamente a zafreros sino también a transportistas y a quienes se dedican a procesar este alimento en las beneficiadoras.
Cada año, las 30 fábricas procesadoras de castaña asentadas en Riberalta ocupan a por lo menos 20 mil fabriles.

MADERA Y PESCA El oficial mayor de Administración y Finanzas de Riberalta, Iván San Miguel, confirma que el aprovechamiento de la castaña es la principal fuente de ingresos para el municipio.
Otras actividades que generan ingresos para Riberalta y toda la región amazónica, según este funcionario, es la explotación de la madera y, eventualmente, la pesca.
San Miguel asegura que la pesca es una actividad que está recuperando la importancia que tenía en el pasado, a tal punto que los pescadores prefieren llevar el pacú, pintado y el payche (en lonjas) a departamentos como La Paz y Cochabamba, donde obtienen mejores ganancias.
Hay una moto por cada 4 habitantes

Riberalta tiene una motocicleta por cada cuatro habitantes, según los datos proporcionados por el oficial mayor de Administración y Finanzas de la Alcaldía Iván San Miguel.
En esta ciudad amazónica circulan 30 mil motocicletas. El 10 por ciento de estos vehículos son usados como transporte público.
Una de las características de los mototaxistas, para que los usuarios puedan reconocerlos, es que llevan siempre una gorra, explica Iver Loayza.
La tarifa única que cobran en el centro los mototaxistas es de 3,50 bolivianos. Pero si una persona quiere dar un paseo para conocer la ciudad debe pagar 15 bolivianos por hora.
La ventaja de esta ciudad es que sus calles son bastante amplias, la mayor parte con ripio, otras con losetas o ladrillo.
Los mototaxistas deben circular con sumo cuidado por las calles congestionadas, especialmente en la noche, para evitar accidentes, que ocurren con frecuencia.
Los riberalteños tienen además la costumbre de llegar hasta la plaza principal para dar vueltas. Los jóvenes y adolescentes son los más asiduos a esta práctica.
La gran cantidad de motos permite además la existencia de otros negocios, muchas familias se dedican al lavado de estos vehículos y los mecánicos a repararlos.
Iver Loayza, uno de los mototaxistas, explica que algunos de sus compañeros transportan pasajeros hasta poblaciones vecinas a Riberalta como Cachuela Esperanza y Guayaramerín. El viaje en moto puede demorar hasta cuatro horas. La tarifa depende de la negociación con el cliente.
Astilleros construyen barcos de madera

La construcción de barcos en los astilleros de Riberalta es otra actividad que genera ingresos para los habitantes de esta población amazónica.
En las playas del río Beni, a no más de cien metros del pueblo, se han establecido las empresas que se dedican a la construcción de las embarcaciones. El contratista José Félix Espinoza afirma que al menos 150 familias se benefician en forma directa con esta actividad.
En estos astilleros se construyen chatas, pontones, embarcaciones para transportar carga, pasajeros, o aquellas que sirven para remolcar a otros barcos que llevan castaña y diésel.
Para construir una embarcación de mediana envergadura, un astillero toma como promedio 20 días, ocupando a seis personas.
Según el contratista, la vida útil de estas embarcaciones es de hasta 25 años.
Las embarcaciones son construidas con Itaoba, una madera que es explotada en las riberas de los ríos benianos y de Pando.

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