domingo, 17 de octubre de 2010

La orquídea es el símbolo de Concepción y promueve recursos en 58 comunidades

Emprendimiento: El Festival de la Orquídea de este año lució todo su esplendor, a pesar del perjuicio de un bloqueo de caminos.

Verónica Zapana / Enviada a Concepción.- En el municipio cruceño de Concepción, decenas de actividades y atractivos se lucen durante la celebración anual del Festival de la Orquídea. Los lugareños veneran a esa flor que se convirtió en su símbolo y, por eso, desde hace 10 años, Concepción adquirió, cada vez con más fuerza, renombre a escala internacional.

Aunque la concurrencia al evento de este año resultó mermada por un bloqueo en la carretera que une a este paraíso rural situado a 290 kilómetros de distancia de la urbe de Santa Cruz de la Sierra, ello no evitó que la fiesta se apodere de Concepción.

Su territorio es parte de la primera sección municipal de la provincia Ñuflo de Chávez, en la Gran Chiquitania Oriental. “Este municipio tiene 58 comunidades que cultivan esta flor exótica”, explicó orgulloso su alcalde, Carlos Cuasasé, durante su participación en la celebración.

El Festival Internacional de la Orquídea se extiende por tres días, se desarrolla en la segunda quincena de octubre y es organizado por el Centro para la Participación y el Desarrollo Humano Sostenible (Cepad).

“Es una fiesta que toda la población espera”, afirmó Cuasasé, porque tanto los sectores empresarial como local apuestan al turismo como alternativa para mejorar la calidad de vida de todos los concepcioneños, que alcanzan a 21.000 pobladores.

Todo inicia con una sonata de los acordes de violines y las voces angelicales de los niños del coro de la región que, al unísono, entonan melodías barrocas que hacen retumbar el templo del pueblo chiquitano y trasladan automáticamente a los oyentes a la época colonial, cuando los jesuitas evangelizaban con música a los indígenas.

Tras atravesar la puerta de la iglesia, el esplendor del pan de oro resalta en los altares con las imágenes de la Virgen María, San Francisco Xavier y San Ignacio de Loyola. En torno a ellos, el tallado de las columnas evoca antigüedad. “Se lo refaccionó en los años 70, pero la esencia del templo no cambió”, explica un informe del museo eclesiástico.

De pronto, una melodía llamada Niña Camba, con la que finaliza el coro, traslada rápidamente a los visitantes a la época actual y así empieza la fiesta con una muestra de bailes típicos en el atrio de la iglesia.

A unos metros del templo, en el centro de la plaza principal, la coqueta María Victoria Pérez, de 14 años de edad, es coronada como la Reina de la Feria Internacional de la Orquídea junto a toda su corte. Una fiesta bailable cierra la jornada del primer día.

“Hay mucha gente joven, ¿no?”, pregunta María Oponte, una visitante en la región. La respuesta viene del Alcalde concepcioneño, que corrobora el dato. “En Concepción el 60 o 65 por ciento de los habitantes son jóvenes, especialmente de la zona urbana, es gente que no llega a más de los 18 años”.

Otro atractivo de la población es el Museo Misional, que fue la casa donde nació el desaparecido presidente Hugo Banzer Suárez. Hay varias fotos del general, incluso de su juventud, además de una estatua en su honor. También se aprecian tallados en madera que realizó un padre jesuita.

Durante los tres días que dura el evento internacional, la orquídea es la principal fuente de inspiración para las diferentes actividades, como el concurso de reciclaje de los estudiantes de los siete colegios del municipio y del tallado en madera.

“Nosotros hicimos orquídeas con botellas de plástico”, cuenta Manuel Bailaba con su típico acento oriental. Tiene 12 años, estudia en la escuela Hermanos Wendelin y es el primero en explicar sus trabajos a los visitantes. Otro grupo de estudiantes de octavo de primaria, del mismo establecimiento, realiza varias muestras de la flor exótica y adornos como canastas, o esquineros para la sala hechos con bejuco, un palo flexible. Estos objetos son forrados con hojas del árbol de plátano y luego barnizados, antes de venderse. “Cuestan 20 bolivianos cada uno”, manifiesta Xavier Paradé, que justifica ese precio porque “estos trabajos los elaboramos todo un día y son muy morosos”.

Cinco de los ocho hoteles de Concepción compitieron este año para identificar cuál de ellos cultiva las exóticas orquídeas con más perseverancia. El hotel Chiquitos fue galardonado con el primer premio por el cultivo y cuidado de sus orquídeas blancas y lilas, que adornan su colorido jardín.

En la otra esquina de la plaza principal de la población se llevó a cabo una exposición de artesanías locales. Se mostraron carteras, adornos, hamacas y ropa típica de la región; sin embargo, los vendedores se quejaron porque sus ventas fueron mínimas.

Más allá del área urbana, los pobladores de las comunidades de El Encanto y Limoncitos deslumbraron a los visitantes con sus atractivos. El primero por el florecimiento de las orquídeas silvestres en el cerro Ban Ban, adonde la gente debe llegar caminando, y el segundo por los juegos tradicionales.

Candelaria, otra de sus comunidades, sobresalió con su cerro llamado la Cueva del Tigre, donde las orquídeas crecen libres entre sus rocosas pendientes. Así este paraíso oriental desarrolló este año su festival que se ha convertido en un motor económico local.

El difícil desafío del palo encebado

Un juego peculiar y que es específicamente del oriente boliviano es el del palo encebado, donde varios jóvenes juegan para ganar premios de diversa índole.

Durante el Festival Internacional de la Orquídea de este año, en la comunidad Limoncitos, a 15 minutos de Concepción, una decena de muchachos compitió para trepar a la cúspide de un palo de unos 30 metros de alto y que está completamente cubierto de cebo. En la punta hay varias ramas en las que están sujetas ollas, recipientes y baldes en donde hay premios como fideos, azúcar, arroz, además de papel higiénico y dinero.

Alrededor del palo encebado, un grupo tocaba la música choveña, mientras los presentes apoyaban al competidor de su preferencia.

En el intento muchos fracasaron, pero siempre hay uno que con mucho esfuerzo y sujetándose de las cuerdas que están por encima de la mitad del palo llega a la meta. El ganador del juego en este año fue Miguel Mamadá, de 30 años, que entre alegre y emocionado hizo gala de su fuerza y triunfo entre los participantes y su familia.

El santuario de la orquídea silvestre

En medio de un espeso bosque de árboles y plantas silvestres de la región está la población de El Encanto, una comunidad ubicada a hora y media del municipio de Concepción. Ahí aguarda sigilosamente un imponente cerro donde crecen las orquídeas silvestres.

Llegar al cerro Ban Ban no es sencillo, porque el camino en vehículo permite el acceso hasta cierto lugar, porque después el recorrido se lo hace a pie. “Sólo los más valientes se atreven a intentar recorrer el trecho”, comenta uno de los habitantes de la población. Esta hazaña es especialmente para aquellos a quienes les gusta la aventura.

Sin embargo, en este nuevo viaje, nadie se quedó en el camino; los visitantes, sean niños, jóvenes, adultos y hasta personas de la tercera edad, emprendieron el recorrido sin problemas. Al iniciar el camino en la reserva, esperaba el guardabosques que acomoda a los visitantes para empezar la caminata, mientras explicaba sobre las especies de plantas que existen en ese sector y, en algunos casos, incluso sus cualidades curatorias.

Al comienzo, el grupo de medio centenar de personas apuraba sus pasos, sobre todo por la desesperación por observar cómo florece la orquídea en un cerro de piedra; sin embargo, a medida que los visitantes ascendían, el paso se volvía más lento.

“Ya no aguanto, ¿falta mucho?, ¿está muy lejos?”, fueron algunos gritos que se escucharon mientras los demás caminantes no miraban atrás y seguían su curso. Pasaron unos diez minutos y se pudo observar el cerro. “Ahí está”, “vamos a la cima”, decían en voz alta esos cuantos que se cansaron en el trayecto.

Ansiosos recorrieron hasta llegar a una parada. “¿No vamos a seguir?”, preguntaron algunos. Ése era el punto desde donde se podía apreciar a las orquídeas que brotaban del cerro de piedra. “No, ya no se puede”, aseguró Isabel Supepi Charo, la guía de turismo.

Supepi explicó que sólo llegarían a este mirador debido a que “ir más allá es muy complicado”, porque el recorrido es riesgoso.

El Santuario de la Orquídea, así como se lo conoce también al cerro, tiene una altura de 600 metros y ahí es donde crecen cuatro tipos de orquídeas silvestres. “Pese a que el municipio hace todo lo posible por resguardar a las plantas en su hábitat natural, muchas personas que vienen y que no son controladas por el guardabosques ingresan por otros lugares al cerro y roban las plantas”, contó Supepi. Sin embargo, El Encanto todavía tiene a más de 500.000 muestras que están alrededor del cerro, intactas y bellas.

Para destacar

En Concepción, solamente el 30 por ciento de sus 21.000 habitantes goza de agua potable, el resto ingiere agua de los ríos.

Los adultos mayores mueren con más frecuencia por problemas cardiacos, lo que antes no se registraba, según el municipio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario