lunes, 27 de septiembre de 2010

Productores exigen incentivos para paliar la escasez de maíz

Crisis: La prohibición de exportación hizo que los agricultores dejaran de sembrar y que en 2009 se registrara el primer déficit de producción de maíz y sorgo de los últimos diez años.

Este año, la superficie sembrada de maíz está estimada en unas 278.000 hectáreas que, se prevé, cubrirán una demanda de 1,02 millones de toneladas, con un déficit de al menos 66.884 toneladas, según Los Tiempos.

Para superar definitivamente esta crisis de abastecimiento del maíz que el país vive, los productores de granos y avicultores dicen que se requiere sembrar alrededor de 400.000 hectáreas y producir más de 1,4 millones de toneladas del grano, con el fin no sólo de atender el mercado interno, sino que los agricultores se beneficien de atractivos precios del alimento en el mercado internacional.

Los principales actores de la cadena, las asociaciones productoras, los consumidores internos más relevantes y los avicultores de Cochabamba y Santa Cruz, señalan que las medidas para lograr ese objetivo, que ya había sido cumplido en 2008, son que el Gobierno libere las exportaciones de maíz, incentive la producción y garantice mercados.

El presidente de los Productores de Maíz y Sorgo (Promasor), Vicente Gutiérrez, indica que urge un encuentro de oferentes y demandantes para acordar políticas que incentiven y faciliten la siembra de maíz a través de créditos blandos y dotación de semilla, insumo cuyo precio subió de entre 20 y 50 dólares el quintal en los últimos diez meses.

El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Demetrio Pérez, manifiesta que lo más importante es que el Órgano Ejecutivo libere las exportaciones de maíz para devolver al agricultor la seguridad de contar con mercados seguros para la compra de su producción.

La prohibición de las exportaciones es esgrimida como la razón fundamental para que disminuya la superficie de siembra del grano y por ende los niveles de producción y de un excedente de al menos 150.000 toneladas de maíz registrados en 2008. Ante el desincentivo, los productores prefirieron sembrar productos rentables, como soya y frejol.

Ese año, de acuerdo con estadísticas de Anapo, la superficie sembrada de maíz y sorgo bordeó las 378.000 hectáreas; la producción superó los 1,47 millones de toneladas; la oferta, incluida la importación, alcanzó 1,48 millones de toneladas y la demanda, incluso de exportación, llegó a 998.157 toneladas con un excedente de 487.243 toneladas.

En 2009, las estadísticas cayeron por efecto inmediato del Decreto Supremo 29460, emitido el 28 de febrero de 2008, que prohibió la exportación de maíz y sorgo, entre otros artículos.

El año pasado fueron sembradas apenas 234.000 hectáreas; la producción disminuyó a 982.000 toneladas; la oferta más importación fue de 991.025 toneladas; la demanda, con exportación, de 1,04 millones de toneladas, estableciéndose el primer déficit de los últimos diez años, de 58.113 toneladas de ambos granos.

Para Fernando Quiroga, asesor legal de la Asociación de Avicultores de Cochabamba (ADA), una salida a la profunda crisis del maíz y de la avicultura pasa por reponer la cantidad de hectáreas de maíz sembradas hace dos años y, sobre todo, incentivar la producción garantizando mercados internos y externos.

En su criterio, la estatal Empresa de Apoyo a la Producción de Alimentos (Emapa) tiene que no solamente fomentar la producción de maíz y sorgo, sino también regular el comercio de estos productos, brindar buenos precios de acopio y prestar asistencia técnica, económica y financiera a los pequeños agricultores interesados en la producción sostenible.

Caen exportaciones e importaciones

En los últimos dos años, las exportaciones e importaciones nacionales de maíz amarillo experimentaron una drástica reducción tras la aprobación del Decreto Supremo 29460, del 28 de febrero de 2008, por parte del Gobierno de Evo Morales, que prohibió las ventas externas con el propósito de garantizar el abastecimiento del mercado nacional.

Durante la gestión 2009, los volúmenes de exportación alcanzaron niveles de expectativa, porque se incrementaron de 9,81 millones de kilos con un valor de 1,77 millones de dólares en 2008 a 32,81 millones de kilos por valor de 4,87 millones de dólares. Sin embargo, este año la cifra fue de 2,31 millones de kilos por un valor de apenas 426.253 dólares, de acuerdo con cálculos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) elaborados sobre la base de datos del Instituto Nacional de Estadística.

Las importaciones de maíz también han experimentado una disminución severa entre 2008 y 2009: de 12,27 millones de kilos por un valor de 1,13 millones de dólares en 2008 a simplemente 7.568 kilos por valor de 463 dólares el año pasado.

Sin embargo, la importación del principal insumo avícola se ha incrementado de manera leve el primer semestre de este año al haberse adquirido 5,18 millones de kilos por 773.604 dólares.

La importación de maíz para siembra también registra una disminución progresiva de 6,78 millones de dólares en 2008 a 5,45 millones de dólares en 2009 y 2,91 millones de dólares los primeros seis meses de la presente gestión, según estadísticas del IBCE.

No hay cultivos transgénicos

En Bolivia no existen cultivos ni tampoco se utiliza maíz transgénico. El maíz cultivado es híbrido, una modificación que se origina en la selección y mejoramiento génico de algunas variedades de semillas, explica Vicente Gutiérrez, presidente de Promasor. Indica que en las importaciones es difícil determinar si se trata de maíz transgénico o no, porque el grano es el mismo químicamente.

Clima impacta en la producción

Alza en el mundo. Los precios del maíz se encuentran elevados actualmente en el mercado internacional por la caída de la oferta mundial ante las condiciones climáticas desfavorables en varios países exportadores.

El contrato de maíz con vencimiento en diciembre llegó a fines de agosto a su nivel más elevado desde junio de 2009: 4,45 dólares el bushel o la bolsa de 25,4 kilogramos.

El cereal, además, será objeto de una fuerte demanda en los próximos meses para compensar la poca oferta de trigo, resultante de la suspensión de las exportaciones por parte de Rusia a causa de la sequía.

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