jueves, 31 de julio de 2008

Los recursos fitogenéticos del Nuevo Mundo

El Descubrimiento trajo como consecuencia el intercambio de germoplasma más importante de la historia. Anteriormente, sólo tres especies—una cultivada (camote) y dos toleradas (calabaza vinatera, coco)— eran comunes a la agricultura del Viejo y del Nuevo Mundo. Después de 1492, el intercambio de especies cultivadas modificó radicalmente no sólo la alimentación de la mayoría de la humanidad, sino que condujo al desarrollo de los cultivos comerciales en los trópicos y a crear un nuevo orden económico en el mundo. La relación entre el hombre y las plantas cultivadas afectó desde las necesidades básicas de alimentación y vestido hasta su consumo para la ornamentación y el ocio.


Las primeras introducciones en América—granos, hortalizas y frutales europeos plantados en La Española— no tuvieron éxito, pero pocas décadas más tarde en las tierras altas de México y los Andes produjeron rendimientos que sobrepasaban a los de Europa. En cambio, los plátanos, la caña de azúcar y los cítricos, entre otros, se aclimataron fácilmente en las áreas tropicales. De Africa se introdujeron ñames y otros cultivos menores. De América a Europa, el maíz, llevado poco después del Descubrimiento, se extendió en tres a cuatro décadas por todo el centro del continente. Más adelante, papas, tomates, cucúrbitas, frijoles y chiles fueron incorporados lentamente en la cocina europea, confiriéndole las características con las que hoy se conoce. En Africa se introdujo la yuca o mandioca y el maní, que cambiaron radicalmente la alimentación en la parte occidental del continente. El arroz, originario del sureste de Asia y traído a América desde España y Africa, llegó a constituir un alimento básico; en cambio, los algodones del Nuevo Mundo desplazaron a los africanos y asiáticos. En los cultivos comerciales la influencia del intercambio fue determinante. La caña de azúcar fue el primer producto agroindustrial del Nuevo Mundo. El café de Etiopía, introducido hace dos siglos, constituyó el principal producto de América Latina, seguido por los bananos, originarios del sureste de Asia. En sentido contrario, el cacao de Brasil ha sido el principal producto comercial de Africa occidental, y con el caucho del Amazonas, un importante artículo de exportación del sureste de Asia. En este siglo, los pastos africanos han reemplazado en América Latina a las especies locales, pobres en número y de bajo rendimiento.


El intercambio de germoplasma es un proceso continuo en la diversificación agrícola y el mejoramiento genético. El hecho de que a ambos lados del Atlántico una mayoría de los cultivos comerciales sean de origen foráneo, implica que las tareas de su conservación, evaluación e intercambio sean de interés mundial. Las pérdidas de germoplasma en el sureste de Asia pueden repercutir más en América tropical que en aquella región.

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